Era un hermoso 20 de Diciembre en Chile. El pequeño Noah iba con su familia a la playa a disfrutar sus últimos días, ya que pronto se mudarían a Argentina, Buenos Aires para ser precisos.
Los padres de Noah dormían tranquilos bajo un árbol mientras el pequeño jugaba en la arena haciendo torres, casi siempre se volteaba para ver si alguno despertaba para jugar con él, ya que apenas había cumplido los 8 años.
Se cansó de estar esperando y despertó a sus padres para jugar a las escondidas , acordaron que ellos contarían y él se esconderia.- Sí.... tu ve a esconderte - fue lo que escuchó que decía su padre semidormido.
El pequeño solo corrió en busca de un escondite perfecto mientras sus padres "contaban".
El niños se sentó en el borde la valla esperando a ser encontrado, pasaron las horas, nadie llegaba y él empezó a tener miedo, miró a todos lados para ver si alguien se le acercaba pero nada, se paró y decidió volver donde sus padres.
Debajo de un árbol donde yacian sus padres durmiendo, su madre se despierta al ser golpeada por un balón de playa a lo que un chico se le acerca y le pide disculpas. Ella observa todas partes de la playa, al notar que su hijo no estaba, despierta a su esposo y ambos preocupados empiezan a buscar a Noah. Éste se encuentra aún en el borde de la valla donde se rompe un pedazo, haciendo caer al pequeño al mar.
Al no saber qué hacer, accidentalmente tragó agua por su boca provocando que toza y empiece a ahogarse, toda su visión estaba opacada por agua, sin ninguna persona a su alrededor que lo pueda ayudar a salir de ese mar de color azul oscuro. Noah cierra sus ojos lentamente esperando lo peor, mientras perdía el poco oxigeno que le quedaba por la boca. Poco después su cuerpo fue arrastrado a la orilla dejandolo sobre la arena, sentía presión en su pecho, para después sentir algo tibio en sus delicados labios, le otorgaban aire, después de varios movimientos de R.C.P, Noah por tercera vez sintió esa calidez en su boca para luego abrir sus ojos rápidamente, miró esos ojos verdes claros mientras recibía aire por la boca, segundos pasaron para que pudiera reaccionar y aparto a esa persona de ojos hermoso, se sentó y toció agua para luego abrirle paso al aire en sus pulmones y los llenara en una respiración alterada, cuando se calmó volteó a ver a la persona que le había salvado la vida.
- ¿Estás bien? - salió una dulce voz de esos labios que el pequeño había sentido para recuperar su oxigeno.
- S-sí - le responde algo tímido Noah mientras el chico lo ayudaba a levantarse, no podía dejar de mirar esos ojos.
- Mi nombre es Luis - le sonrió, él era un poco más alto que Noah, sus ojos eran verdes y su cabello era un café claro del que caían gotas de agua de sus mechones.
- El mio es N-Noah - dijo el pequeño atemorizado, aún no olvidaba la sensación de estar cerca de la muerte.
- Bueno Noah, ¿Dónde están tus padres? - le pregunta el mayor mientras se dirige a una bolsa que estaba al lado de un árbol.
- No me vinieron a buscar - estaba decepcionado de eso, agachó la cabeza mientras los ojos del pequeño se llenaban de lagrimas.
Luis se para frente a él y pone una toalla en su cabeza para luego revolverla secando el cabello del pequeño, Noah solo sollozaba en silencio ¿Acaso sus padres no lo querían? Él alzó la mirada encontrandoce con la sonrisa de Luis, de alguna manera, se sentía mejor con él que con sus padres ahora mismo.
- Todo va a estar bien, yo te ayudaré a encontrar a tus padres -.
Luis le dió ropa seca a Noah para que se quitara la mojada y juntos fueron donde se suponía que estarían sus padres, pero al llegar ellos no se encontraban ahí, no estaban las mantas, los juguetes, el pequeño se asustó y empezó a llorar nuevamente, el mayor trataba de consolarlo.