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Jungkook no sabía que era lo que estaba sucediendo. Miró a Ryujin para asegurarse de estaba bien pero ninguno se dirigió la palabra, había un ambiente tenso. No era por lo que pasó hace poco, el director los esperaba con los brazos cruzados y eso no era buena señal.

La profesora de inglés no tuvo la delicadeza de preguntarse el por qué los estudiantes se mostraban tan inquietos, ella estaba tan decepcionada de sus dos alumnos que ni siquiera dio las «Buenas tardes». Ryujin siempre había tenido la razón de que las personas pueden llegar a ser algo injustas.

Entraron al despacho del director y lo primero que vieron fue a los ojos acusadores de Seul Bi que los observaba con burla. Quizás debería tener un hechizo porque nadie más se daba cuenta de su actitud que sólo los dos muchachos.

— Tomen asiento —ordenó el director. Ryujin inclinó su cabeza incitando que Jungkook hiciera lo mismo, éste la siguió después de que notó como lo miraba de reojo. Luego se enderezaron y rodearon las sillas—. Me imagino que deben saber el por qué están aquí.

— Con todo respeto, señor —Ryujin fue la que se atrevió a responder. Los nervios no dejaba hablar a Jungkook—. No entendemos nada de lo que está pasando.

— ¿Cómo puede ser tan descarada, señorita Kim? —alzó la voz. Ryujin se encogió en su asiento sorprendida, ¿por qué le estaba gritando? Seul Bi intentaba ocultar su sonrisa satisfecha, pero Jungkook notó lo feliz que estaba.

— Yo... —Ryujin intentó defenderse. Pero era inútil, el director continúa alzando la voz y mirándola exasperado.

— ¡No puedo creerlo! ¡Me lo imaginé que podía hacerlo cualquiera menos usted! —la señaló acusándola. Después se volvió hacia Jungkook—. ¡Y usted, joven Jeon! ¡Confiaba en que era de fiar!

— No lo entiendo, señor —Ryujin volvió a intentarlo, ella no había hecho nada malo—. ¿Podría...?

— ¿Quiere que le refresque la memoria, señorita? —su tono era tan brusco que ella se sentía regañada, pequeña. Con un golpe en seco dejó caer en el escritorio una vieja libreta—. La joven Seul Bi fue la que nos dio a conocer todo. Si no fuera por ella, nunca me habría enterado que ustedes...

Ryujin la miró atontada, su cabeza intentaba procesar la información y sacar alguna suposición. Pero estaba en blanco. No podía creer que se sintiera tan humillada delante de alguien como ella.

El director abrió la libreta con solo un movimiento. Bocetos y más bocetos eran lo que mostraba las páginas, rayones por doquier y retratos de personas que parecían bien hechos. Ryujin cayó en cuenta de que era el cuaderno de Jungkook. El rostro de la otra vez que sólo estaba hecho de líneas y de un ojo tan realista que daba miedo, ahora estaba casi completado, una nariz perfectamente dibujada y unos ojos acompañaban a las líneas sin rumbo de lo que era antes.

— ¿Quiere que prosiga, Jeon? —preguntó. Jungkook también estaba confundido, ¿por qué su cuaderno estaba en manos del director? Empezó a aferrarse a su uniforme cuando sintió la presión de todos allí, sentía que podía ahogarse en cualquier momento. Jungkook se sentía acusado.

— La sala de música está hecha un caos —añadió— Todo... está destrozado. Seul Bi fue la que nos avisó a primera hora esta mañana, estaba pasando por casualidad cuando escuchó ruidos sospechosos que provenían debajo de la escalera. Ella ingresó y lo primero que vio fue esto —señaló la libreta. Ryujin empezaba a comprender—. Lo que no puedo aceptar es la idea de que ustedes hayan hecho tan atrocidad. Todos... ¡todos los instrumentos están destrozados! A excepción del piano, claro está. ¿Por qué será señorita Kim?

Butterfly ➻ Jungkook [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora