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Lo que se escuchó después en la silenciosa casa de Michael, fueron las sirenas de policía.

Al parecer, el director no sé quedó de brazos cruzados ante semejante acto contra su primogénito.

Raphael ni siquiera fue tomado en cuenta, porque en lo que entró la policía a la casa, Michael se declaró el culpable de todo y dejó por fuera a su mejor amigo. Él no necesitaba desgracia en su vida.

Lo llevaron a la estación de policía para tomar sus huellas y el procedimiento que ameritaba todo aquello, y después lo dejaron en unas de las celdas del sheriff antes de ser trasladado a una de las prisiones de California.

Le avisaron a la mamá de Michael, y la mujer estaba tan escandalizada que ni siquiera se presentó en la comisaría para acompañar a su hijo. Así que ahí estaba Michael, solo, adolorido, y esposado en una celda de mala muerte.

Él no quería eso. Por supuesto que no. Sólo quería que Lucifer aprendiera a dejar de ser un dolor en el culo; y ahora iba a ir preso toda su vida.

Que irónica era la vida. A los desgraciados los premiaban mientras que a los idiotas que hacían el bien eran los que sufrían las consecuencias.

***

No fue hasta muy tarde cuando alguien pasó a visitarlo. Resulta que era Chuck.

Ahora estaba un poco más presentable. Ya sus ojeras se habían aclarado un poco, su apariencia se mostraba como alguien más cercano a la sobriedad y su semblante serio demostraba que al fin estaba centrado en algo. El cuerpo de Michael tembló al ver el odio arremolinado en los claros ojos del director.

—Confié en tí, y me traicionaste —dijo después de un minuto de observación— ¿Cómo pudiste hacerlo?

Michael no respondió.

—Supongo que te divertiste. Al ver como sufría con todo esto —dijo una vez más, causándole más dolor al pelinegro— Dime. ¿Qué disfrutaste más? Torturar a mi hijo o reírte de mí en mi cara.

Ya ni siquiera tenía palabras para expresar toda la amargura que llevaba por dentro.

—Creo que no hay mucho que decir. Mi monólogo habla por los dos —dijo una vez se dio cuenta que no le iban a responder— Sólo espero, que... ¿A quién engaño? Ya no espero nada de ti.

Eso fue suficiente como para sentir que el mundo se le caía a su pies.

—No fue idea mía —dijo un poco cohibido— Al menos al principio no... Todo fue culpa de él.

Chuck parpadeó estupefacto ante las palabras de Michael.

— ¿Él? ¿A quién te refieres? —Chuck se acercó lo más que pudo a los barrotes de la celda— ¡Habla!

Michael por fin miró a Chuck a los ojos.

—El hermano mayor de Samuel Winchester... ¿Dean Winchester? Sí, él. Vino una vez al campus a visitar a su hermano, y nos tropezamos mientras que Lucifer me molestaba.

«Dean se rió de mi, lo recuerdo, pero entonces lo miré y él borró la sonrisa. Recuerdo también que se me quedó mirando y luego se fue. No fue nada del otro mundo, hasta que me lo encontré de nuevo en la cafetería; y ahí me dijo algo como...

—Hey. Deberías asesinar a ese idiota para darle una lección. Los muertos son los que menos se quejan.

Y pensé que estaba bromeando, hasta que vi su cara de seriedad; entonces me acerqué a él y le pregunté que cómo lo haría.

—No pensé que me fueras a hacer caso; pero si quieres hacerlo sufrir, te recomiendo que lo secuestres. Lo mantendrás aislado cierto tiempo. Y bueno, ahí decides si quieres hacerle daño; después de todo, igual lo terminarás matando. Pero viendo como eres, tal vez lo mates de aburrimiento con lo nerd que te ves.

Stockholm ||Destiel||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora