XXIV

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Simón POV

S.- si?

R.- tú y tu mamá vivirán aquí.

S.- que? No señora eso sería mucho.

R.- claro que no, tu eres un gran cocinero y sería tonto dejarte ir.

S.- señora pero...

A.- vamos Simón, tu mama puede vivir a gusto aquí.

S.- es que no lo se, sólo que eso tengo que hablarlo con ella.

R.- pues la verdad que a mi me gustaría que te quedes, no sólo estarías con Ámbar sino que también tendrías un trabajo.

S.- pues tendré que pensarlo.

R.- espero que tomes la decisión correcta.

Dicho eso la mamá de Ámbar se retiró de la cocina, voltee a ver a Ámbar que tenía una típica mirada de cachorro.
A.- mi amor, piénsalo si? No te puedo obligar pero como dijo mi mamá, que sea la decisión correcta.

S.- yo también, y si te soy sincero, no hay nada más que quisiera que estar aquí contigo. Pero no puedo dejar de lado a mi mamá.

A.- te entiendo, pero si tu mamá está aquí recibirá buena atención y además...

S.- eso lo se pero yo igual me sentiría incómodo al vivir aquí, no me imagino a mi mamá.

A.- que sea lo que tu quieras, con tu mamá claro. Pero que te quede claro algo.

S.- y que es? -me acerque a tal punto de rozar nuestros labios-

A.- que te amo, como jardinero, cocinero, mi novio. -dijo borrando el mínimo espacio entre nuestros labios-

S.- yo también te amo. Mi rubia.

A.- mi nal... he.. naranja, quiero jugo de naranja.

S.- algo más?

A.- unas tostadas con mermelada de arándanos.

S.- bien ya sale, cuando termine aquí iré a casa.

A.- te acompaño?

S.- claro, pero por favor no le creas todo lo que te diga mi papá.

A.- como que? -dijo riendo-

Su sonrisa es muy bonita y la haría reír a cada rato para poder verla.
Xx.- Ámbar.

Ámbar se sobresalto al oír su nombre, me gire para ver quien era, el papá de Ámbar estaba en el umbral de la puerta, su mirada era sería y me intimidó.

A.- que pasa papá?

Xx.- eres el nuevo cocinero? -me miró y asentí un poco nervioso- Ámbar ya te he dicho que no me gusta que hables con la servidumbre.

A.- si claro, no se repetirá.

Xx.- eso espero.

Se giró y siguió su caminó, Ámbar se miraba un poco nerviosa, tome su mano y la besé.
Le serví el desayuno y serví el del resto de la familia. El resto del tiempo ordene la cocina y estaba listo para salir, la decisión ya la tenía tomada.

A.- ¡Simón!

S.- Ámbar... pensé que te ibas a quedar.

A.- para nada, ya te había dicho que me voy contigo.

Me iba a dar un beso pero me gire y me cayó en la mejilla. Iba a tomar mi mano pero las metí en mis bolsillos y empecé a caminar, ella me abrazo y puso su cabeza en mi brazo.
Esos momentos que tenía eran lo que nunca quería olvidar.
El camino hacia mi casa se hizo un silencio incómodo, ya no estábamos abrazados y algo separados.
Ya estábamos enfrente de casa y algo me puso nervioso.

Amor Prohibido | SIMBARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora