•Capitulo 60•

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—N-no llores...—Me susurró Leo, mientras me abrazaba lo más fuerte que podía, tratando de hacer que mi llanto cesara.—Verás que todo estará bien, no te preocupes.

Habían pasado dos días desde el raro suceso con los chicos, y aún no teníamos noticia alguna de ello.

Estos días habían sido, literalmente, la peor pesadilla que pudimos tener.
Casi ninguna podía pegar un ojo en toda la noche, tratando de averiguar qué les pasó.
Estos dos días, habían sido también de puras lágrimas, por parte de las cinco.

El mismo día de su misteriosa desaparición, decidimos ir hasta sus casas y nos encontramos con una extraña sorpresa.
Sus habitaciones estaban vacías, no había absolutamente ninguna pertenencia de ellos.

Parecía que todo esto lo hubieran planeado desde hace tiempo.

Los llamamos incontables veces, y no conseguíamos dar con ellos.
Habíamos tratado de todas las maneras habidas y por haber.

Mi mamá no pudo dejar pasar el estado en el que estaba, por lo que me preguntó, y no me quedó otra opción que explicarle todo.
Ella, por suerte, siempre fue muy comprensiva conmigo, y me entendió a la perfección.
Dijo que me ayudaría en lo que hiciera falta y seguro Louis estaría bien, quizás solo se le había perdido el teléfono o algo como eso, pero yo no creía que fuera así.

Podría jurarlo.

Las chicas estaban igual que yo, hasta algunas aún más.
La que más me preocupaba de todas era Julieta, ella sí que estaba actuando de una manera muy inusual.

Estaba segura que algo le pasaba, algo tenía.
Podía notar que tenía miedo, el problema es que no podía saber a qué y por qué.
Se veía inquieta, asustada, y todo el tiempo alterada.
Estaba muy a la defensiva.

Luego le preguntaría qué le pasaba, seguro es su forma de reaccionar a lo que estábamos pasando.
Cada uno se lo toma de diferente manera.

—Tranquilas, les prometo que todo estará bien. —Habló Leo, tratando de aliviar un poco el ambiente.
Estábamos en casa de Guadalupe.

—¿Y tú quién eres para decirnos eso? ¿Qué sabes? —Le dijo Julieta, saltando a la defensiva.

¿Qué le pasaba?

Leo bajó la cabeza, dirigiendo su vista hacia el suelo de la habitación.
Suspiró, triste.

—No lo trates así, cálmate. —Le dije, un poco molesta de que estuviera actuando de esa forma. —Él no tiene la culpa.

Ella no dijo nada, y volvió a acostarse,  tapándose entera con la sábana.
Leo me miró dudoso, y alcé los hombros.

                               (...)

Ya era aproximadamente la una de la madrugada, todos estaban dormidos, o trataban de hacerlo.
Este tiempo con las chicas habíamos decidido dormir juntas, en distintas casas.
No queríamos separarnos.

Estaba con mis ojos cerrados,  respirando tranquilamente y tratando de conciliar el sueño.
No estaba durmiendo nada bien.

En eso, sentí un sollozo que se escuchó muy despacio, creo que fui la única que fue capaz de percibirlo.

Me giré en dirección a la izquierda, y miré los colchones que estaban en el piso.
Era Julieta la que lloraba,  definitivamente.
Quizás era por lo de Zayn pero, estaba empezando a preocuparme y demasiado.

—Psss, psss.—Le susurré, desde la cama en la que me encontraba.
Ella se quedó inmóvil y dejó de llorar al instante.
Vi como se secó las lágrimas, y me miró.

—¿Qué?

—¿Podrías explicarme qué mierda te pasa? —Seguí susurrando. No quería despertar a las demás.

—N-no... no es nada. —Tartamudeó.

—Julieta...

—¡Te juro que no es nada!—Dijo, casi gritando.
También noté que lo dijo con un tono de enojo.

Era obvio que estaba mintiendo, pero decidí no seguir insistiendo.
Volví a recostarme en mi posición anterior, pensando en todo.


                               (...)


Volteé en la cama por quinta vez, tratando de que el sueño arribara en mí.
No había manera.

Estiré la mano a mi costado, para poder alcanzar mi celular que estaba en la mesita de noche.

"5:11 AM", indicaba la pantalla.

Suspiré, frustrada.

Creía ser la única que aún seguía con los ojos abiertos.
Tenía sueño, y demasiado, pero por alguna u otra razón, no había manera de dormirme.

Miré como brillaba en mi muñeca la pulsera "Always".

No pude evitar empezar a llorar. Era inexplicable la falta que me hacía, pero peor era tener esa sensación de incertidumbre, de no saber qué estaba pasando, era desesperante. Simplemente esperaba tener una respuesta a mis interrogantes pronto.

They Don't Know About Us (Louis Tomlinson y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora