33» Jeon Jungkook

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Se comporta indiferente conmigo.

La veo pasar por el pasillo después de la primera hora de clase, siempre está acompañada. No puedo dirigirle la palabra sin sentirme destrozado e impotente al notar el como me mira despreocupadamente y con pena. Es imposible dejar de observarla cuando se cruza conmigo.

Jin y Namjoon me insistieron en sentarme junto a ellos en los descansos, en la cancha de baloncesto donde siempre están jugando y compitiendo. Pero a mí no me interesa eso, quiero estar en el piano y deleitarme con la melodía que Ryujin hace sonar.

Quiero bromear con ella y escucharla reír. No observarla marcharse de una forma tan cruel.

¿Cómo dejarla ir?

Estaba tan acostumbrado a su presencia que me rehuso a hacerlo.

Salgo del trance justo cuando ella ingresa al aula. Es la clase de inglés, y todos tienen sus lugares con alguien. Ryujin mira hacia todos los asientos disponibles y evita hacer contacto visual conmigo, finalmente, se sienta junto al lugar de Jimin y YoonGi. Hoseok no pertenece a esta clase, sin embargo, desde hace unos días que ha ingresado y se ha sentado a escuchar lo que dice la profesora. No comprendo muy bien lo que ocurrió, pero en un abrir y cerrar de ojos él es un estudiante más de la persona más gruñona del mundo.

— ¡Ryujin! ¿Qué tal tu día? —escucho la alegre de voz de Jimin dirigiéndose a ella. Ryujin sonríe de oreja a oreja y se gira hacia él para responderle con una mirada pícara. Señala a YoonGi a su lado y le guiña un ojo.

Jimin está enterado del beso que tuve con Seul Bi. Él reaccionó con un golpe a la pared y me regañó hasta que la lluvia desapareció. Jimin no ha hecho algún comentario al respecto y parece querer quedarse fuera de la situación.

No lo culpo.

Si estuviera en el mejor momento de una relación, no me entrometería en los problemas de alguien más. Se le ve tan feliz junto a YoonGi que no me sorprende verlos sujetándose las manos debajo de la mesa a escondidas, o coqueteándose disimuladamente cuando tienen un docente cerca.

Trago duro para desatar el nudo que tengo en la garganta. Quiero hablar con ella, quiero que todo vuelva a ser como antes. No obstante, no funciona nada que haga o que diga. Ella parece odiarme.

El ruidoso saludo de alguien entrando al aula me saca de quicio, el idiota de Hoseok ingresa con una sonrisa de oreja a oreja y se sienta sin pensarlo dos veces junto a Ryujin. La saluda abrazándola por los hombros y ella lo corresponde muy cómoda.

Maldita sea.

Reprimo el balbuceo que tengo en la punta de la lengua y me concentro en el asiento vacío a mi lado. Yo debería ser quien estuviera haciéndola reír ahora mismo, debería ser el que la sacara de quicio y quien la abrazara por los hombros sin que se apartara. Debería ser yo en lugar de Hoseok, en lugar de ese idiota que deja rastros de alegría a cualquier lado que se dirija.

— ¡Déjame! —la escucho bromear junto a él. No los observo, puedo imaginar como ella aprieta sus mejillas descaradamente y él quejándose sin dejar de abrazarla.

Regreso mi atención a la libreta de bocetos en mi asiento, terminé el dibujo al que le había dedicado demasiado tiempo desde hace unos meses. Sabia que estaba dibujando a alguien, pero no sabía a quien. Seguía viendo a esa mujer en mi mente y no desaparecía hasta que trazara lo que imaginara. Mi cabeza dio vueltas al reconocer a quien dibujaba, su sonrisa rectangular y su lunar debajo del párpado inferior me vuelve loco.

Butterfly ➻ Jungkook [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora