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Los latidos de su corazón sonaban lo más cercano a rugido. Ese tímido chico de labios rosaditos y una sonrisa esperanzada estaba tan nervioso que no dejaba de arreglarse el cuello de su camisa y asegurarse de que sus zapatos estuvieran exquisitamente limpios, tal como la perfecta imagen de la chica que le gustaba. Sostenía un gran ramo de flores que cubría toda su visión con la idea de que era una prueba de su irrefutable amor. Y con unas mejillas coloradas esperaba con ansias a la dueña de sus suspiros y sonrisas embobadas.

La escuela estaba llena de murmullos y de miradas cargadas de confusión al ver a ese niñito de pie frente a la escuela. ¿Quién era él? ¿Por qué parecía estar preparando una propuesta de amor? Ese niño no era ni el más bonito de la escuela ni el que atraía la mirada de las chicas con más hormonas en su clase. Solo era alguien del común, alguien que no debía salir de allí. Jungkook no podía ser considerado algo más que un marginado.

Esas curiosas miradas no dejaban de aparecer acompañadas de murmullos y caminatas alrededor de Jungkook. Y es que era normal que ese jovencito atrajera la atención de más de uno en la escuela, después de todo, era muy difícil ver una declaración en esos tiempos. Los adolescentes se conformaban con palabras bonitas y coqueteos insoportables.

Pero eso no lo detuvo, aún y cuando tenía mil dudas asfixiándolo, él quería hacerlo. Ella lo convertía en otra persona. Por un minuto dejaba de ser un cero a la izquierda para sentirse alguien importante al estar con ella. Y al estar tan loco por alguien te hacía ignorar esas señales que son importantes, como que más de una vez la había visto asecharlo cuando él tenía esa cámara profesional consigo, pero era algo que lo hacía sentir más orgulloso que apenado.

Después de todo, eso fue lo que terminó convenciéndolo de que podría tener una oportunidad con ella.

De que la chica más popular de la escuela pudiera estar enamorada de él.

Por otro lado, Ryujin estaba ausente de lo que en realidad sucedía. Mientras que Jungkook moría de nervios frente a tantas miradas ella no dejaba de detallar a una mariposa en su ventana que no se había ido sin importar todos los intentos que hizo ella para espantarla.

Si bien había oído el significado que se asociaban a esas magníficas alas, nunca creyó en el hecho de que podía cambiar el rumbo del destino con solo estar en el momento y en el lugar equivocado.

Ryujin definitivamente no confiaba en que ese diminuto insecto podía atar a dos personas en una conexión emocional.

Era una chica del común, aún y cuando llamara la atención por tener los buenos genes de la familia Kim y de los cuales su hermano había sacado buen provecho, ella se mantenía con el perfil bajo sin querer ser el centro de atención.

Cuando su hermano logró sacarla de la casa, caminó todo el rato con la creencia de que iba tarde a la escuela. A esa misma a la que tuvo que asistir gracias al intercambio que solicitó su padre en la antigua ciudad donde vivían. Aunque siempre era algo temporal, él terminaba llevándosela a ella y a Taehyung en cualquier circunstancia y momento. No obstante, los dos hermanos amaban tanto a su padre que lo dejaban pasar. Ellos, sin duda, habían aprendido a no formar un lazo emocional tan fuerte con alguien. Les bastaba tenerse el uno al otro.

Finalmente, se dejó engañar una vez más por su hermano cuando le avisó que iban tarde otra vez. E ignoró por completo a Taehyung al ver a la multitud arremolinada en la entrada de la escuela. Y ella no pudo evitar acercarse por la curiosidad.

La mariposa definitivamente apareció en el momento y en el lugar incorrecto.

Y gracias a eso, se desató un huracán.

Butterfly ➻ Jungkook [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora