ACLARACIÓN: NO invito, NI estoy de acuerdo con el método al que Alex recurre para sentirse mejor, para aliviar el dolor. Es sólo parte de la historia.
Maratón 18/?
ALEX.
Las cosas han dado un giro inesperado, desde el día en que me desmayé en pleno funeral y terminara casi teniendo una sobredosis por mi consumo de heroína. Jayden, él y yo intentamos pasar desapercibida —Ó eso creí— las estúpidas palabras que mi conciencia me hizo pensar en voz alta. Una discusión que terminó de la manera en que todas las demás terminaban. Pero, no. No funcionó, luego de eso llegamos a la mansión y él me ordenó que tendría que comer todo lo que la señora Concetta, prepararía para mí. Él no cenó conmigo, aunque realmente no lo hizo. Luego le reclamé por que no querer comer, pues dejó todo, ni tocó absolutamente nada. Y esa discusión —como antes dije— término con besos y caricias.
Sin embargo ahora, un mes después, siempre me evita. Llega de donde fuese que estuviera, y se encierra en su despacho, hasta el amanecer y después desaparece por el resto del día. Sé que ha estado recurriendo al alcohol y las drogas, idiota no soy. Otra vez es frío y arrogante, con la mirada vacía, sin sentimientos. Ahora vuelta a ver al hombre que conocí dos años atrás.
Hoy todo sería aclarado y si tengo que bajar mi orgullo, lo haré. Pero, no puedo desaparecer sin obtener su perdón, sin demostrarle que aunque esas palabras fueron las que pensé, esa no es la realidad.
Lo divisé, desde el pórtico trasero —Sentada esperando por él— bajando las escaleras, con su típica vestimenta negra, sólo que esta vez lleva un blazer crema oscuro, enganchado a su espalda.
Al llegar y verme, frunció los labios a la que sus cejas copiaron el acto.
-Toma asiento —Crucé las piernas, señalando la silla blanca frente a mí— Vamos a desayunar juntos —Remarqué la última palabra.
Lo que terminó de enojarme, fue el echo de que riera burlón, como un puto cabrón e intentara irse por donde vino.
-¡Jayden! —Chillé, cansada— Por favor.
Rodó los ojos, bufo exasperado y sin remedio alguno, se sentó de mala gana en la silla de madera frente a mí.
-¿Qué necesitas? —Pregunta tajante.
-Nada, ¿No puedo procurar la salud de mi esposo, sin que él se opongo? —Me observó como si me hubieran salido diez cabezas ó fue alguien extraño para él.
Tomó su móvil en manos, observó no sé que cosa. Después puso su mano en su boca, ó mejor dicho el móvil acompañado de su dedo índice, con sus codos apoyados en sus piernas. Cerro los ojos y suspiró profundo.
-De acuerdo —Habló después de al parecer tener una lucha interna entre quedarse ó no.Sonreí susurrando un "gracias".
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Illegali di Diamanti #RedQueenAwards
Acción{Diamante Ilegal} Siempre viví en un mundo donde creí estar en la dura realidad, donde hubo un momento en que todo se me derrumbó. Todo era penumbra y oscuridad, pensé en escapar pero, fue en vano, era imposible salir de esa pesadilla sin ayuda al...