Capítulo 3.

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Sehun despertó al día siguiente con dolor de cabeza. El despertador sonaba de forma irritante en la mesilla de noche al lado de su cama y le entraron ganas de lanzarlo contra la pared, el horrible sonido punzando en su cabeza.

Se sentó en la cama, restregándose los ojos. Lo último que recordaba era levantarse el día anterior para correr a vomitar y, luego, se había encontrado con Jaejoong fuera, quien le había preguntado qué tal estaba. Después, había salido a dar una vuelta por los jardines, pero uno de los niños había lanzado una pelota contra la ventana y los cristales salieron disparados hacia su espalda, por eso estaba llena de cortes y ahora le dolía.

Se levantó y fue al baño para echarse un poco de agua en la cara. Se sentía exhausto y un poco mareado por el dolor de cabeza. Rebuscó entre los cajones hasta dar con un botiquín y sacó una pastilla para el dolor de cabeza que se tomó inmediatamente. Se duchó con mucho cuidado de no rozar mucho las heridas en su espalda, aunque le resultó una tarea muy complicada. Luego, se curó las heridas y volvió a cubrirlas con vendas.

Salió del baño con solo una toalla alrededor de la cintura y se encontró con un chico en su habitación que parecía de su misma edad.

—¿Quién eres? —preguntó Sehun arrugando la frente.

—¿Yo? —el chico abrió los ojos un poco— soy Mark, el enfermero, te curé ayer, ¿Lo recuerdas?

Sehun se quedó unos segundos en silencio, intentando recordar. Recordó cuando llegó a la enfermería y cómo el chico le había estado quitando todos los trozos de cristal de la espalda.

—Ah, sí —se acercó al gran armario de espejo para ver qué ropa se ponía— ¿Y qué haces aquí?

—Um... —Mark se llevó el dedo índice a los labios— quería comprobar cómo llevabas las heridas de la espalda.

—Bien —respondió secamente.

—Ya... me alegro que vaya bien... am... —el chico tomó aire. Sehun le miró alzando una ceja— te he hecho el desayuno.

—Gracias, pero sé cocinar —Sehun caminó por la habitación, importándole poco que estuviera casi desnudo delante del otro chico, y dejó la ropa sobre la cama— ¿Algo más?

—Em, no, nada —negó con la cabeza— yo... me voy.

—Vale.

—Nos vemos.

Sehun solo asintió y esperó a que el otro chico bajara las escaleras y saliera de su habitación. Entonces, se empezó a vestir con lo que había elegido: un jersey mostaza de cuello alto con una americana negra sin abrochar y unos pantalones negros.

Salió de la habitación una vez que hubo desayunado y caminó por los pasillos hasta llegar al gran comedor donde se encontró a muchos chicos chillando y lanzándose comida entre ellos. Cerró la puerta de golpe, causando ruido y haciendo que todos los muchachos le miraran a la vez. Los chicos se quedaron en silencio, pero enseguida le ignoraron y siguieron con su alboroto.

—¡Silencio! —terminó gritando. Los chicos le volvieron a mirar— quiero que estéis sentados y quietos en vuestros sitios, ¡Ahora!

—Ya se ha vuelto uno de ellos —susurró Baekhyun en el oído de Chanyeol, pero pudieron oírlo todos, incluido Sehun.

—He dicho silencio, Baekhyun.

Sehun caminó lentamente por la sala, las manos metidas en los bolsillos de su pantalón y el sonido de sus botas al caminar rebotando en las paredes. Los chicos le siguieron con la mirada. Luego, como si fueran robots, giraron sus cabezas hacia la mesa y empezaron a desayunar.

Los monstruos no lloran { EXO }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora