Capítulo 33

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Hinata tomó el pomo, girándolo lentamente y abrió la puerta con suma cautela. Hubo un ligero crujido que le hizo detenerse justo antes de poner el primer pie en el interior del departamento. Agudizó el oído, esperando durante unos segundos sin percibir sonido alguno y suspiró aliviado, cerrando silenciosamente la puerta detrás de él. Entonces caminó, mirando de un lado a otro de la, aparentemente, silenciosa estancia, no iba a volver a bajar la guardia; debía estar totalmente atento a su entorno. Ingresó a la cocina, sintiendo una creciente sensación de alivio y seguridad. Parecía que lo había conseguido, era su día de suerte.

Sonrió, tarareando una canción mientras abría la nevera y tomaba el cartón de leche, dispuesto a beber de su contenido.

— Usa un vaso.

— ¡Ah! — Hinata lanzó un grito que lastimó su garganta y como acto reflejo, lanzó el cartón de leche en dirección al dueño de la voz; salpicando su rostro y parte de su ropa de leche — Ka-Kageyama, lo siento...

El moreno lo miró con el ceño fruncido más intimidante que jamás creyó ver y sin decir nada caminó en su dirección; estaba muerto, iba a matarlo. Sin embargo no iba a irse sin pelear, alzó las dos manos adoptando una pose defensiva en el momento en el que el moreno largó la mano hacia él y cerró los ojos esperando un primer contacto que jamás llegó.

— ¿Eh? — entreabrió los ojos percatándose de como Kageyama tomaba una toalla de cocina y se limpiaba, al tiempo que se daba media vuelta y salía.

¿No iba a decirle nada? ¿No estaba molesto? No, ese no era su Kageyama. Su Kageyama habría tratado de ahorcarlo o golpearlo y le habría gritado "Hinata, idiota" porque era alguien demasiado gruñón, poco tolerante, cascarrabias...y un poco idiota. Este no se parecía en nada a su Kageyama, era un ser extraño y desconocido para él.

¿Había tenido un mal día? Había estado mucho tiempo fuera de casa últimamente, tal vez le había pasado algo. Asomó la cabeza desde la puerta de la cocina y lo vio perderse en el pasillo que llevaba a su habitación ¿Debería seguirlo y preguntarle? Había estado viviendo en su departamento desde el incidente con Terushima, cuidó de él y de sus heridas, y también dijo todas esas cosas...y eso significaba que tenían algo ¿No? Aun no sabía exactamente bien lo que era, pero tenían algo...algo que lo avergonzaba mucho, pero que también lo hacía sentir muy feliz.

Y por ese algo, debía preguntarle.

Caminó en silencio, sintiéndose nervioso cuando llegó hasta la puerta de su habitación, había perdido parte de su resolución ¿Qué se suponía que debía hacer? Llegar y decirle "Hola ¿Cómo estuvo tu día?" o "¿Paso algo interesante en el trabajo?" No parecía muy apropiado para dos personas cuya relación aun no era del todo clara. Quizá hablarle como normalmente lo hacía sería lo mejor, pero ya no podía recordar cómo era hablar casualmente con Kageyama. Ni siquiera podía verlo a los ojos sin sentir que sus rodillas temblaban y no precisamente porque estaba asustado de él.

Ahora solo bastaba con escuchar su voz o mirar su rostro para que su corazón saltara como un loco y que toda esa sangre se concentrara en sus mejillas.

Suspiró, estaba bien; encontraría las palabras para decirle en cuanto estuviera frente a él o se quedaría mudo o tartamudearía como últimamente lo hacía. Fuera lo que fuera haría algo. Alzó la mano para llamar a la puerta, pero esta se abrió antes de que esta tocara la madera.

CHOICES [Omegaverse] [Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora