27.- Perdido.

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Caminaba sin rumbo fijo por las oscuras calles de Alexandria. Tan solo escuchaba el ruido de mi respiración, mis pasos y los jadeos que emitían los caminantes mientras se golpeaban contra los muros.

Me parecía increíble que las personas tan temerosas que vivían aquí pudieran conciliar el sueño. Ellos que no saben a lo que se podrían enfrentar...

Tal vez por eso es que pueden dormir y tu no...

Si, tal vez.

De tanto caminar y caminar, acabe llegando al estanque, atravesé unos arbusto y me detuve allí, oculta al ver una silueta sentada al borde del estanque, jugando con sus manos y sus pies en el agua.

Entre la penumbra vislumbre un sombrero de sheriff que descansaba junto a la silueta. Me acerque sigilosamente y me senté a su lado, metiendo mis pies al agua con mi vista fija en ellos.

Nadie dijo nada. 

  De pronto, un sutil calor abrazo mi mano, rápidamente dirigí  mi vista hasta ella, encontrándome con la mano de Carl sujetando la mía. Mi mirada permanecía allí, en su mano sujetando la mía, le di vuelta a esta y entrelace mis dedos con los de el, levante mi mirada para encontrarme con esos ojos azules tan hermosos, estos me miraban fijamente.

~°°°~

  — ¡Si vuelves a hacer algo como eso, te pateare el trasero!

  — Ya Six, ¿No fue suficiente el regaño de ayer? Se que estuvo mal.

— Estuvo mas que "mal".— enfatice la ultima palabra.

— ¿Cuando cambiamos los papeles? Yo sigo siendo la adulta.

  — Ayer no te comportaste como tal.— dije rodando los ojos y dando un portazo al salir de la casa.

  — ¡Te quiero seis!— la escuche gritar apenas salí.

El sonido de los caminantes golpeandose contra los muros me iba a volver completamente loca.

Comencé a caminar mas rápido hasta que escuche que alguien me llamaba, mire a todos lados hasta encontrarme con Rick, quien venia en mi dirección con su mirada fija en mi.

  — Acompáñame a enseñarle a Ron como disparar.— dijo tocando mi hombro. 

Mire al lugar de donde había venido a mi encuentro, estaban Carl y Ron observándome fijamente.

  — Rick, realmente no...

— Gracias por tu ayuda, de verdad lo aprecio. Sabia que dirías que si.  — me interrumpió rodeando mis hombros con su brazo y guiándome hacia donde estaban los chicos. 

  — Por supuesto.— respondí sarcásticamente. 

¿En que lío me he metido?

  — Muy bien Ron. Para tu primer intento, te sera mas fácil con pistolas pequeñas.— Dijo Rick.— Reten el cargador. Reten de corredera. Seguro de aleta.— explico mostrando cada parte del arma.

—Eso es fácil, ¿No, papa?—  Pregunto Carl observando fijamente a Ron.

  — Si.— respondió. — Cargador vació. Camara vacía, ¿la ves?— le pregunto al rubio. 

  — Si.— respondió este.

— Te enfrentaras a una persona armada.— dijo Rick, haciendo una leve demostración. 

  — Tendrás miedo.—   acote.

  — Tu cuerpo se tensara. No habrá tiempo para pensar.— prosiguió el líder—  Solo querrás halar el gatillo cuando este frente a ti.—  Alzo la pistola. 

  — Pero erraras y morirás.— interrumpió Carl con voz socarrona, mirando fijamente a Ron.

  — Debes tener la pistola frente a tus ojos.— acote de nuevo para aligerar un poco el ambiente luego del comentario de Carl. Ambos se miraban fijamente.

— ¿Puedo...?—  Pregunto Ron apuntando al arma. Rick se la entrego y este de inmediato la alzo colocando el dedo en el gatillo.

— No Ron.—  Dije acercándome a el.— No pongas tu dedo en el gatillo hasta estar seguro de que quieres disparar. Toma el arma de esta manera.

Estaba prácticamente abrazando a Ron por la espalda, enseñándole la altura indicada para disparar de frente. La cercanía no me molestaba en lo absoluto, de un momento volteo su rostro quedando considerablemente cerca del mio.

Un carraspeo hizo que diera un salto hacia atrás.

  — ¿Podrías prestar atención?—  Espeto Carl molesto, botando fuego por los ojos.

  — Sera mejor que me vaya...— Dije caminando en dirección contraria de donde ellos se encontraban. 

Y allí me encontraba de nuevo, vagando sin rumbo fijo por las calles de Alexandria, intentando huir torpemente de los gemidos que emitían los caminantes. Pare por un segundo, suspirando con frustración, mirando a mi alrededor, vi a Olivia.

  — ¿Todo bien?— Pregunte cuando ya estaba lo suficientemente cerca de ella.

Se sostenía la cabeza entre ambas manos, mirando a algún punto especifico, dudosa.

  — Desaparecieron unas municiones.— soltó sin mas.

Me quede en silencio procesando la información, pensando quien podría haber sido.

  — No pueden. Deben aparecer. No podemos desperdiciar balas, no tenemos mucha munición y no podemos hacer ruido, Rick dijo que si alguien hacia ruido... 

  — Calma.— la interrumpí.— Intentare encontrar a quien se las llevo.

— ¿Crees que puedas?— pregunto, casi pude sentir como contenía la respiración.

  — Intentare. Dime lo que sabes.— respondí. 

~°°°~

Luego de intentar conseguir alguna pista o rastro de quien se haya llevado esas municiones, salí de la despensa a preguntarle a las personas de Alexandria si habían llegado a ver algo. Aparentemente, nadie alcanzo a ver o oír algo.

Frustrada y parada en medio de la carretera, mire hacia arriba, intentando pensar quien podría haber sido, mi mirada se topo con la ventana de cuarto de Sam y fue como si una bombilla se encendiera en mi cabeza.

Toque tres veces la puerta principal de la casa de Jessie hasta escuchar unos pasos acercarse.

  — ¡Six!—  Dijo alegre la rubia al verme.

— ¿Como estas Jessie?— pregunte sonriendole. — ¿Crees que podría subir un momento y hablar con Sam?

 — Si logras que te hable... Aun no puedo hacer que salga de su habitación.— respondió de manera triste.

  — Veré que puedo hacer, tranquila.

Subí de dos en dos las escaleras para llegar al segundo piso de la casa, donde se encontraba la habitación de Sam.

La puerta estaba entreabierta, la empuje levemente para entrar en la habitación. 

Al mirar a mi alrededor, me quede inmóvil.

 

 

In the end. {Carl Grimes}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora