•Capitulo 40•

4K 211 5
                                    

Luego del larguísimo viaje con Patrick, nos dejó en la cabaña. La sonrisa en mi rostro al ver que por fin la habíamos hallado fue incomparable.
Patrick me había caído bastante bien, fue muy amable con nosotros.
Louis dijo que hablaba demasiado, pero aún así le agradó.

Vimos como el camión del hombre se alejaba, y nosotros lo saludábamos con nuestras manos a lo lejos. Él respondía haciendo resonar la bocina del vehículo.

Luego, me giré mirando hacia la cabaña.
Las luces del interior se encontraban encendidas.

—¿Entramos? —Me preguntó Louis, mirando la infraestructura.

—Si, ven. —Me acerqué hacia la puerta a pasos lentos, con el objetivo de que no nos escucharan. Pegué mi oído a ésta, y pude escuchar el sonido de la televisión prendida.

Me decidí a tocar el timbre, y me crucé de brazos dispuesta a esperar.

Sentí unos pasos provenientes de adentro que se acercaban a la puerta, y luego vi una cabellera rubia asomarse.

Se sorprendió demasiado al notar nuestra presencia.

—¿Que hacen aquí? —Susurró, sin salir de su asombro, mientras miraba hacia adentro con precaución.

—¡Déjanos entrar, Niall! —Gritó Louis, riendo, al notar que el plan de su amigo era que Guadalupe no se enterara de la situación.
Niall lo fulminó con la mirada.

—Vayanse, enserio... No quiero que
...  —La voz de alguien proveniente de adentro lo interrumpió.

—¿Quién es, Niall? —Sonreí, al reconocer la voz de Guadalupe.

Cuando nos vio a ambos, puso exactamente la misma expresión que Niall.

—¿Cómo supieron que estábamos aquí? —Dijo, bastante sorprendida.

Agarre mi teléfono y le mostré Twitter.

—Soy una estúpida.—Dijo, pasando una mano por su cara y riendo.

—Te dije que no subieras nada. —Le reprochó Niall, señalandola con el dedo índice.

—¿Y por qué no querían que los encontráramos?—Inquirió Louis.

Ambos los miramos, y pusimos cara pervertida.

Niall se ruborizó al instante, en cambio Guadalupe miró hacia otro lado.

—Que les importa a ustedes.—Contestó, enojada.

Sonreí, eso hacía cada vez que alguien le importaba de verdad y no quería demostrarlo o admitirlo.

Estuvimos varios minutos discutiendo delante de la puerta, hasta que al fin, al cabo de unos minutos y sin otra opción, nos dejaron entrar.


                              (...)


Estuvimos un rato junto a ellos adentro, comimos algo de lo que allí había ya que teníamos mucha hambre. El camino hasta aquí fue sumamente agotador.

Después Guadalupe nos dijo que durmiéramos al menos una hora, no habíamos descansado muy bien que digamos debajo de un puente en un día lluvioso.
Mientras tanto ellos verían como hacíamos para volver, debíamos hacerlo antes de la hora que salimos de la preparatoria.

Cuando nos despertamos con Louis, ya eran las once y media de la mañana, nosotros salíamos a la una de la tarde.
Debíamos apurarnos.

Niall y Guadalupe consiguieron un bus a horario, preparamos todo y fuimos hacia la parada asignada.

Todo esto había sido muy loco, pero sinceramente me encantó.



                               (...)



Llegué a mi casa corriendo, por suerte llegué a tiempo como para disimular que nada fuera de lo normal había ocurrido.
Me peiné antes de entrar y me arreglé un poco, lo más que pude, para evitar levantar sospechas indeseadas.

Abrí la puerta y para mi suerte no parecía haber nadie.
Toda la casa estaba en absoluto silencio.
Suspiré, relajándome.

Me acerqué hacia las escaleras para proceder a subir a mi habitación, cuando un grito me hizo saltar del susto.

—¡____¡—Gritó con esa particular tonalidad aguda que yo reconocí al instante.

—Summer.—Le contesté, exhalando mientras me recuperaba de la sorpresa.
Luego de eso, ella se lanzó a mis brazos, abrazándome por el cuello.

—¿Dónde estabas? —Me preguntó, con sus ojitos brillantes por la curiosidad.

—Fui a dormir a casa de Julieta.—Le respondí, sonriéndole.
Ella me proporcionó un sonoro beso en la mejilla, y se bajó de mis brazos para irse al living.

Quise volver a subir las escaleras, pero la voz de mi mamá me interrumpió.
Bufé.

—Hola hija. —Yo me volteé, y la saludé con la mano.—¿Cómo te fue?

—Bien. —Respondí, alzando los hombros.

—Julieta me dijo que hoy fuiste a la preparatoria con ella.

—Sí, salimos y vine para acá. —Contesté, tratando de parecer lo más espontánea posible.

—Esta bien. —Dijo, volteandose para ir a algún otro lugar de la casa.

Sonreí, y comencé a subir los escalones.

—¿De quién es esa campera? —Me preguntó, retrocediendo sobre sus pasos.

Frené en seco, y abrí los ojos como platos.
Había olvidado por completo que tenía la chaqueta de Louis.
Lo peor es que me quedaba gigante.

—Emm, me la prestó Julieta porque hoy hacía frío y no lleve abrigo. —Fue lo único que se me ocurrió decir.

Mi mamá me miro confundida, pero no dijo ni una palabra más y se fue hacia la cocina.

Subi a toda velocidad a mi habitación y cerré de un portazo, suspiré.

—Hola nevado.—Le dije a mi gato, quien estaba acostado en el suelo, y lo cargué. —Te extrañé bebé.

Me tiré a mi cama mirando hacia arriba, y esbocé una gran sonrisa recordando todo.

They Don't Know About Us (Louis Tomlinson y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora