Se despertó.
¿En qué momento se había dormido?
Pero esa no era su pregunta inicial.
¿Dean le había hecho aquello?
Se enrojeció de tan solo pensarlo. Y por Dios, lo que había sucedido, fuese o no fuese real, había marcado un punto en su heterosexualidad.
—Castiel —Esa voz le heló la sangre— ¿Te dormiste?
Sí. Todo había sido parte de su sueño. Se tocó la cabeza y no había sangre, solo la venda. Tampoco estaban los golpes que había recibido por parte de Dean en la pelea.
Miró hacia abajo, en donde la misma manta anaranjada de sus sueños lo había acobijado para el frío. Todo se sentía como un maldito dèjavú, y empezaba a tener miedo de ello.
— ¿Qué hora es? —James se sentó en el suelo, y el cuerpo automáticamente empezó a dolerle. Parecía que había estado en una pelea recientemente, pero sabía que se debía a haber dormido en el suelo— No sabía que me había dormido.
—Son las ocho de la noche —Miró el reloj en su muñeca— Tenía que ir a trabajar. Pero ya estoy aquí —Le sonrió a James — ¿Me extrañaste, cachorrito?
James no respondió, estaba muy ocupado observando a Dean en busca de alguna muestra de pelea; pero no había nada. Ni hinchazón en la cara, ni sangre, ni algún moretón.
—Supongo que es un sí. Por como me miras, como si fuera a llegar a desaparecer —Dean fue bajando las escaleras— Pero Cas, no es por nada... La última persona que me miró así... —Le hizo una seña sugestiva.
James colocó los ojos en blanco. No es que tuviera algo contra las personas homosexuales, pero si en un caso hipotético de que llegara a tener una experiencia gay con algún hombre, estaría más que seguro que ese hombre no sería su secuestrador.
— ¿Qué quieres de mí? Tengo una esposa y una hija pequeña esperándome en casa. De seguro me deben estar buscando en la calle en estos momentos. ¿Quieres dinero para el rescate? ¿Drogas? —James comenzó a hablar desesperado. Quería largarse a casa, aún si eso significaba volver a estar con la mujer con quien ahora tenía una relación volátil— Lo que quieras, pídelo. Haré todo lo posible para que lo tengas. Pero déjame ir.
Dean se llevó las manos a la cara muy fastidiado. Ahogó un suspiro de frustración; Castiel era una persona muy persistente, y sería un duro reto domarlo.
— ¿Acaso crees que hago esto por dinero? Si estuviera desesperado por dinero, te hubiera empezado a cortar los dedos y se los envío a tu hija para que empiece con las transferencias —Dean gruñó— Pero como puedes ver, tienes todos tus dedos completos, y no te falta nada en tu cuerpo.
— ¡¿Y qué quieres de mí?! —Dean se arrodilló frente a James y lo observó fijamente a los ojos.
¿Qué es lo que quiere un secuestrador de su víctima?
—Que seas mi mascota —Dijo sin más, con un tono jocoso. Así como si eso fuera lo más obvio de la vida— ¿Qué acaso nunca me escuchas cuando hablo?
— ¿Quieres que sea tu mascota? ¿Esto es algún fetiche sexual? Porque si es así, te informo que yo no tendré ningún tipo de contacto físico contigo. —James retrocedió lo más que le dejó la cadena. Desafortunadamente, también había soñado haberse liberado de la cadena que tenía en el tobillo.
— ¿Y quién habló de sexo? ¿Acaso tú tuviste relaciones con tu perro o tu gato sólo porque era tu mascota? —Dean lo miró asqueado— Eres un enfermo Castiel. Veo que los ángeles no son tan puros como pensaba.
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Stockholm ||Destiel||
FanfictionLa definición del Síndrome de Estocolmo dice que sucede cuando la víctima se enamora del victimario. ¿Esto se podría aplicar a lo que siente James Novak por el secuestrador Dean Winchester? Cuando lo primordial era en un principio escapar del escal...