20» Kim Ryujin

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Estamos cerca.

Estamos muy cerca.

Jungkook no me ve a los ojos y eso es lo que me pone más nerviosa. ¿Por qué sigo aquí? ¿Por qué no me muevo?

¿Por qué le estoy coqueteando?

Casi muero de la vergüenza cuando mis manos me hicieron una mala jugada, ni siquiera recuerdo la razón del por qué hablé de Seul de esa forma. Sólo sé que intenté remediar lo que dije acomodando un par de cosas que estaban fuera de lugar en el escritorio de Jungkook, pero en realidad terminé desordenándolo.

Tampoco entiendo como Jungkook puede parecer tan calmado, normalmente bajaría la mirada o miraría hacia otro lado mientras que hacía mis comentarios de doble sentido. Pero aquí está, sin moverse ni un centímetro y con una sonrisa extraña en sus labios.

¿Por qué estoy mirando sus labios?

Jungkook es muy talentoso, y al verlo ese día cuando se le declaraba a Seul Bi me pareció el hombre más tierno del mundo. Sin mencionar que es simpático y que efectivamente, al mirarme como lo hace, parece otra persona.

El mechón de su cabello cae desordenadamente en su frente, sus labios entreabiertos y sus ojos con esa malicia que los adornan lo convierten en el chico que cualquier chica con las hormonas por el cielo desearían.

Él parece percatarse de lo ansiosa que estoy, pero lo que hace a continuación no me tranquiliza para nada. La diferencia de estatura se hace presente en un abrir y cerrar de ojos y pronto estoy acorralada contra el escritorio que antes ordenaba. Jungkook me lleva una cabeza por lo menos de altura y estoy obligada a subir la mirada para encararlo. Sé que está desafiándome.

— ¿Quieres que te lo demuestre? —pregunta, pero lo hace tan bajito que su voz suena con malicia.

— Yo...

¡Mierda, Ryujin! ¡Di algo!

Mi lengua está tardando en moverse y sé que quedé sin palabras. Tengo la mente en blanco y aunque intento decir cualquier cosa no puedo lograrlo, estoy bloqueada.

¿Por qué?

Jungkook alarga sus manos hasta ponerlas en el escritorio, rodeándome.

Estoy atrapada.

Se inclina hacia delante apoyándose en sus manos, observa detenidamente mis ojos y pasa descaradamente hacia mis labios una y otra vez. No sé si lo hace para molestarme pero sus acciones dicen lo contrario.

— ¿Qué? —logro mencionar. No entiendo el por qué estoy tan ansiosa—. ¿Me vas a besar o algo?

Me retracto a los segundos de lo que dije. Jungkook parece divertirle y esta vez agranda su sonrisa hasta entrecerrar sus ojos.

— ¿Eso es lo que quieres?

— ¿Dónde quedó el Jungkookie que bajaba la cabeza en lugar de verme directamente a los ojos?

— Estoy practicando —murmura sin separarse—. Cumplir con las cuatro reglas se me está haciendo más sencillo de lo que creí.

No respondo. Su mirada se encuentra con la mía por unos segundos y puedo jurar que sus ojos brillan más de lo normal.

Nos separamos de golpe cuando la puerta se abre de par en par. Una mujer entra la habitación con aspecto de estar asustada y de estar buscando algo desesperadamente. Jungkook se apresura en colocarse frente mío para protegerme de lo que sea que está pasando.

— ¡Mierda, tú, niño! —grita. Salto en mi lugar por la sorpresa e inútilmente intentó apartar a Jungkook para observar lo que sucede. Pero él no se mueve—. ¡¿Dónde está el puto dinero?! ¡Lo necesito!

Butterfly ➻ Jungkook [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora