¿Qué es lo que Dean no se esperaba?
Ser enviado a la cárcel.
Lo cual estaba sucediendo en ese momento. Justo en esa patrulla policial con ese poco amigable policía.
Lo segundo que Dean no se esperaba, era morir.
Tal como lo haría en ese momento. Justo en esa patrulla policial con ese poco amigable policía.
***
Desde que Castiel había salido de las garras de Dean (tal como lo denominaba Amelia), tenía la libertad de salir a donde le diera la gana. Sin embargo, no lo dejaban ir tan fácilmente.
Así que ese día, fue un desafío escabullirse de la nueva cárcel.
¿A dónde quería ir? Pues, exactamente a ningún lado, sólo quería salir y alejarse de esa casa. Pero la tienda era lo mejor que se le pudo ocurrir; así que se agarró una coleta en el cabello —que le cortarían después del juicio—; y salió de la casa.
No fue a la tienda. Caminó y caminó hasta que sus pies le dolieron, caminó hasta donde pensaba que quedaba la casa de Dean, pero lo peor de todo no fue el hecho de quedé perdió; sino, que encontró algo que jamás pensaría que encontraría.
¿Por qué había un rastro de llantas en el suelo?
¿Por qué olía a gasolina?
¿Por qué sentía que la piel le dolía hasta tal punto de querer arrancarla con las uñas y dientes?
Aunque aquello no era lo que más le inquietaba, sino el hecho de que siguió el rastro. Habían más preguntas que respuestas, en especial aquella, que crecía y crecía cada segundo en su mente: ¿Qué le pasó a Dean?
¿Eso era acaso una escena del crimen?
—Dean...
***
Eran las tres de la tarde, hacía una brisa fresca que daba entrada a la primavera, mientras que se escuchaba cantar a los pájaros y los transeúntes se aglomeraban detrás de la cinta amarilla policial.
Castiel estaba ahí, arrodillado en el asfalto con la inmensa mancha de sangre seca. Entre sus brazos descansaba un cálido cuerpo, carente de vida y con una expresión de tranquilidad en el rostro. Tenía la cara cubierta de sangre, los labios pálidos y los ojos verdes despejados de toda vitalidad; su pecho tenía un disparo, que manchó la camisa de cuadros que tenía puesta con la sangre que se derramó.
Era algo realmente horrible sentir el cuerpo inerte de Dean entre sus brazos.
Y ni siquiera se pudo despedir de él.
***
Ese día, más tarde, se hizo un reporte oficial a la comisaría de Lawrence, acerca de la muerte de un oficial de policía de su jurisdicción junto a la muerte de un sospechoso. Su nombre era Gordon Walker, un reciente oficial egresado de la academia de policía, el cual recientemente había comenzado a trabajar; falleció por hemorragia al serle perforada la vena yugular con un objeto filoso.
Y luego estaba el sospechoso de secuestro, Dean Winchester, quien falleció luego de recibir un disparo en el pecho, que atravesó el pulmón derecho; la sangre se acumuló hasta que murió ahogado entre la misma.
Según los detectives, el sospechoso se defendió después de ser atacado por el oficial. Su cadáver presentaba signos de violencia, y sus uñas tenían piel que coincidía con la del asesino. La conclusión había sido muy directa...
«El sospechoso estaba en el vehículo cuando lo atacaron. Al principio trataron de asfixiarlo, pero al ver que no funcionó, el asesino disparó al pecho; éste recibió el disparo inmediatamente, y antes de que pudiera ahogarse en su propia sangre, tomó algo filoso que probablemente cargaba encima en ese momento y se lo clavó en el cuello... Gordon tomó su cuello para detener la hemorragia y perdió el control del auto, terminando estrellado contra el árbol. Al final los dos murieron; Gordon dentro del auto desangrado y Dean en el asfalto, después de que se arrastró fuera de la patrulla...»
Habían muchas que se les escapaban a los oficiales, como el hecho repentino del ataque de Gordon a Dean o el hecho de que Dean tenía un as bajo la manga para defenderse; pero nada de ello importaba. Dean estaba muerto y Castiel iba cayendo poco a poco en el vacío.
Castiel tuvo que luchar contra los policías para agarrar el cuerpo de su chico. Y al final lo separaron de él. Una vez más lo habían alejado de Dean.
***
El cuerpo de ambos hombres fueron llevados a la morgue, en donde una linda enfermera de baja estatura y cabello larguísimo castaño se encargó de hacerle una autopsia.
Su nombre era Meg, y era la misma que le había dado ese líquido a Dean para preservar los ojos y la lengua dentro del frasco.
Cuando vio el cadáver de Dean encima de la mesa de metal, sonrió de medio lado y agarró los guantes.
—Te lo dije, bastardo. Ibas a terminar muerto —y se colocó los guantes mientras tomaba el bisturí para abrir el cuerpo que muchas veces quiso apuñalar.
***
Los días pasaron y la noticia no tardó en extenderse. Mary fue a la morgue a reconocer a su hijo, y mentiría si dijera que no se descompuso frente al cuerpo de su niño. Apenas y empezaba a vivir; apenas y había cumplido veintitrés años.
Ketch la acompañó a ver a Dean. Y el hombre apretó los dientes de la frustración: ¡Todo lo que había recolectado sirvió para nada!
¿Qué sentido tenía haber hecho semejante investigación, para que al final un asqueroso idiota se hubiera atravesado así como así en su camino para matar a alguien que él iba a condenar? Si no fuera porque ese idiota ya estaba muerto, él mismo se encargaría de matarlo.
Ketch le avisó a Sam.
Pero él no apareció ese día, ni el siguiente, ni ninguno.
Y sólo quedaba Castiel, el cual lo habían detenido en la comisaría por desacato a la ley (y por golpear a un par de oficiales).
Ahora definitivamente Mary se quedó sola. Sin John, sin Sam, sin Dean...
Pero el consuelo que le quedaría, es que Ketch estaba ahí para ella, y que él contaría su historia. Los libros hablarían de él, las revistas, los periódicos, los documentales. Él se aseguraría de que Dean Winchester no fuera olvidado.
***
El funeral de Dean ni siquiera existió.
Sólo lo cremaron y se lo dieron a Mary en una caja muy bonita.
En cambio, el funeral de Gordon fue precioso. Lo adoraron con un héroe por matar a un monstruo.
Y Castiel estuvo ahí, observando todo.
Al final del funeral, se escabulló hasta el asiento de los invitados y se las ingenió para quitarle el arma reglamentaria a uno de los oficiales sin que se dieran cuenta. Guardó el objeto detrás de su pantalón y lo ocultó con su chaqueta.
Amelia estaba ahí. Junto a Claire y Ketch.
Pero ellos perdieron de vista a Castiel.
Y Castiel estaba a punto de cometer una locura
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Cuenta regresiva: 0Sin embargo, aún quedan dos capítulos: el final, para cerrar con broche de oro y el epílogo más las notas finales y los agradecimientos.
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Stockholm ||Destiel||
FanfictionLa definición del Síndrome de Estocolmo dice que sucede cuando la víctima se enamora del victimario. ¿Esto se podría aplicar a lo que siente James Novak por el secuestrador Dean Winchester? Cuando lo primordial era en un principio escapar del escal...