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En menos de un parpadeo, ellos estuvieron dentro de la fortaleza. Gracias a Azure que les dijo la dirección a tomar, no tenían que preocuparse por otra cosa que no sea ir por sus hermanos. Pasaron un pasillo y nada pasó, era demasiado raro para ser cierto. De pronto una puerta se abrió.

-Oh, mierda -Maldijo N. Al parecer a la mujer se le olvidó darles algunas advertencias.

Un hombre lobo salió, empuñando el único arma que puede matarlos. Una cuchilla hecha de rubí. Una puñalada con eso en el corazón y estarían muertos. Leo sacó de su espalda la espada que Skye le dio. No tenía tiempo que perder.

-Vayan por los demás.

-¿Estás loco? Puedes acabar muerto. Y por muerto me refiero al sinónimo de no volver jamás -Hongbin no quería decir lo obvio, pero estaban en desventaja.

-Si es verdad lo que dijo la bruja, un corte de esto nos mantendrá vivo porque ellos estarán muertos. Ustedes rescaten a los demás -Leo se puso en guardia mientras el lobo le mostraba todos sus dientes.

Sintió a sus hermanos salir, y dejarlo solo con la amenaza. Suerte que Leo se alimentó esta noche, por lo que su fuerza estaba mejor que bien. Otra parte más divertida era que esta sería una buena pelea, y él vivía para esos momentos. Encontrar de esas en estos días era un reto. El hombre lobo era unos centímetros más alto que él y teniendo en cuenta de que Leo tenía unas piernas kilométricas, eso era decir mucho.

-Vampiro –saludó el hombre-, me han hablado mucho de ti –Leo frunció sus labios.

-¿Quieres que te de un autógrafo entonces?

-Solo si es con tu sangre en el suelo.

-Toma turno, no eres el primero con ese deseo en su lista.

-¿Algo que quieras decir antes de morir? –Leo soltó un bufido.

-¿Vamos a pelear o vas a hablar hasta matarme de aburrimiento? –Su contrincante mostró los dientes con furia.

El hombre lobo se movió rápido hasta Leo, quien esquivó sus primeros golpes pero ganó otros. La batalla pronto se convirtió en un revoltijo de movimientos y golpes. Leo sonreía, haciendo que su contrincante se enojara más. ¿Qué culpa tenía él de que el hombre lobo pegara como niña? El problema no eran sus golpes, sino que el maldito era lo suficiente rápido para esquivar todas las veces que el vampiro intentaba tentaba ponerle fin a la lucha. Él tenía otros asuntos más importantes que estar perdiendo el tiempo con una pelea ridícula. Su enemigo aún no estaba totalmente convertido, lo que le hizo pensar que las cosas estaría más difíciles cuando esto pasara. Necesitaba acabar con esto lo antes posible. Leo trató de estocar al hombre pero como sabía que haría, lo esquivó por lo que pudo pegarle un puño en la cara. Viendo que la pelea estaba tomando más tiempo de la cuenta, el lobo se convirtió por completo. Entonces, Leo maldijo. El hombre lobo no solo tenía más fuerza, el muy cabrón tenía sus dientes y garras hechas de rubí. La daga que llevaba él minutos atrás, cayó al piso con un golpe. Obviamente no la necesitaría, sus garras harían el trabajo perfectamente. De pronto a Leo se le quitaron las ganas de pasar el rato también. Verdaderamente esperaba que lo que le dijo la bruja sea cierto, porque lo que iba a pasar a continuación estaba a punto de dolerle mucho.

Se acercó a atacarle, pero el lobo se movió a una velocidad que envidió, hiriéndole el pecho con sus zarpas. Leo mordió sus labios con fuerza. La reacción de su piel con el rubí era como la de un humano al fuego. En adición a que el rubí iba a ir comiéndose su carne poco a poco. La herida era profunda por lo que comenzó a sangrar a borbotones. ¿Sangre? Él no sangraba, al menos no como si fuera una cascada. El hombre lobo sonrió con burla. ¡Este idiota es como la muerte en una piñata! Leo no tenía mucho tiempo ahora. No, él debía deshacerse del peligro, antes de que se tumbara inconsciente en el suelo.

