-Eleanor Wolf (3)-

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El artista con su lira en mano, y una voz suave y melódica comienza a cantar - "Oh, mira quien, una perla en nuestro haber; no te atrevas a quitar la vista. Oh, mira quien, he llegado a conocer; como una obra creada por artistas. Sus cabellos al ondear, junto al viento ves bailar, los hombres comienzan a admirar. Su sonrisa sin igual, hermosa y sensual, como esa no hay tal cual. Ella fue, ella es, mujer para hacer suspirar; ella ayer, ella hoy, belleza que hay que amar"-.

El bardo se acerca hacia Eleanor mientras toca la lira, ella con el rostro sonrojado le sonríe, él continúa con su canto -"Mírala tú, una flor de ilusión, pétalos de piel y fruto de luz. Mírala bien, cada parte de su ser, un misterio ella es, deseo poderlo resolver. Esos ojos al tú ver, sientes todo al revés, lo especial en ella entender. Mas NO has de olvidar, para en ella provocar, melodía al bailar, el brillo en su mirar, el dulce de su hablar y el cariño para amar, antes su co-ra-zón has... de... ga... nar"-.

La concurrencia aplaude y clama al joven cantante, Eleanor impresionada y sin palabras recibe una rosa azul por parte del bardo, y antes que él se retire del lugar, Wolf toma su mano, le pide que se quede un momento más, porque quiere saber su nombre. Para poder hablar un poco más, deciden sentarse en un banquillo cerca en la plaza, el bardo, muy entuciasta, decide iniciar con las presentaciones - Gracias por esta oportunidad de hablar con tal hermosa dama, mi nombre, si debe saber, perdido en el tiempo está, ahora, donde quiera que vaya, me conocen como Cornelius-.

Eleanor sonríe, pues numca antes había escuchado un nombre así, sin embargo, ella sabe que no puede presentarse con su nombre real, lo que menos quiere es causar problemas, por lo que decide usar otro, pero de manera sonriente le dice - Es todo un placer, Cornelius, mi nombre es Brianne-. Se sonríen entre sí, pasan un buen momento platicando, conociéndose un poco entre ellos, Eleanor siente bien por hablar con aquel joven, una sensación difícil de explicar en palabras, pero que es buena. Cornelius cuenta un poco sobre su pasado - No recuerdo a mis padres, me dejaron con un grupo de trovadores cuando niño, no supe nada de ellos después... pero, ¿Sabes? No cambiaría nada de eso, quienes me adoptaron me enseñaron todo lo que sé, me hicieron quien soy ahora. Y mírame, he viajado por cientos de lugares; algunas de mis canciones se han hecho populares en varios pueblos y ciudades, las cosas en mi vida no han sido tan buenas, pero todo ha valido la pena-.

Eleanor al escuchar la historia del joven bardo, está tentada a decirle sobre quién era ella en realidad. No obstante, le cuenta una historia distinta - Pues yo acabo de mudarme a esta ciudad, y bueno, estaba conociendo el lugar cuando te vi en la plaza-. Eleanor le continúa hablando, pero se siente mal por tener que mentirle así.

La Recompensa del DolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora