Capítulo 9: El primer paso

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Cuando Garfio dijo que esto no sería fácil, hablaba en serio.

Nos encontramos del otro lado del barco después de que el capitán ideara un plan de ruta para llegar a la tierra encantada sin ser descubiertos. Había desplegado un pergamino grande que tenía dibujado un mapa, como especie de mapa del tesoro. Él habla sobre llegar al otro extremo del territorio puesto que es menos probable que nos descubran allí.

—Toda la tierra esta resguardada por la guardia real. Es bastante complicado aparecer de la nada y sin un plan —dice uno de los hombres de Garfio.

—Tomando en cuenta a cada amigo mágico que tienen los reyes de su lado —agrega Garfio. Este traza líneas imaginarias por el papel y le da instrucciones a la tripulación encargada del sistema de navegación—. Pero nada es imposible para quienes abordan el Jolly Roger.

Los hombres vitorean, jactándose de ser los mejores piratas que navegan en el mar. Ruedo los ojos y suspiro, sin darme cuenta que Garfio captaría el acto.

—¿Tiene alguna objeción, señorita? —me pregunta. Me parece tan extraño que me trate de señorita cuando se ha dedicado a llamarme amor desde que subí al barco. Aun así, no reclamo.

—No, capitán —respondo—. Si esto es necesario para conseguir las malditas habichue...

—De acuerdo, tripulación, a sus puestos —interrumpe Garfio. Inmediatamente, enrolla el pergamino y se lo entrega a uno de sus hombres, quien se dirige al timón. El resto se dispersa en cubierta, a sus deberes. Garfio se acerca y coge mi brazo delicadamente.

Algo dentro de mí comienza hervir ante el contacto de su piel con la mía.

—Es mejor que no menciones el verdadero propósito de este viaje —me dice en voz baja, acercándose a mi cara un poco más de lo que quisiera—. Ni menciones las habichuelas. Quiero que entiendas que es un elemento altamente poderoso y de un alcance incalculable. Si cae en manos equivocadas...

—¿No confías en tus hombres? Eso no es un buen indicio para un capitán.

—Mi tripulación es eficiente, fiel y valiente. No desconfío en sus capacidades —suspira y fija su mirada en el horizonte—. Sin embargo, somos piratas. La ambición de encontrar y adueñarse de bellos tesoros corre por nuestras venas tal como la sangre.

—¿Y qué les dijiste para que tengan tanto entusiasmo por navegar hacia allá? Me ha quedado claro que es un viaje que podría costarles su libertad si son atrapados.

—Si yo digo que hay que hacer algo y ellos lo hacen —me mira con una sonrisa torcida. Me es casi imposible observarle sus labios y una imagen se viene a mi cabeza. Yo, él, mis labios en los suyos.

De repente, me sonrojo y siento mucho calor en mi pecho y estómago. Garfio lo nota.

—¿Qué pasa, amor? —pregunta, con genuina preocupación y hace que me siente en una banca de madera que se extiende por completo en el borde del barco— ¿Has comido?

—Si. No es eso —respondo, avergonzada de parecer débil ahora y todos los días anteriores en que me he desmayado, paralizado—. No dejes que beba otra vez. No saques el ron en frente de mí, por favor. No cuando tengo mi estómago vacío, al menos o —me rio ante el recuerdo— cuando nos aborden sirenas que quieran matarnos.

Él se ríe también. Levanta su mano para acomodar mechones de mi cabello que fueron alborotados por el viento de altamar. Puedo ver que algo pasa por sus ojos. No sé qué es. Y me inquieta por completo. No me gusta sentirme así; odio no tener control de las cosas y últimamente, había renunciado al control de mi propia vida sumergida en este mundo al que no conozco y tenía al volante a un pirata.

AZUL GARFIO | FANFIC CAPITÁN GARFIO #OUATDonde viven las historias. Descúbrelo ahora