Estoy tranquila. Demasiado para alguien que se ha atrasado cuarenta minutos a su destino.
Ella me va a matar y con toda la razón del mundo. Su única y pequeña hermana llegaba tarde al día de la boda.
Piso el acelerador antes de verificar que no hay nadie cerca de mí y fijo la vista en la carretera. Los rastros de la lluvia bañan la calle y la luz blanca que provoca el sol a través de las nubes en un día nublado, son ligeramente enemigos míos al momento de manejar. Si hubiera despertado al momento en que mi teléfono anunció la alarma, papá habría manejado y yo tendría tiempo para maquillarme antes de llegar a la iglesia.
Cuando ese pensamiento cruza mi mente, maniobro para alcanzar mi neceser que está dentro de mi bolso en el asiento a mi lado. Tanteo los objetos hasta dar con mi barra de labios favorita e intento deshacerme de la tapa.
Mi móvil suena en el momento en que la barra de color rojo toca mis labios.
—Mierda.
Es ella. Mi hermana.
Deslizo el icono verde de la pantalla y dejo que la voz de Lily suene por los altavoces del estéreo de mi auto.
—¡Donde demonios estás! ¡Juraste ayudarme con mi cabello! —grita. Por muy graves que sean esas demandas, sé que no está molesta. Por lo menos aún no.
—Lo sé —respondo mientras giro el volante hacia la derecha cuando una curva se presenta en mi camino— y lo lamento. Ayer trabajé hasta muy tarde y esta mañana tuve dificultades para empatizar con mi alarma.
—Siempre tienes problemas con la alarma —bromea y puedo imaginar su sonrisa—. ¿Dónde estás, Jen?
Paso por un letrero que indica los kilómetros que quedan para llegar a Maine y el puente más cercano.
—Estoy llegando al puente del río Roger. No queda nada. Aun puedo llegar para ayudarte con los últimos toques.
—Por supuesto que lo harás. Siempre tomo precauciones con el tiempo. Más si se trata de ti —interrumpe para atender a alguien que al parecer le está hablando. Oh, no.
Antes de que se arme el caos, me anticipo.
—Dile a mamá que estaré en veinte. Te amo, Lily.
Cuelgo y acelero un poco más.
Sólo a mi hermana se le ocurre celebrar su boda en un lugar tan lejos de donde vivimos. Nos criamos y pasamos nuestros mejores momentos de la infancia en Maine, hasta que, por oportunidades de trabajo, papá nos llevó a vivir a Nueva York. Estuve toda la época de secundaria en la gran manzana y adaptarse a las nuevas reglas fue duro, pero no incontrolable.
Tanto así que llegué a enamorarme de las concurridas calles, la fluida rapidez con que todo funcionaba y lo feroz de la gente. Ahora que regresaba a mi pueblo natal, los recuerdos inocentes de la infancia luchaban con salir al exterior y llenarme de angustia.
Sólo Lily puede contraer matrimonio en un lugar así.
Hago un breve chequeo de mi atuendo; el vestido blanco simple y recto me queda más ligero que hace unos meses y sé que mamá me regañará por bajar de peso. Los tirantes cubiertos de pequeñas flores me hacen cosquillas en los hombros. El traje es demasiado revelador para un día como este, y bastante infantil en mi opinión, pero si Lily deseaba que yo usara esto en su boda, lo haría.
Observo mi cabello recogido a la altura de la nuca en el espejo retrovisor y me alegro de ver que algunos mechones se han rebelado contra la formalidad de la ocasión. Los reflejos color caramelo se destacan sobre mi castaño claro.
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AZUL GARFIO | FANFIC CAPITÁN GARFIO #OUAT
Fanfiction¿Qué sucede cuando dos almas que se atraen se encuentran en la unión de dos mundos alternos? Manipular el tiempo y el espacio jamás da buenos resultados, menos para dos corazones que están destinados a conocerse. Historia e idea original. Cualquie...