Fue difícil dejarlo atrás, pero ellos confiaban en la ferocidad y temeridad de Leo. Él siempre disfrutaba de un buen desafío, no importaba cual fuera. Los demás siguieron avanzado encontrándose con otro pasadizo. Un paso en falso y activaran las trampas, había dicho Azure. Francamente ellos querían pasar y llegar a sus hermanos... mas todo, obviamente, estaba en el plan contrario. Hongbin dio un paso al frente, estudiando el lugar. Si a alguien le gustaban los acertijos, ese era él. Se puso de cuclillas observando el suelo, entonces hundió uno de los ladrillos que había allí. En respuesta salieron llamas de lado a lado en el corredor.

-Fuegos artificiales, lindo –Torció sus labios con burla. De pronto quitó su camisa, dejando al descubierto su pecho torneado.

-No creo que sea el momento para que quieras desnudarte –Ravi arqueó una ceja.

-No eres mi tipo... prefiero que sean mujeres. Ya sabes, esas que son suaves y sexys –Ravi soltó un bufido y N rio por lo bajo.

-Deja de tomar clases de habla con Leo, por favor –Hongbin se movió a una esquina-. ¿Qué harás?

-Si no me equivoco por algún lado debe haber un interruptor, cubierto de polvo de rubí en algún lugar –él usó su camisa para poner una barrera entre la pared y su mano. Buscó y buscó pero no encontró nada, por lo que terminó moviéndose al otro lado. Justamente cuando hizo un sonido de victoria, su mano quedó atrapada, siendo atravesada por una barra de rubí. Él soltó un ruido entre dolor y rabia. En menos de un parpadeo, sacó una daga de sus fundas y la arrojó al otro lado con una fuerza sorprendente que terminó explotando algo en la pared contraria. Su mano quedó libertad luego de eso.

-Juro por lo más sagrado que lo mataré.

-¿No eras su hijo favorito? Joder, primero una bala y ahora esto –Ravi negó-. No quisiera estar en tus zapatos.

-Me pregunto si dejó al mundo sin rubí. Estoy convencido de que tiene una cantidad suficiente para hacer feliz a cualquiera excepto a nosotros. ¿Es seguro ya?

-Confío en que sí. Aunque no lo tomaría tan a la ligera si fuera tú –N asintió adentrándose, mientras Ravi ayudaba a su hermano con la herida. Si seguía perdiendo sangre con esa rapidez tenían menos tiempo para maniobrar. Mientras avanzaba el camino con habilidad, salió del techo unas espadas, haciendo que N se bajara inmediatamente. A continuación llegó al otro lado de la pared con unos movimientos que cualquier película de artes marciales envidiaría.

-¿Dónde apago esta cosa?

-Debe tener un interruptor. Padre no hace nada sin un botón de apagado –En efecto, cualquiera de sus creaciones tiene una debilidad.

N tardó unos minutos estudiando el lugar, hasta encontrar lo que buscaba. Esperando que no surgiera nada más, Ravi y Hongbin cruzaron. No tardaron mucho en darse cuenta de que estaban cerca de rescatar a sus hermanos y sin pensarlo dos veces, corrieron a donde se escuchaban sus quejidos. Los tres vampiros llegaron al mismo tiempo para ver a sus hermanos horriblemente heridos y encadenados a las paredes. Por puro instinto se acercaron para sacarlos de allí, muy tarde se dieron cuenta de que sus hermanos los estaban mirando con puro odio. Como si quisieran arrancarles las cabezas. Algo no iba bien.

Los grilletes se soltaron, haciendo un sonido seco en el suelo. Ken y Hyuk ni siquiera le prestaron atención a las cadenas, pues únicamente observaban a esos que estaban demasiado cerca. Como si quisieran sus cabezas donde tenían sus pies. Con odio puro. ¿Estos eran sus hermanos? Sin más que un rugido de advertencia, los dos fueron por la garganta de los recién llegados.


Los Reyes de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora