"Bienvenido..."

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Se quejaba.

Y  ella ahogaba un grito.

Sostenía la mano de su hermano con fuerza mientras la de él parecía perder fuerza. Se habían quedado... no había pensado en nada mas que enviar por alguien para sanar la herida de su hermano.

Eltanin sostenía su mano, pronunciando palabras de consuelo. El dolor se intensificaba y con forme los segundos pasaban sentía sus fuerzas marchando lejos de ella.

Rilian apretó su mano.

-Tranquilo, no tardan en llegar. Vas a estar bien.

-Deberías... estar con ella- hablaba de manera entrecortada, mostrando el poco tiempo que le quedaba.

-No me dejaron, me aseguraron que seria mejor que estuviera contigo.

-Fantastico, soy siempre el ultimo- intento reir- esta bien, que sea ella tu mayor prioridad.

Caspian sonrió.

-Bien, necesito que comiences a pujar, Su.- Eltanin la miro.

Ella apenas si pudo acatar sus órdenes.

Se arrepentía de haberle gritado a Caspian que se marchara, pero sabia que Rilian tenia pocas probabilidades de vivir... y no quería a Caspian a su lado, sabiendo que ella si lo lograría...

Que quizá si lo lograría.

Pujó.

-Poco les falto para sacarme a patadas.

Rilian sonrió.

-Bueno... parece que tendrás que cuidarte, porque tienes competencia.

Caspian asintió.

Rilian gimió y escucho a Susan gritar.

Afuera narnianos y telmarinos, miraban ambas tiendas, formulando preguntas de las que sacaban su propia conclusión como respuesta: una vida se perdía... mientras otra nacía.

Unos esperaban no fuera su reina a la que llorarían su partida, otros esperaban no fuera el príncipe perdido desde hacia años y el resto, simplemente, esperaban no perder a nadie mas.

Dejo caer su cabeza.

Eltanin la llamo preocupada, pero su voz se le antojo lejana e irreal, cerro los ojos y las escuchó: cientos de voces, pensamientos y esperanzas, que aclamaban porque las vidas que estaban en juego, no se perdieran.

No su reina, la benévola...

No el pequeño, apunto nacer...

Y tampoco Rilian, el príncipe perdido.

Abrio los ojos.

No se dejaría vencer, no tan fácil.

Levanto la cabeza y, tratando de no gritar, pujo de nuevo.

-Lamento mucho lo que hice,- apenas si lograba escuchar su propia voz- pero nunca me buscaste y... me enfurecí, no pensé bien lo que hacia.

Caspian negó con la cabeza.

-La familia nunca deja de ser la familia.

Otro grito.

Rilian cerro los ojos por unos segundos, luego los abrió de nuevo... con la mirada perdida y distante.

-Lo se, pero no todos cometen los mismos errores que yo.- Suspiro... apenas.

-Vamos Susan, tu puedes. Falta poco.

Sentía que en cualquier momento se desplomaría y caería rendida contra el frio pasto.

No dejaba de  sangrar y perdería aun mas fuerzas, si el pequeño no salía pronto... tenia que apresurarla, por mucho que le doliera verla de esa manera: pálida, con el rostro brillando a causa del sudor y los ojos cansados.

Pero a Caspian le dolería perderla... a cualquiera.

Y ella  estaba ahí para que nada de eso sucediera.

Miro a la nada... lejos de la vista preocupada y vidriosa de su hermano menor.

Y lo vislumbro:

El paraíso del que todos hablaban, sin siquiera verlo realmente; casi podía sentir la brisa marina acariciando su rostro, el calor de la luz abrazándolo y la arena bajo sus pies, metiéndose entre sus dedos.

Sonrió...

¿Era ya ese "el momento"? Claro que si, reconoció con angustia y alegría entremezcladas.

-Una ves mas, Susan.

Tomo una gran bocanada de aire... y pujo.

-Háblale bien de mi...- susurro- conviérteme en el tío y hermano ideal.

-Siempre lo fuiste, Rilian.- Respondió Caspian.

Exhalo.

-No la culpes, ella solo quería lo mejor... para todos- solo penso en Susan.

Sonrió.

Apretó la mano de su hermano y lo miro...

-Te quiero, hermano-dijo con su ultimo aliento.

Un grito desgarrador salió de su garganta y el dolor la abrazo con entera facilidad...

Pero seria el último... estaba segura...

Lo estuvo cuando su cabeza  cayo y sus ojos se cerraron.

Rilian cerro los ojos, sonriendo, su corazón se detuvo y su mano... ya no fue capaz de sostener la de su hermano.

Desde el otro lado del campamento... el llanto de un niño, se hizo presente.

Una lagrima resbalo por su mejilla.

Alguien lo llamo, pero hizo caso omiso al llamado.

Soltó la mano de su hermano y salió de la tienda.

Decenas de miradas se posaron sobre su rostro, pero nadie dijo nada. Atravesó el campamento sin decir ni una palabra y vislumbro la tienda en la que Susan estaba.

Entro.

Eltanin lo miro y sonrió de manera acongojada, pero tratando de ocultarlo; se acerco a el y su mirada se dirigió al pequeño bulto envuelto en una manta, que llevaba en sus brazos.

Lo tomo con cuidado y miro al pequeño: los ojos cerrados y la manta en su boca.

Sonrió.

Tomo su manita con delicadeza, alejándola de su boca, el pequeño abrió los ojos y apretó su dedo.

Sonrió aun mas y miro a Susan.

La sonrisa se borro de su rostro y, sin poder creer lo que veía, dio un paso adelante: sus labios -entonces azulados- permanecían entreabiertos, una mano sobre su vientre y la otra en el pasto, no vio que su pecho subiera o bajara... y sus ojos permanecían cerrados.

Se sintio indefenso y apunto de caer; no podia ser cierto... no ella tambien.

Miro a Eltanin.

Ella negó con la cabeza, sin poder mirarlo.

-Rilian.

Caspian la miro confundido.

-Lo llamo Rilian.-Dijo.

Sonrió.

Se obligo a apartar la mirada de ella, no soportaría el seguir torturándose a si mismo, y miro al pequeño en sus brazos. 

Lloraba.

-Bienvenido... Rilian- susurro inundado en lágrimas.

Al final, cada lágrima derramada, cada segundo de dolor que había pasado, las perdidas que había llorado y las que lloraría... habían valido la pena.

Lo habían hecho, de eso no había duda... pues cada sonrisa de ese pequeño, las haría valer.

Una Historia Diferente: Susan Y CaspianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora