13» Kim Ryujin

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La puerta del salón está abierta. Recuerdo los dígitos que me dijo Jungkook cuando sonó la campana indicando que el primer descanso había terminado.

«Estoy en el 1-5, en el segundo bloque» insistió. No me fui de su lado hasta que me confesara en qué grado estaba y ¡Oh sorpresa! le falta un año para graduarse.

Al igual que a mí.

Miro los característicos números blancos que resaltan del cartel azul, detallo a las personas que están a mi alrededor por si veo alguna cara conocida. Como la de Taehyung, por ejemplo.

Sin embargo, agradezco interiormente que no lo haya visto después de aquel incidente. Podría golpearlo si me lo cruzo ahora.

Un par de chicos van saliendo de la clase entusiasmados porque ya ha empezado el segundo descanso. Él más extenso de la jornada.

Doblo el pasillo y troto hacia la puerta, espero que esos dos alumnos se dispersen antes de atreverme a asomarme por la entrada y esperar que Jungkook esté disponible.

Mi mirada recorre todo el lugar, caigo en cuenta que incluso, los salones son más amplios y están mejor acondicionados. Sólo quedan pocas personas, dos chicas que hablan entre sí, un grupo de chicos que no hacen más que bromear y jugar y finalmente encuentro a Jungkook. Está sentado en la última fila, su concentración está plenamente en un cuaderno de bocetos que traza y traza sin parar.

Es más talentoso de lo que creí.

Intento llamar su atención con hacer un leve movimiento de brazos, pero él no se da cuenta de mi presencia. En cambio, los chicos me miran como si me reconocieran y se lanzan comentarios entre ellos que cualquiera notaría que tienen doble sentido.

Me concentro en lo que hace Jungkook y advierto que lleva los auriculares en sus oídos. Mueve su cabeza ligeramente y se ve tan relajado que parece estar sólo en su mundo.

No lo culpo.

Entro al salón al ver que no hay otra alternativa y me acerco sigilosamente al chico con la cabeza gacha de los asientos de atrás. Cuando estoy cerca, dejo la mochila a mi lado y tomo el asiento de cualquier escritorio que esté cerca, lo jalo haciendo el menor ruido posible y me siento frente a él. Antes de que él notara que lo hice, tiro uno de sus auriculares llamando su atención. El salta en su lugar y me mira atemorizado y sorprendido, se protege con sus brazos.

— ¡Jungkookie! —sonrío. Él al reconocerme relaja sus hombros y me lanza una expresión asesina.

— ¿Por qué estás aquí? —empieza a decir; sin embargo, el mismo se interrumpe—. Ah... lo de amigos.

— ¿Acaso eso te molesta? —me hice la ofendida, el negó sonriente y apretó el lápiz que tenía en sus manos. Por lo menos, ya puede verme a los ojos sin desviar su mirada—. También venía para empezar otra cosa...

Me inclino hacia él cuando vuelve a bajar la cabeza, yo lo imito y observo el dibujo que recién está empezando. Es un boceto de un rostro, pero lo único que hay es un ojo del frontal izquierdo. Parece tan real que no puedo evitar abrir la boca de la sorpresa.

Después, me inclino hacia Jungkook. Él sigue con la cabeza baja y juguetea con su lápiz.

— La primera regla es la siguiente... —murmuro haciendo un leve baile con mis cejas. Jalo el audífono que tiene en su oído derecho y Jungkook alza su mirada para centrarse en mí. Me mira confundido y por fin suelta el lápiz que tenía en mano. Continúo sin despegar mis ojos de los suyos—. Nunca bajes la cabeza.

Butterfly ➻ Jungkook [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora