40. [final]

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Dos meses después.

— Todavía no lo entiendo —YoonGi caminaba apresuradamente con un muy insistente Jimin detrás. Había estado presionándolo desde que Ryujin le dio la noticia y el pelinegro no ha hecho más que suspirar y soportar los gritos de su novio—. ¿Por qué tengo que ir?

— ¡Es como una despedida! —Jimin detuvo a YoonGi a mitad del camino sujetándole la muñeca—. ¡Hablo en serio, tienes que acompañarme!

— ¿Es tan importante? —lo miró de soslayo. Quizás sí estaba exagerando con la idea de no asistir a la pequeña reunión que estaba preparando Ryujin.

— Estamos hablando acerca de que Ryujin y Taehyung se irán, ¿te parece poco? —levantó sus manos hacia el rostro de su novio, encerrándolo—. Vamos, no seas así.

— ¿De verdad se irán? —Jimin asintió—. En ese caso... debería ir, ¿verdad?

El rostro de YoonGi estaba muy cerca, y el rubio podía notar las leves arrugas que se formaban en su boca cuando apretaba los labios. Todavía tenía la manía de hacerlo, desde niño Jimin había notado esas arrugas cuando veía tocar el piano a un YoonGi de catorce años y que parecía casi un experto.
Ansiaba verlo deslizar sus ágiles dedos en la cubierta de esas majestuosas teclas.

— Eres amigo de ellos —afirmó el rubio mientras jugaba con el cabello del contrario—. Debemos acompañarlos.

— ¿Amigo? ¿Me consideran su amigo?

— ¡Por supuesto que sí! —se apartó solo para ver su expresión intrigada—. Jungkook te aprecia bastante y estoy seguro que los hermanos Kim también lo hacen.

— ¿Después de todo lo que hice? —YoonGi todavía no terminaba de asimilar el hecho de que pasó de ser prácticamente un enemigo de aquel grupo de chicos, a ser uno más de ellos. De alguna forma se seguía sintiendo culpable por la golpiza que intento propinarle a la menor de los Kim.

— Ya Ryujin te ha demostrado que lo que pasó entre ustedes no tiene peso sobre ella —alargó sus manos hasta tomar las de su novio y encerrarlas en un caluroso apretón—. Basta de inseguridades, ¿sí? Quiero que la pasemos bien.

YoonGi asintió incapaz de negarse a esos ojitos frente a él que brillaban con intensidad. Tan pronto como él cedió Jimin sonrió agradecido convirtiendo sus ojos en dos finas líneas que lo hacían ver mucho más adorable.

El mayor se dispuso a reanudar su paso cuando vio que habían hecho casi un espectáculo a mitad de la calle. Jimin lo había seguido desde que salieron de la escuela y lo había forzado tomar el camino de la parada de autobuses para llegar al lugar que indicó Ryujin.
YoonGi escuchaba atentamente a su novio mientras seguía las instrucciones que él le dictaba, debían pasar por un semáforo para llegar a la famosa colina que todos mencionaban. Él escuchó a Ryujin decir que era un lugar especial para Jungkook y para ella así que ese sería el espacio perfecto para despedirse.

— ¡Jiminnie! ¡YoonGi! —los dos muchachos interrumpieron su paso en cuanto una voz escandalosa se apresuraba hacia ellos. No les tomó por sorpresa de que se tratara de Hoseok—. ¿Por qué no me avisaron que iban directamente? ¡Es peligroso ir solo a estas horas!

— Son casi las seis de la tarde —repuso YoonGi empezando a caminar de nuevo.

— ¡Jimin! —se quejó Hoseok nuevamente agarrándolo del brazo mientras se estrujaba contra él maldiciendo—. ¡Hace demasiado frío! Tu novio no debería ser tan cascarrabias con este clima.

— ¿Qué dijiste? —Hoseok cambió de expresión al ver el torso de YoonGi girándose para encararlo. El pelirrojo lo pasó de largo arrastrando a Jimin del brazo—. ¡Hey!

Butterfly ➻ Jungkook [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora