Capítulo 18

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Este no es un capítulo de la actualidad, más bien del pasado, pero es parte  para el desarrollo de esta historia.


2 años atrás

Nat

Estoy amarrada de pies a cabeza, no se cuanto tiempo llevo aquí, pero me arrepiento total y absolutamente de enamorarme de el,  dejar todo por el de irme así sin más de mi hogar por el, todo por el.

– Hola mi amor. – Chace entro al cuarto con su maldita sonrisa y una bandeja de comida, me remuevo por su cercanía. – Shhhh nadie te puede escuchar, estamos solos y juntos siempre estaremos así. – me quita el pañuelo de mi boca, pero soy incapaz de moverme todo el cuerpo me duele por todas las veces que me a tratado de hacer suya a la fuerza, quiero llorar, gritar, pero no le quiero demostrar mi miedo y frustración,  tampoco quiero que me vuelva a golpear.
– Chace ¿por qué me haces esto? – mi voz sonó ronca por no haber podido hablar por mucho tiempo.
– Tu dijiste que querías estar conmigo siempre. – se acercó a mi rostro.
– Fue mucho antes de que hicieras todo esto que estas haciendo. – me proporciona una cachetada que  hizo a mi cabeza girar, ardía demasiado el contacto de su piel con la mía.
– Demonios Nat, solo guarda silencio por un par de minuto mi amor.
– No me vuelvas a llamar así, perdiste ese privilegio cuando me quisiste violar y mataste a mi mejor amigo, el único que en verdad me a querido.

– El quería estar contigo y no como amigos. – cerro sus puños.
– Pues hubiera preferido mil veces estar con el, que contigo. – el se va acercando a mi cuerpo de nuevo. –  aléjate de mi por favor. – le suplico, no quiero que me vuelva a golpear, me duele muchísimo todo mi cuerpo, ya no tengo fuerzas para pelear en su contra, cada día se vive el mismo infierno con el, si no me golpea por no querer que tuviéramos relaciones, me golpea por insultarlo.
– Te voy a hacer mía, cada día que queda de nuestras vidas, tu eres mía, siempre serás mía, jamás vas a ser de alguien más, ¿entendiste mi amor?

Quería gritarle que no, que jamás le entregaría algo tan importante a el, no quería que el marcara tanto así mi vida. Nunca me permitiría que el fuera el primero, jamás.

Sus manos se paseaban por todo mi cuerpo, sentía muchísimo asco el modo en que me tocaba, me besaba, cada día que el me hacia esto, me sentía la peor persona, la peor cosa, tenía que salir de aquí acomode el lugar, necesitaba con todo mi ser sentirme a salvo.

Quería correr de aquí, de esta casa, de estar encerrada a su lado, llevo meses aquí y he intentado encontrar un salida pero nunca la he podido encontrar, solo necesito una oportunidad necesito que el se distraiga para poder salir de aquí, pero nunca lo hace siempre se queda en la misma habitación que yo cuidándome, y si no es así siempre tiene a uno de sus idiotas amigos para cuidarme, solamente me queda una opción y eso es tenerme que fingir mi muerte para poder distraerlo y que me deje al menos cinco minutos para poder salir corriendo.

Su toque me hizo vomitar, esa acción lo hizo separarse de mi, al fin lo deje de tener tan serca de mi.

– Ni así vas evitar que te haga mía. – se limpio con el resto de su playera que aún quedaba limpia, intente zafarme de las cuerdas con las que me había atado, pero fue algo imposible, mi cuerpo estaba demasiado débil como para resistir tanta esfuerzo, tanta lucha por querer salir de esa cama, ya no quería estar más aquí, quería estar en mi cuarto hablando con mi mejor amiga, necesitaba los abrazos de mi hermano, la falta de comida me estaba pasando factura junto con el esfuerzo que hacia por intentar liberarme, me estaba mareando lo ultimo que vi fue un cuarto con apenas la tenue luz del sol.

Tranquila ya vas a estar a salvo. – escuche una voz a lo lejos. – te llevare a casa a salvo. – sonreí muy débilmente ante esa oración podía ser producto de una alucinación pero me iba a aferrar eso, al momento me desmaye.



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