Cap.35 Π♦No iré♦Π

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-No. No voy a ir Jayden —Me negué.

-Eso les dije. Sabía que no irías —¿Desde cuando sabe mis decisiones?

-Te felicito, estabas a en lo correcto. ¿Qué dijeron tus padres, cuando le dijiste que yo no querría? —Me puse de pie frente a él.

-No entiendes. Mi madre es terca —Rodé los ojos. Él es igual— Cuando se le mete algo al cerebro no hay que la haga cambiar de opinión.

-Te comprendo. Pero tu no puedes hablar de ella, tu eres peor, Jayden —Él fruncio el ceño— A veces llego a pensar que no tienes cerebro —Murmuré, tratando de que él no me escuchase.

-¿No tengo cerebro, Alex? —Dijo en un tono brusco.

¡Mierda, mierda, mierda y más mierda!

-¿Por qué me odias tanto? —Murmuré mirando hacia el techo.

-Él —Señaló hacía arriba— No te va a salvar ahora.

Se puso de pie frente a mi, de brazos cruzados.

-¿Enserio, se te puede ocurrir algo más para joderme? —Dije haciendo una mueca.

-No te hagas la víctima Barbie. Yo no fui quien casi me viola hace dos horas —Sonrió pícaro.

¿Cómo carajos cambia de humor tan rápido?

¡Tu no callate, que eres una bipolar!

¡Tu callate, y vete a la mierda!

-Yo soy la virgen y menor que tu. Por favor, no podría yo ni besarte a la fuerza —Me defendí.

-¿Ah, si? —Se acercó más hacia mi, tratando de intimidarme.

-No me asustas Diablo —Sostuve su fría mirada.

Por un momento llegué a pensar que esos ojos verdes los había visto un millón de veces. Pero, no los de él son hielo, maldad y madurez.

-Bien. Atente a las consecuencias Barbie —Dijo cortante.

Subió las escaleras, sin siquiera mirarme.

Rodé los ojos negando.

-¡Jayden! —Le llama. Ni siquiera se inmuto.

Siguió caminando con destino a su habitación.

-Menuda sea mi vida —Protesté. Me senté en el sofá.

Unos minutos después, subí las escaleras con cierta pereza, y continúe caminando, ó mejor dicho arrastrando los pies, hasta su habitación.

Entré, encontrando a un Jayden en boxers acostado viendo...¿3MSC?

¡Ya si se volvió Gilipollas!

-¡Ay, pero si salió romántico el Diablo! —Dije con ironía.

-Callate Alex —Bufo.

-No eres quien —Repliqué.

-Acustate —Se hizo a un lado.

-No.

Levantó una ceja y sentí como si estuviera penetrando en mi alma.

Sin volver a rechistar me metí en la cama.

Me perdí mirando la escena donde Babi y Hugo, perdón Hache, se reencuentran en la fiesta de riquillos, en donde uno de los idiotas amigos de Hache, discute con Babi y termina tirándole la Coca-Cola encima a Babi.

-Amo esta parte —Digo un poco inaudible.

-¿Ya la habías visto? —Por fin habla.

-Si —Dije cortante.

Pasó sus brazos por detrás de mis hombros.

Volví a enfocarme en la película. Hache acaba de lanzar a Babi a la piscina.

-Jayden. Tengo que irme —Salí de la nada.

-¿Enserio?

-Si mañana tengo escuela.

-Barbie... Mañana es sábado —Sonrió y plantó un beso en mis labios.

-Lo había olvidado —Me excuse.

-De acuerdo —Esta vez fui yo quien le beso.

El continuó el beso, mordió mi labio inferior como era de costumbre en él.

Y pensar que un beso inocente, se había convertido en uno salvaje y lleno de deseo.

Continuamos besándonos hasta caer en los brazos de morfeo.






Desperté agitada, por aquella pesadilla de siempre. Miré hacia mi derecha y Jayden no estaba allí. En la mesita de noche, de ese lado, se encontraba una nota.

Disculpa Barbie, no quería irme sin avisarte, pero se presentó un asunto en la empresa. Nos vemos.

Pd: Tu auto esta en la entrada de la mansión.

Idiota ♥ Sei Mia.

De manera inconsciente la comisura de mis labios de había elevado, formando una sonrisa. Esas últimas palabras me habían sorpremdido.

Sacudí de mi cabeza saliendo de tales pensamientos.

Entré en el baño. Después de 30 minutos ya estaba fuera. Fui al armario de Jayden. Una habitación gigante al igual que esta, la mayoría de el estaba vacío, pues al parecer esta no es la casa fija de Jayden.

Tomé una camiseta de tela flexible, la cual se acomodo a mi cuerpo, me observé en una de los espejos. La camiseta me queda por la rodillas y los s orificios por donde van los brazos, me llegan a la cintura.

Busqué entre varios cajones y gracias a Dios encontré unas tijeras. Tomé la camiseta corté en los laterales hasta a mi cintura y abajo en la parte que sobre sale hasta mis rodillas.

En esas partes que corté, las volví tirillas las cuales crucé logrando que se formarán unas trenzas. Una vez a ver terminado me miré al espejo y lo que era una camiseta un poco olgada para mí, ahora parecía un vestido de verano.

Sonreí satisfecha, cogí mis tacones negros y me los puse.

Salí de la casa, un señor en la puerta me detuvo.

-Buenos días señorita.

-Buenos días —Dihe extrañada.

-El señor le ha dejado esto —Me entregó las llaves mi Lamborghini y una ¿Tarjeta de credito?

-No, no, no esto no puede ser para mí —Le devolví la tarjeta.

-Usted es Alex White ¿No? —Asentí— Pues a usted le corresponde esto.

-De acuerdo. Guardela y le dice a su jefe que gracias —Sin escuchar respuesta por parte de aquel hombre, subí a mi Lamborghini.

Salí de la mansión siguiendo a otro auto, donde me iban siguiendo como entrar en la ciudad. Uno de los escoltas de Jayden.

Llegué a la casa donde vivo junto a Sergei. Al parecer no estaba allí.

El timbré sonó y me puse de pie. Fui a abrir y allí estaban...

-¡Perra! —Me gritó.

∞∞∞

Sei Mia

Eres Mía.

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Voten★ &comenten.

Saluditos!!

Cap.#35










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