They Don't Know About Us (Louis Tomlinson y tú)

•Capitulo 11•

La semana transcurrió normal, con actitudes raras y cambios de humor extraños en Louis.

Al fin viernes, apenas era la primera semana de preparatoria y ya daría lo que sea por que ésta terminara. Echaba de menos mis preciadas vacaciones.

Llegué y visualicé a las chicas en un rincón del patio, hablando en un círculo.

—Hola.—Me saludó Valentina, con una gran sonrisa. Su alegría era costumbre. Le devolví el saludo.

Saludé a las demás, Julieta, Guadalupe y Silver, quiénes hablaban atentamente vaya a saber de qué.

—Esta noche mis papás se van... —Dijo Julieta, haciendo cara de pervertida con un movimiento de cejas.

Creo que ya intuía por donde venía todo esto.

—¿Casa sola? —Le preguntó Guadalupe, alzando las cejas y preparándose para festejar.

—¡Pijamada! —Gritamos las cinco a unísono, saltando, y Silver hizo un baile raro. Reímos.

Los padres de Julieta eran muy amables, vivían en una casa realmente gigante.
Cómo ellos eran empresarios, viajaban mucho y todo el tiempo.
También tiene un hermano llamado Martin que tiene dieciocho años.
Por la edad ya viaja con sus padres a hacer negocios, entonces, para que Julieta no se quede sola, sus padres nos dejan organizar pijamadas.

Con la única condición de que no hiciéramos fiestas o algo relacionado con eso.

Pero ya lo habíamos hecho varias veces y todo había resultado bien.

—Lleven alcohol. —Dijo Julieta, guiñandonos un ojo. Silver le devolvió el gesto, emocionada.

—Yo ya estaba preparada... —Exclamó feliz Guadalupe y sacó un whisky de su mochila.
Todas la miramos, asombradas.

Valentina le pegó en el hombro.
Ellas dos siempre discutían, porque Guadalupe era de tomar demasiado alcohol y a Valentina no le gustaba.
Eran muy graciosas.

—Va a ser lo mejor, como siempre. —Dijo Silver, ansiosa.

Y es que si, nuestras pijamadas eran definitivamente las mejores.
Casi siempre nos surgía algún que otro inconveniente, pero lo resolvíamos y terminaba todo más que bien.

Mientras seguíamos hablando sobre lo que íbamos a hacer, pude ver atrás de un árbol a alguien que parecía estar escondiéndose.
A simple vista parecía que trataba de escuchar lo que hablábamos.

Cuando vió que tenía puesta la mirada en él, se fue velozmente y de manera sigilosa.
No le di mayor importancia.

                            (...)

Había sonado la campana del recreo, que indicaba que era la hora de ir a almorzar.
Todos salieron desesperados de sus salones en dirección a la cafetería.

En tan solo unos minutos, quedó todo vacío y desolado.

Sin embargo, con las chicas,decidimos quedarnos en nuestro salón hablando sobre lo que haríamos esta noche más tranquilas, planeando todo ya que no había nadie.

—Mis papás se van a las ocho, así que estén ahí a las siete así los ven.—Nos informó Julieta.

—Voy a tener que llevar muchos bolsos... —Dijo Guadalupe, pensativa— Ahí voy a meter todo el alcohol.

Valentina volvió a golpearla y todas reímos.
Ya quería que fuera esta noche.

—Mis papás ya me dieron permiso.—Confirmó Silver mientras tecleaba en su celular.

Yo aún no preguntaba, pero siempre me dejaban ir así que no hice ningún problema. Luego le llamaría a mi mamá.

Mientras seguíamos perdidas en nuestra charla, la puerta se abrió de golpe, haciendo un fuerte estruendo y sacándonos de nuestro trance.

Las cinco, confundidas, volteamos a ver qué había causado tal alboroto.

Me sorprendí demasiado.

Zayn se encontraba en el piso, mirándonos con terror y algunas partes de su cuerpo temblaban.
No sabía dónde meterse, se lo notaba bastante incómodo.

—Zayn, ¿Qué haces aquí? —Le preguntó Julieta, se podía percibir que lo decía con cierto tono de enojo y confusión, como esperando una explicación razonable a su presencia allí.

Él solo nos dio una rápida mirada, se levantó y salió corriendo como un rayo, sin más.

—¿Acaso ese idiota estaba espiando?—Dijo Silver, aún mirando la puerta por la que había salido.

Todas nos quedamos muy confundidas.

¿Que pretendía Zayn?