La isla de Ramandu...

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Los ojos obscuros de la pequeña Gail fueron los primeros en abrirse esa mañana, se levanto tallando sus ojos y bostezando, en cuanto sus ojos dejaron de ver borroso, la niña vio lo que una tripulación entera había esperado ver durante días.

-¡LUCY, despierta!- comenzó a remover a la menor de los Pevensie pero no despertaba. Cuando al fin abrió los ojos la niña apunto al cielo,- ¡Mira!

Frente a ellas la enorme estrella de color azul se mostraba imponente entre cada una de las lejanas estrellas que aun se veían en el cielo.

-La estrella azul, ¡DESPIERTEN TODOS! ¡LA ESTRELLA AZUL!

Susan fue la tercera en abrir los ojos y de inmediato se puso de pie sonriendo, el resto siguió después de ella. Subieron al barco de inmediato siguiendo la estrella con Eustace y Reepicheep siguiéndolos por encima de sus cabezas, arriba en el cielo.

El viento se ausento de inmediato y la tripulación comenzó a remas pero cada gota de sudor, al barco parecía no serle suficiente para continuar adelante.

-El viento nos ha abandonado.- Drinian miro a Caspian.

-¿Y como vamos a llegar a la Isla de Ramandu? - el tono de voz de Edmund sonó preocupado.

-Yo diría que algo no quiere que lleguemos,- luego de eso se marcho con destino al timón del barco.

Los marines estaban agotados, sedientos y hambrientos, todo lo que escuchaba desde que subieron de nuevo al barco fueron quejas de querer comer algo.

-Tengo tanta hambre que me comería a ese dragón.

En el cielo Eustace rugió molesto y frunció el ceño, pero el pequeño ratón que en todo momento lo acompañaba lo tranquilizo.

-Tranquilo Eustace, primero tendrán que pasar sobre mi.

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Susan reía junto a la pequeña Gail y su hermana Lucy. Hacia días que Caspian había notado como sus ojos brillaban esperanzados -y cuando lo miraba a el parecían brillar como el diamante-, se había dado cuenta también que hacia lo posible por no dejar de reír pero cada risa era mejor que la otra: había algo extraño y lo notaba pero no sabia que era y había perdido la esperanza de que ella se lo dijera cuando ella se molesto.

-¿Sigue molesta?- Rastaban irrumpió en sus pensamientos.

-Molesta no, distante; Edmund la saluda, no charlan mucho, pero al menos lo saluda... a mi ni siquiera me mira.

-Deberías acercarte a preguntarle que le sucede.

-La conoces Rastaban, no diría nada ni aunque estuviera en su lecho de muerte. Por lo pronto me conformo con estarla mirando de lejos.

-No deberías hacerlo, y lo sabes.

Caspian abrió la boca para decir algo pero el barco se movió con brusquedad y todos en el barco fueron lanzados hacia delante.

-¡EUSTACE! ¡BUENA IDEA!- grito Edmund.

Todos miraron al cielo y descubrieron al dragón tirando del mástil del barco, haciendo mas rápida su travesía.

Ante el comentario de su primo, el dragón sonrió.

Caspian paso el día entero intentando distraerse para no pensar en su distante esposa, había estado a punto de gritarle a Rastaban que pasaba mas tiempo con Susan de lo que él mismo lo hacia, pero sabia que en él estaba el querer estar con su esposa; intento pensar que esa la razón por la que Susan lo evitaba pero la conocía de sobra: Susan sabia que Caspian tenia demasiados deberes como rey y siempre lo había entendido, de ser esa la razón de su enojo , entonces ¿Por qué fingir antes que entendía las responsabilidades de Caspian, si luego se molestaría?

Una Historia Diferente: Susan Y CaspianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora