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—Mami... ¿Ya regresó papi?

Amelia apagó la lámpara de la mesita de noche de Claire, no quería que viera que sus lágrimas volvían a salir por tercera vez en el día.

—Cielo —hizo una pausa, pensando en que decirle a su linda hija— Él... Jimmy, bueno... Recuerda que ha tenido que salir de improvisto, y aún no regresa. Su trabajo no se lo ha permitido... Tal vez venga, en un tiempo. Mientras tanto, seremos tú y yo —le acarició los dorados cabellos— Y cuando venga papá, le contaremos de las increíbles aventuras que tuvimos juntas.

Claire, a pesar de estar bajo el velo de la oscuridad de su habitación, sabía que su madre seguía derramando las lágrimas. No había que ser muy inteligente como para darse cuenta del sufrimiento constante de Amelia; nada más con escuchar su voz quebrada y esas pausas para respirar poco a poco, bastaba para darse cuenta del llanto. Sin embargo, Claire, muy lejos de sentir empatía por su madre, creía firmemente que ella tenía lo que se merecía; así que, haciendo uso de toda su presunta inocencia, le taladraba la conciencia a su mamá con ese tonito de niña buena. 

"Mami, ¿cuándo vendrá papi?" "Mami, ¿papá ya está aquí?" "Mamá, ¿acaso papá no nos quiere?" Y un sinfín de frases más eran las que usaba la astuta chiquilla, solamente con el propósito de hacer que valorara más al hombre que le daba amor todos los días. Pero como Amelia amaba tanto a su hija, de una manera casi ciega, no se daba cuenta de que ella jugaba sucio.

—Ah. Aventuras... Si bueno, yo tengo que dormir mami, hasta mañana —Claire se dio la vuelta, dándole así la espalda a su mamá— Buenas noches.

Amelia le dio un beso a su hija en el nacimiento del cabello y salió de su habitación.

Otra noche en la que tuvo que tragarse sus lágrimas sola.

***

 —Claire.

Castiel, después de pasar todo el rato explorando el asqueroso sótano, pensó que a su hija le encantaría saber que partes del cuerpo se hallaba entre las cajas. Lo que comenzó como una sonrisa llena de melancolía, pasó a ser una mueca de tristeza y desazón; muy bien podría estar fuera del alcance de su agría mujer, pero eso también implicaba que su ángel estaba lejos.

Se sentó al lado de lo que parecía ser los restos descompuestos de alguien y se presionó contra la pared. Su hermosa hija, de cabellos claros como el sol y sonrisa carismática llena de amor; su más hermosa creación estaba muy lejos de él. Y ahí fue cuando se preguntó cosas sin sentido.

¿Dean podría llevarse también a su hija para pasar tiempo con ella?

¡¡¡NO!!! 

¡Por Dios, James! ¡¿En que clase de cosas piensas?!

O al menos eso fue lo que se reprochó el hombre de ojos azules después de ese momento de poca lucidez. Pasó lo que parecería ser unos veinte minutos insultándose por su idiotez; y claro, también estaba el hecho de que, antes de llamarse James, se había equivocado al decirse Cas.

— ¿Por qué haces eso? —Castiel se exaltó lo suficiente como para pegar un brinco y tumbar una caja. Los pies de alguien resbalaron y cayeron en un sonido escalofriante— Ten cuidado. No tienes ni la menor idea de lo mucho que me costó ubicar a... Bueno, no importa quien es.

Era Dean. Había regresado. El corazón de Castiel dio un vuelco en su pecho, su estómago se contrajo sobre si mismo y sus manos comenzaron a sudar. ¿Por qué reaccionaba así? 

— ¿Te quedaste sin palabras, cariño? Bueno, no te culpo —Dean le sonrió insinuante— Pero es una lástima, porque tengo que hablar contigo acerca de algo serio.

Castiel tragó saliva pesadamente. Su preocupación es ese momento ya no rondaba alrededor de sus cambios repentinos de pensamientos.

— ¿Sabes? Cuando me fui de sótano, me topé con mi hermano y muy amablemente le pedí que te trajera una botella con agua... Ya sabes... Para recuperar el aliento —las mejillas de Castiel se tiñeron de un tenue rosa— Y él quedó en hacerlo. Luego me fui a dormir, y al despertar, repentinamente Sammy quería irse... ¿No sabes por qué tomó esa decisión?

¿Qué iba a saber Castiel acerca de las decisiones del hermano menor de Dean? 

—No —Castiel inclinó la cabeza hacia un lado, haciendo un gesto que demostraba su confusión ante esa interrogante. Dean no pudo evitar soltar un jadeo al ver la forma en que Castiel demostraba su duda; se veía tan... Bien— Tú hermano bajó, y nos vimos... Él me observó, pero no parecía exactamente feliz y... Bueno, se me quedó viendo fijamente como si tuviera algo en la cara, hizo una mueca rara, tiró la botella y se fue.

Castiel se acomodó de nuevo en su sitio, cerró los ojos y repasó lo que había sucedido en los momentos que había intercambiado las palabras llenas de tensión con el chico de ojos bonitos. Y después de estar seguro, asintió hacia el mismo y abrió los ojos.

—Sí... Solamente sucedió eso.

Dean observó a Castiel, tal como lo pudo haber hecho Sam, y entonces fue en donde se dio cuenta el motivo de su enojo. ¡Por Dios! (¡Por Chuck!) ¡¿Cómo pudo haber sido tan idiota?! 

Se acercó casi dando zancadas hasta Castiel y tomó su cuello entre sus manos. Cas entró en pánico, ¿por qué Dean le agarraba así el cuello? Capaz y se lo rompía y quedaba ahí tirado en el suelo como un animal muerto.

¿Qué es lo que veía Dean?

—Ya entiendo. Cas —hizo una pausa y se separó un poco de Castiel— Tienes un chupetón del tamaño de una pelota de golf en tu cuello.

Ah, eso es lo que veía Dean.

— ¿A qué te refieres? 

— Por Dios Castiel. ¡Que tienes un maldito moretón hecho por mi boca en toda la jodida mitad de tu cuello! —Dean se tomó el puente de la nariz en sus dedos— Ahora Sam sabe que me acosté contigo. Por eso se fue.

— ¿Y yo acaso te dije que tuvieras sexo conmigo? —Castiel se llevó las manos al pecho en un gesto ofendido— La culpa es toda tuya. Además, literalmente, yo estoy aquí contra mi voluntad y me violaste —Castiel pareció reaccionar a sus propias palabras— ¡ME VIOLASTE! 

Dean colocó los ojos en blanco y dio una vuelta alrededor de Castiel: —No seas idiota, Castiel. Tú lo disfrutaste. Además, si no mal recuerdo, quien dio el culo aquí fui yo.

—Otra vez culpa tuya... —Dean lo miró con la vívida expresión en su rostro de: "¿En serio?" y Castiel hizo una pausa— Bueno, eso no fue tu culpa. ¡Pero seguiría siendo el colmo que me deje follar por ti! 

Castiel estaba que se lanzaba por la ventana —eso claro, si hubiera una ventana de la cual lanzarse en el sótano—, pero el no advirtió el golpe que le daría Dean. Eso lo regresó a la actualidad.

— ¡¿Ahora me golpeas?! —Dean volvió a golpear a Castiel hasta el punto de sacarle sangre de la boca.

Dean se salió de control, como si no hubiera poder divino en la tierra que pudiera calmarlo. Sammy había salido corriendo a la universidad porque descubrió lo que sucedió con Castiel; y eso le daba un dolor en el pecho, e hizo lo que siempre hacía cuando no podía con su propio miserable dolor: Pagarla con los demás.

***

Los nudillos de Dean estaba destrozados, la sangre corría a través de la piel rota como si fuera una fuente de agua un poco obstruida. El dolor viajaba desde su corazón hasta el estómago y de ahí se liberaba como partículas en el aire por toda la extensión de su cuerpo. Miraba sus dedos, el suelo y el cuerpo en el.

Su mirada estaba perdida entre las cosas que había hecho. Y entonces se preguntó que fue lo que había hecho.

— ¿Castiel?

No debió haberse sorprendido al no ver respuesta alguna.

— ¿Cas?

Nada de nada.

¿Acaso había asesinado también a Castiel?

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My baby Cas ;-;

Hola gente :DD

Stockholm ||Destiel||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora