Capítulo 63

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Una hora desde que el mundo tanto como a mi mejor amiga y a mi nos había cambiado completamente, Bueno a Vane una hora a mi me había cambiado desde que Blake apareció en mi vida, claro que era un cambió nuevo bueno con Blake, pero Chace regreso y con ello el asesino de los padres de Blake y Máx, apareció mi padre, junto con un sin fin de verdades como que Chace el hombre que más daño me a echó es mi hermano, que el hombre con quien crecí no es mi padre. El chico con el cual lloraba cuando Marie me decía cosas malas no es mi hermano, y que mi mejor amiga también tiene un pasado, es hermana de Máx, cuyos padres asesinaron, y cabe recalcar que fue mi verdadero padre quien los mató, y a parte de todo eso las personas que amábamos lo sabían, y nos lo ocultaron decidieron por nosotros. 

En mi caso Blake no solo se alejó, me privó de dicha información, Oscar también se alejó sin decirme el por que cuando el perfectamente sabía el por que.

Mi mejor amiga tampoco la tenía fácil, el chico que amaba también le había negado el derecho de saber la verdad.

Vanessa y Oscar salieron del cuarto de mi mejor amiga, tomados de la mano, eso me tranquilizó un poco, los ojos de mi amiga estaban rojos he hinchados.

– ¿Mejor? – pregunte preocupada al ver su estado. 
– Un poco. – ella se dirigió hacía ahora su hermano. – Perdón por mi reacción.
– Tenias todo tu derecho de reaccionar como reaccionaste. – Máx la interrumpió y ella agachó su cabeza cohibida.
– Nat. –  la voz de Oscar a mis espaldas causó que mi cuerpo temblara. – Tenemos que hablar.
– podría decirle que no, o podría ir con el. Ubique mi mirada en Blake, necesitaba que el estuviera conmigo, necesitaba que alguien me soportará cuando me destrozará de nuevo. Pues sabía que me enteraría de cosas que me destrozarían aún más. Blake vio el ruego en mi mirada y asintió.
– Vamos. – le indiqué tanto a Oscar como a Blake con mi cabeza que me siguieran hasta mi habitación.


Ninguno encontraba la palabra para comenzar a hablar, y en cuanto a mi no quería saber nada más que me destrozará pero sabia a la perfección que ni Oscar y Blake se cruzarían de brazos.

– ¿Por qué no me lo dijiste? – pregunte temerosa, Oscar suspiro cansado.
– No quería que tuvieras que pasar por esto, quería ahorrarte una pena más.
– Si sabías lo de Chace por que no me lo dijiste.
– No sabía lo de Chace, yo no sabia que el era tu hermano... – lo último lo dijo con cierto tono de disgusto. – me entere de eso unos días después de que Blake se fuera con Máx.
– ¿Quién te lo dijo?
– Blake. – volteé a ver a Blake entre cerrando los ojos.
– ¡No contestabas a mis mensajes ni llamadas, pero si a mi hermano! – grite enojada y  levantándome de mi lugar.
– No quería ni podía decírtelo. – contestó tranquilo. – en cuanto a tus llamadas y mensajes, estaba tan sumido en la preocupación de como decírtelo que ni siquiera el teléfono tomaba. – continuó. – además estas hablando con tu hermano no conmigo.
– Tu y yo habláremos más tarde. – me recargue en mi escritorio de forma que podía ver a Oscar.
– Como decía, tanto como me entere de que Chace es tu hermano, me enteré de que Máx es hermano de mi novia, quería correr a matar a Chace, pero no sabía donde estaban ni el, ni Loui la ira era mucha, pero no las podía dejar solas, sabía que esos desgraciados en cualquier momento las buscarían y no me equivoqué. – soltó aire. – Nat quiero que me perdones, por traicionar tu confianza, pero quiero que sepas que eres y serás siempre para mi, mi hermana, mi enana. – sonreí.
– Oscar. –  me acerque a el. –  no hay nada que perdonar. – lo abrasé, en estos momentos era cuando más necesitaba sus abrazos. – tu también eres y serás mi hermano, aunque no compartamos sangré eres mi hermano y te quiero muchísimo. – hable sincera, el siempre sera mi hermano. 
– También te quiero mucho enana apestosa, no te bañas o que. – reí y un pinchazo en mi vientre ocasionó que me separa de Oscar. – oye era una broma. – sus ojos se abrieron de más  al notar que algo iba mal. – ¿Qué mierda te hizo? – baje mi vista a donde mi mano oprimía el lugar de donde provenía el dolor, mi sudadera estaba teñida de un color obscuro, mi equilibrio fallo y caí al suelo.

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