36.- "Deseo"

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Había pasado poco más de un mes desde que los tres jóvenes empezaron a convivir como amigos. Garreth había mantenido la promesa de no revelarle a Duke sobre su condición. La relación que tenía con ambas personalidades de su amigo parecía haber vuelto a como era, pero para el pelirrojo no fue así.

Antes de las vacaciones de invierno, Duke se había propuesto confesar sus sentimientos a Garreth, sentimientos que le habían costado mucho tiempo definir, pero en esos días Garreth desapareció así sin más, lo cual hizo que Duke se sintiera devastado. Verlo de nuevo y tenerlo cerca le causó una inmensa felicidad, la cual no quería que se esfumara otra vez.

El temor de que Garreth se alejara, lo invadía por completo. Una de las personalidades de Duke había llegado a un punto en donde estaba completamente seguro de sus sentimientos, pero no estaba seguro de lo que Garreth sentía por él. Tomó la decisión de seguir siendo sólo amigos, consideraba que era la única opción para permanecer a su lado sin que el ambiente entre ellos se tornara extraño. Cada día, tal decisión se volvía más difícil de cumplir.

Una noche, Duke se encontraba recostado boca arriba sobre su mullida cama recordando lo recién sucedido la tarde de ese día. Su cabeza estaba saturada de imágenes de Garreth, aunque en el lugar había más personas además de él, sus ojos solo se concentraban en la silueta del chico del cual estaba prendado.

Esa ocasión lo recordó algo diferente de las otras veces, su atención se centraba en sus marcados músculos, los de su pecho y brazos, en el sudor que recorría desde su cara hasta su cuello y en lo agitado que estaba debido a un partido de baloncesto. Esos vívidos recuerdos elevaron de inmediato su temperatura, la excitación que sentía se manifestó físicamente con una erección.

Al percatarse de ello, avergonzado tomó la almohada y la presionó fuertemente contra su cara.

— «No sé desde cuando comencé a desearte» —Su sonrojo no disminuía ni un poco.

Tardó en poder tranquilizarse para después conciliar el sueño. A la mañana siguiente, el pelirrojo se sentía muy cansado, no había dormido adecuadamente, no tenía ni la más ligera idea de a que se debía.

— ¡Buenos días! —Karen saludó muy animada.

— Buen día —respondió átono.

— Hoy tu cara refleja tu personalidad, te ves terrible —señaló.

— Lo mismo digo.

— ¡Malo!, así nunca conseguirás una novia —replicó la chica.

Duke no respondió ante ese comentario, no deseaba gastar sus pocas energías en discusiones que, para él, no tenían sentido. Sonó el timbre de entrada, Garreth llegó apresurado al aula de clases justo a tiempo.

— Se me hizo tarde —dijo jadeante.

— ¿Venías corriendo? —preguntó la chica al verlo empapado en sudor.

— Sí, me desperté tarde —respondió mientras estiraba con su mano la camisa, intentando que la corriente de aire enfriara su cuerpo.

El pelirrojo se limitó a observar en silencio a su amigo.

— «¿Por qué me siento intranquilo?» —desvió la mirada —. «Es igual a cuando estuve en su casa» reflexionaba sobre aquello que sentía.

La chica se percató de la expresión en el rostro de Duke, pero no le dio mayor importancia, desde que había llegado se comportaba extraño.

— Hola, ¿estás bien? —el pelinegro se dirigió a Duke.

— Sí, yo no fui el que llegó tarde —contestó sin hacer contacto visual.

Recuérdame: más que una historia de amor [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora