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Sam caminaba por los pasillos del campus. Tenía que buscar a uno de los profesores para entregarle uno de los últimos trabajos que había apuntado, y para su mala suerte, no habían ni estudiantes por ahí.

Que triste era su vida.

—Samantha. ¿A quién estás buscando? Te ves como un alma en pena en busca de una parca para pasar al otro lado.

La voz irritante de Gabriel le hizo salir de su ensoñación. No pensó que al primero que se encontraría sería a ese impertinente rubiecito.

—Ahora no Gabe. Estoy un poco estresado —le dijo pasándole al lado al más bajito, sin embargo, éste le detuvo tomándole del brazo— ¿Qué quieres Gabe?

—Si estás buscando a Rowena, te digo que te toca explorar la estancia del director; últimamente a la mujer le gusta bastante estar detrás de la espalda del hombre para conseguir un aumento —Gabriel soltó el brazo de Sam mientras que sacaba de su bolsillo una barra de chocolate— A menos que estés buscando a alguien más. Si es así, no puedo ayudarte.

Sam asintió un poco más calmado. Por lo menos sabía que la pelirroja estaba ubicada en alguna parte de la universidad.

Así que dio media vuelta y fue hasta los principales dominios del director.

Se sentía un poco cansado últimamente, tanto físico como mental. Estar pendiendo de todos los apuntes de las materias y simultáneo a ello, pensar en su hermano, le estaba quitando años de juventud que podía aprovechar fácilmente; y es que no era para menos; desde que se había ido de la casa, Dean no le había escrito siquiera. No había dado señales de vida, ni de que quisiera seguir en contacto con Sam.

Ese último pensamientos le revolvió el estómago. Sam se sentía muy triste últimamente, y ni Jess ni sus amigos podían hacer nada para animarlo.

—Joven Winchester. ¿Qué hace aquí? —una voz sonó melodiosa y Sam se obligó a mirar de donde provenía.

—Profesora Amara... No pensé encontrarla aquí —musitó Sam muy quedo, por alguna razón, Amara le causaba terror y nerviosismo— Estaba buscando a la profesora Rowena. Tengo que entregarle un trabajo que había dejado en la clase anterior.

Amara —quien era la hermana del director— lo miró con una sombría sonrisa. Uno de sus pasatiempos favoritos era hacer sufrir a los estudiantes, ya fuera que les diera clase o no; y en ese momento, Sam Winchester estaba tan deliciosamente expuesto, que sería un pecado no abusar mentalmente de él.

— ¿Ah, sí? Lamento informarte entonces que la profesora Rowena está indispuesta en este momento —dijo muy alegre con el nerviosismo de Sam— Y creo que ya no está aceptando a los jóvenes que tengan que tengan un retraso al entregar sus asignaciones. Supongo que tendrás que resignarte a que te quede este semestre su materia.

— ¡Amara! Por favor deja de torturar mentalmente a nuestros estudiantes. No quiero tener una demanda por acoso y hostigamiento —el director hizo acto de presencia y amenazó a su hermana, la cual dejó de sonreír burlonamente y dejó de presionar a Sam— Y por favor, ve hasta donde está Metatrón; últimamente está teniendo problemas para pasar las notas de los estudiantes a los que les das clases.

Amara se fue con una molesta expresión en el rostro; no era secreto para nadie que el desgraciado de Metatrón estaba haciendo todo lo posible para causar el despido de la desalmada mujer.

—Winchester —el director sonrió— Espero que disculpes a Amara. No creo que haya sido correcto todo lo que te dijo.

Chuck era tan comprensivo.

—Oh. No se preocupe. De todos modos no me dejo influenciar por las malas intenciones de las personas —sonrió un poco, aunque haya estado mintiendo— Y ahora que está aquí. ¿Podría preguntarle acerca de la profesora Rowena? Tengo que entregarle un trabajo. —levantó la carpeta que tenía en la mano.

Stockholm ||Destiel||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora