•Capitulo 32•

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NARRA ____

Seguíamos caminando con Louis por el parque, en todo el tiempo que había transcurrido hasta el momento nuestras manos nunca se soltaron.

Era un día bastante soleado y caluroso, algo muy extraño guiandose por la meteorología de Londres, donde casi siempre está nublado o fresco.
Me sorprendió ver abundantes mariposas revoloteando por allí, de colores muy luminosos.

No había casi nadie, lo que hacía que el ambiente fuera muy tranquilo.

Se escuchaba el ruido del andar de nuestros pasos, las zapatillas chocando con el camino de tierra.

—Ven, mira esto.—Me indicó Louis, desviándose del camino. Yo lo seguí.

Llegamos a un gran estanque, el color del agua era de un tono celeste claro, estaba repleto de flores y plantas verdes a sus costados, y habían algunos animales alrededor de éste.

Nos sentamos en un banco que estaba justo enfrente del lago, permitiendonos apreciar con claridad todo lo hermoso que había para ver.

Me puse a analizar todo lo que había a nuestro alrededor, cuando Louis soltó mi mano, que habíamos tenido entrelazadas todo este tiempo.
Yo me decepcioné un poco, sin embargo luché por no demostrarlo.

En ese momento, el ojiazul pasó uno de sus brazos por encima de mis hombros, y recostó su cabeza.

Eso me hizo sentir mejor, sonreí y seguí mirando el alucinante paisaje que teníamos enfrente nuestro, disfrutando de su compañía.

                              (...)

Ya había anochecido un poco, el sol comenzaba a esconderse, trayendo por consecuencia que el ambiente refrescara muy rápidamente.

Estábamos yendo por un camino que yo no conocía, jamás lo había notado antes, y estaba bastante oscuro.
Admito que tenía muchísimo miedo.
Miraba hacia todas las direcciones y sentidos, y me sobresaltaba por cualquier mínimo ruido que se oyera.

—Oye, tranquila.—Me dijo Louis. Seguro se había dado cuenta de lo tensa que estaba. —No voy a dejar que te pase nada.

En ese momento, Louis tomó mi mano rápidamente y volvió a entrelazarla con la suya.

Levanté la vista del camino, y le sonreí.
Me sentía más segura a su lado.

El parque Hawkins era el más grande de todo Londres, tenía millones de caminos y lugares, algunos aún eran desconocidos para mí.

—¿A dónde estamos yendo? —Le pregunté, curiosa. Él solo sonrió mirando al horizonte.

—Ya lo verás. —Se limitó a responder.

Decidí quedarme callada, y simplemente seguir sus pasos.

Luego de varios minutos más de caminata, Louis frenó de golpe.
Supuse que ya habíamos llegado.

Yo fruncí el ceño, solo habían muchos arbustos y árboles, nada fuera de lo común.

Louis miraba todo a su alrededor, muy atentamente, hasta que fijó su vista en uno de los arbustos. Éste era bastante particular, era más pequeño que los que se encontraban a su lado.

—Ven, sígueme.—Me indicó. Luego de eso, se metió entre todas esas plantas, desapareciendo de mi vista.

Yo estaba confundida, pero me contuve de hacer preguntas.
Fui hacia el lugar señalado y lo seguí.

Una vez que terminamos de pasar a través de miles de plantas que parecían interminables, llegamos a destino.

Cuando vi lo que tenía enfrente, abrí los ojos asombrada.

Era un hermoso puente, que yo no recordaba conocer.
Debajo de este, había un pequeño arroyo, chorros de agua caían entre los espacios que algunas rocas formaban.
Habían algunas flores, y también se notaba el cielo totalmente estrellado.
El relajante sonido del agua fluyendo también hacía presencia.

—¿Te gusta? —Me preguntó Louis, mientras se ponía a mi lado para admirar la vista.

—Es... simplemente hermoso.—Le contesté, aún maravillada ante todo.

—Yo....—Comenzó a hablar, dejé de mirar el puente para mirarlo a él.— Cada vez que estoy mal, o siento que necesito alejarme de todos... vengo aquí. Es como mi escape de la realidad temporal.

Luego de decir eso, se acercó al puente y se sentó en el borde. Sus pies quedaban colgando hacia al arroyo.

Yo solo me le quedé mirando.

—¿Qué esperas? Ven.—Me dijo,
mientras palmeaba el lugar a su lado, imsinuando que me sentara con él.

Me acerqué y tome asiento.

Estuvimos varios minutos así, en silencio, simplemente disfrutando la presencia del otro.

Agradecía eternamente el día que la profesora decidió sentarme con Louis.

Sentí que él me estaba mirando, por lo que me volteé, haciendo que nuestras miradas se juntaran.

—____... yo... —Comenzó a hablar él.

De repente, Louis se empezó a acercar cada vez más a mi. Yo sin darme cuenta comencé a hacer lo mismo, por más que intentara no podía parar.

No había notado lo hermosos que eran sus ojos, y aún más de cerca.

Estábamos a tan poca distancia, que nuestras respiraciones chocaban.

—Nunca pensé que desearía hacer esto.... —Dijo Louis, a escasos centímetros de mis labios.

Yo fruncí el ceño, confundida, y quise preguntarle a qué se refería.

Pero cuando sentí sus labios chocar con los míos, se esfumó toda pregunta.

Me besó los labios con ternura, intentando dejar una huella suya en los míos. Yo sonreí, era el beso más pequeño y a la vez el más grande que tuve en mi vida.
A veces las cosas no se miden por su grandeza, sino por su intensidad.

They Don't Know About Us (Louis Tomlinson y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora