Jaejoong

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Apretó la mano de su esposa mientras ésta gritaba con todas sus fuerzas. Unos agudos lloriqueos se hicieron oír. Sonrió amplio y dejó escapar sus lágrimas mientras tomaba al recién nacido entre sus brazos.

—Bienvenido, Luhan —le susurró al bebé— eres precioso.


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—Hero —le llamó su esposa, parecía preocupada— Luhan se ha quedado de nuevo mirando fijamente a un punto de la cuna, no se mueve.

Jaejoong se mordió el labio y fue a mirar a su hijo, el cual estaba moviendo los brazos hacia algún punto, como si quisiera tocar algo, o a alguien.

—Tiene poderes, ¿No es así? —preguntó de nuevo su esposa.

—Me temo que sí.


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—¡Papi! —Luhan corrió torpemente hacia su padre y se dejó caer en sus piernas, abrazandose a ellas. Jaejoong lo recogió y lo elevó entre sus brazos, fingiendo que el niño era un avión. Luhan soltó una risa y estiró los brazos para abrazar el cuello de su padre— Papi, mi amiga me ha dicho que eres muy guapo.

—¿Amiga?

Luhan asintió con la cabeza y señaló a un esquina de la habitación, donde no había nada. Jaejoong borró la sonrisa de su cara y miró a Luhan, que parecía contestar a esa persona que supuestamente estaba en la esquina de la habitación.

Jaejoong pensó que se trataba de un amigo imaginario. Algo típico de los niños pequeños.


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—¿Me puedes contar un cuento, papá? —le dijo Luhan tumbado en la cama, todavía no tenía sueño pero su padre le había dicho que ya era la hora de dormir.

—Claro —Jaejoong le sonrió— veamos, ¿De qué quieres que trate la historia?

—Um... —Luhan se llevó un dedo a los labios para poder pensar— de un monstruo.

—¿De un monstruo? Wow, está bien —pensó un poco— la historia trata de un monstruo que era muy feo, tenía los ojos enormes —se estiró los párpados hacia arriba e hizo un gesto raro para que su hijo se riera— y le gustaba comerse todos los dulces de los niños pequeños.

—¿También mis dulces?

—Ajam —Jaejoong sonrió más amplio— a todos les daba miedo el feo monstruo, no querían que les robaran sus dulces. Pero la verdad es que el monstruo se sentía muy solo y triste, él solo quería hacer amigos, pero nadie le quería —Luhan abrazó a su osito de peluche mientras escuchaba atentamente a su padre— el monstruo estaba tan triste que un día empezó a llorar, y eso que los monstruos nunca lloran.

—¿Los monstruos no lloran?

—No, por eso son monstruos —rió leve— pero cuando este monstruo se puso a llorar, creó un pequeño arroyo que llegó muy lejos de allí. Tan lejos que llegó hasta un gran castillo, donde vivía un apuesto príncipe.

—Oh.

—El apuesto príncipe, extrañado por el arroyo que había aparecido de repente, se puso a seguir el sendero de agua para investigar de donde procedía.

—¿Y se encontró con el monstruo?

—Así es. El príncipe le preguntó al monstruo por qué lloraba, y el monstruo le contestó que se sentía muy sólo y nadie lo quería. Entonces, el príncipe arrancó una preciosa flor del suelo y se la entregó al monstruo, quien, al tomar la flor entre sus manos, se convirtió en un apuesto y joven chico que... —Jaejoong paró de hablar cuando vio que Luhan se había quedado totalmente dormido. Sonrió y besó su frente antes de irse de la habitación.


Los monstruos no lloran { EXO }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora