Para matar a un prodigio...

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Sinar avanzaba por el espacio público siendo ignorado como un profesional. La gente no tenía idea de quién era, pero algo en lo profundo de su ser les hacía apartar la mirada. Toda persona que camina al sol proyecta una sombra. La del manipulador no se atrevía a desprenderse de sus zapatos. Lo que causaba un efecto repelente en las masas.

El muchacho se alejaba de las calles concurridas. Miraba a ambos lados, asegurándose que nadie lo siguiera. Se dirigía a un lugar que la chusma no podía conocer. Uno que no deseaban conocer.

en un callejón bien iluminado y nada sospechoso, se detuvo junto a una puerta.

Dio tres golpes en esta.

—¿Qué es más amenazante y pesado que un agujero negro? —dijo una voz tenue al otro lado de la madera.

—Estás completamente consciente de quién soy, abre —respondió Sinar, malhumorado.

—Tienes que responder.

—Las luces adentro del edificio están apagadas, no me pruebes. Abre.

—Responde, por favor.

Sinar gruñó, odiaba el protocolo. Pero tenía que recitar la contraseña.

—La angustia de una mente estancada, el sufrimiento de un hombre sin una dirección, el tormento del ser inteligente consciente de que existe y sus instintos le hacen rechazar la muerte como una salida. Eso si dejamos a tu vieja fuera de la ecuación.

Se escucharon varios pasadores corriéndose y cadenas desencajándose. Un hombre delgado y alto, junto al que Sinar parecía un pigmeo, esperaba al otro lado.

Para sorpresa de nadie, el grandulón se inclinó al ver a Sinar.

—Solemne Señor, le doy la bienvenida a la sede de nuestro gremio.

El joven se envistió con una capa de penumbras y hombreras de noche. Tenía una imagen que mantener, y una espalda que proteger de puñaladas. Estaba atento a cualquier movimiento de sombras a su alrededor. Siempre había alguien que deseaba ser líder de los manipuladores.

Había dos maneras de ascender en el gremio: deshaciéndose del líder actual, o sobrepasando sus habilidades. Debido a la naturaleza competitiva y egoísta de la manipulación de sombras, lo segundo solo estaba reservado para prodigios autodidactas como El Solemne Señor Supremo, Descubridor De La Sombra Líquida, Primero Al Mando, Evitador De Venenos, Repelente De Cuchilladas, Quiebra Records, Rompe Ventanas, Seduce Curanderas, Maestro En Teoría Mágica y Entusiasta De Las Denominaciones Innecesariamente Extensas , Sinar Deuan. O ESSSDDLSLPAMEDVRDCQRRVSCMETMYEDLDIE S. Deuan , para aquellos que prefieren la versión corta. Lo importante era que la gente se olvidara de lo que quería decirle al terminar de nombrar sus títulos, y así evitarle problemas. Porque si de algo más era sinónimo Sinar, era de eficiencia.

Entre miradas de envidia y admiración, y portando la propia cargada de seguridad y oculta paranoia, se dirigía al salón magno del edificio, que estaba ubicado en el sótano. Quienes le seguían al mano caminaban varios pasos detrás. Sus murmullos reforzaban la lúgubre atmosfera creada por la luz de las velas. Había pedido que le prepararan un micrófono, y, de ser posible, no intentaran matarlo hasta que terminara su discurso.

Subió a la tarima de presentación, probó el audio, observó con detenimiento los alrededores, carraspeó...

Nada.

Ni un intento de homicidio en los primeros cinco minutos. Terrorífico.

—Primero, quisiera agradecerles a todos ustedes por estar aquí y no planear mi asesinato con anticipación...

Sinar tiró el micrófono al otro lado de la habitación . El público se alejó de este como si estuviera apestado. No lo estaba.

El artefacto explotó, iluminó el lugar y dejó esquirlas clavadas en las paredes de blanca piedra. Sinar se había cubierto con su capa de sombras. No se sobrevive al mando más de un día sin estar preparado para una bomba.

—Si lo hubieran planeado, estaría muerto. Como sea, he descubierto un nuevo material y hubo un... efecto colateral inesperado —continuó una vez la conmoción pasó. Estaba levantando la voz para que todos lo escucharan. Podía ser irrelevante para el universo, pero era el líder de esa panda de anormales, y era su deber poner orden.

Caminó de lado a lado un momento, meditando sus próximas palabras.

—También quiero avisarles que me asignaré un nuevo título. A partir de hoy, antes de Descubridor De La Sombra Liquida, seré Hilador De Tinieblera. Ese es el material que creé, una sombra que la luz no destruye, pero al parecer cobra vida propia si se amontona inadecuadamente. ¿Alguien tiene una pregunta?

El grandulón que había abierto la puerta levantó la mano.

—¿Para qué nos cuenta esto, Solemne Señor?

—Porque si el experimento se sale de control y muero quiero que mi legado quede bien asentado. Estoy jugando con sombras, no con mero fuego. Manipulamos lo más abundante en el universo, lo que existe entre dos luces...

Se notaba la pasión con la que desenvolvía su discurso. sus ojos brillaban, y las oraciones salían ordenadas y mansas de su boca, bendiciendo a sus inferiores con palabras de aliento.

El resto de la reunión se llevó a cabo sin mayores altercados. Sí, hubo al menos tres intentos de homicidio y uno de asalto grave; mas cuando todos quieren ser el mejor en la disciplina, la competencia a muerte es de esperarse. 

La obligada felicidad del nigromanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora