2-2

14 2 0
                                        


No quería que supieran cuanto significaba para él. Aunque ahora la mujer pueda cuidarse sola y sea más fuerte que cualquier criatura que conozca –incluyéndose-, todavía no podía olvidar su frágil cuerpo al borde de la muerte... La lluvia que fuertemente azotaba su piel y que casi lo cegaba, no fue impedimento para verla sin fuerza, cubierta de lodo, abandonada a su suerte. Tan rota, ella quien era gracia pura. No, él en definitiva no podía olvidar el mayor susto que se ha llevado en toda su existencia.

Mientras la observaba, ahora detrás de la barra, sonriéndoles a sus clientes, él quiso maldecir. Su interacción estaba muy lejos de ser llamada relación, no era por falta de interés, sino que ella no cedía nunca. Frustrante. Cualquier cosa que pedía, él se la otorgaba si falla y nada de eso le ha servido de algo.

-¿Por qué gruñes, vampiro? –Puso una botella de cristal oscuro frente a él. Ni siquiera tuvo que acercarse para saber que era sangre. La esencia de Skye le llegó a la nariz, haciéndole la boca agua.


No se hizo de rogar y bebió. Una mueca se formó en sus labios. Nada era mejor que beberla directamente de su cuello, mas agradecía estos pequeños gestos de la bruja. Ninguna criatura estaba contenta con el nombre de comida, pero Skye no tenía ningún problema con embotellar su sangre y tenerla en reserva. Teniendo en cuenta que era la única sangre que lo alimentaba, era una bendición.

-No estoy gruñendo –Aseguró. Skye rio divertida.

-Sí, claro. Lo que tú digas. Tengo otras para la reserva de tu casa –Dijo señalando la botella-. Dos no son suficientes, Ravi –Le reprochó. Skye no entendía porque siempre esperaba hasta que su suministro se acabara para pedir más. Él hizo una mueca más profunda que la que hizo al probar la sangre en el frío de la botella.

-Sabes mi respuesta a eso –La sabía y justamente lo tenía escrito en cada rasgo de su cara. Bebería desde el cuello de la bruja implicaba atención y mimos luego, al contrario, las botellas le parecían un contrabando. Lo cual Ravi encontraba injusto. A Skye le daba igual cuál método fuera después que él estuviera alimentado y con fuerzas.

-¿Tus hermanos no lo han descubierto? – Negó con la cabeza, tomando otro sorbo, viéndose menos contento. Ella no mentía cuando se refería a contrabando. Nadie sabe que la única sangre que pude sustentar al vampiro es la suya. Era algo difícil de explicarles de todos modos.

-Ellos sólo piensan que me divierto contigo –A pesar de que cuando ellos se referían a Skye como su bruja, ninguno le daba el significado serio.

-Bruja –Se acercó un hombre de acento meloso a la barra-, te ves hermosa como siempre –Skye arqueó una ceja y rio por lo bajo.

-Estoy segura que me veo mucho mejor en la cama de lo que te acabas de imaginar ahora mismo –Ravi le dedicó una mirada asesina al hombre quien reía encantado. No peleas en el Sweet Nightmare. Él tenía que recordarse esto a menudo.

-¿Es una oferta? –El hombre se relamió los labios mostrando un poco de su poder, dejando ver parte de sus rasgos de oso. No era un secreto que a la bruja le gustaban las criaturas poderosas, por lo que la mayoría del tiempo, el bar estaba lleno de ellos para ver quien se quedaba con ella.


El vampiro gruñó por lo bajo, otra vez. Odiaba que ella pudiera saber la mayoría de lo que los demás pensaban. Antes, este era un secreto que ellos sólo sabían. Ahora todo el mundo mágico sabía ese detalle. Ah, y que también podía ver pedazos del futuro. Por lo que Skye, era una mujer solicitada... Demasiado para su gusto.

-Deja de llorar –Le puyó Skye mentalmente-. De todos modos, con el único que puedo comunicarme de esta forma es contigo.

-¿Qué te he dicho sobre espiar mis pensamientos? –Las comisuras de los labios de la bruja se torcieron en una sonrisa traviesa.

-No puedo hacer nada cuando tus pensamientos están obstruyendo los míos –Ella volvió su atención al hombre que esperaba una respuesta-. Lo siento, tengo la agenda ocupada esta noche.

-Quizás, puedo sacar una cita dado a que tus días son tan solicitados –Siguió él con esperanza. Skye, quien limpiaba la encimera de la barra, lo miró divertida.

-Posiblemente, tengo espacio para dentro de cinco siglos... Lo siento, soy una mujer sumamente ocupada –Luego lo estudió por un corto tiempo y agregó:-. Tampoco me gusta perder el tiempo jugando con ositos de peluches –Ravi soltó una carcajada luego de tragar la sangre que casi escupe. El oso, con ego herido, le mostró los dientes y estuvo a punto de comenzar una pelea, pero la bruja dejó ver un poco de su poder, bajándole los humos. Su poder era infinitamente más grande que la del oso.


El hombre ordenó su bebida y se alejó a la mesa donde otros lo esperaban. Skye lo miró alejarse con burla. Esperaba que sea lo que sea que él estuviera pensando fuera algo bueno. El oso podría desaparecer, accidentalmente. No sería el primero de todos modos. Momentáneamente, Ravi sintió una presencia a su alrededor y supo de quién se trataba inmediatamente. Azure. Ravi no podía verla con sus propios ojos al menos que él la convocara y ella quisiera, pero estaba acostumbrado. Skye sí podía verla y por el saludo que le dedicó no estaba contenta de verla.

El vampiro seguía preguntando que misterio envolvía a ellas dos... se cansó de hacerle preguntas a ambas sin recibir respuestas. Al menos de algo estaba seguro, sino llega a ser por Azure, sus hermanos y él estuvieran muertos.

-¿Cómo lo llevan tus hermanos? –Preguntó Skye por cortesía. Ravi sabía que la bruja conocía la respuesta a esa pregunta. Así que en vez de decirle lo que ya sabía, le dijo lo que pensaba.

-Estoy harto de todo el proceso –Sus hermanos iban mejorando muy lentamente. Todos los demás esperaban que Ken y Hyuk volvieran a la normalidad pronto, pero era desesperante cuando ese pronto no parecía serlo.

-Todo toma tiempo, Ravi. Para empezar, es un milagro que estén vivos.

-Ya que estamos en esa línea –La bruja se tensó, sabiendo lo que diría a continuación-... Recuérdame, ¿qué ocurrió esa noche?

-Ugh, no ocurrió nada –Dijo con vehemencia. El vampiro le dedicó una mirada que le decía: Sí, claro. Era obvio que no le creía, y aunque él no podía leer los pensamientos de Skye, la conocía lo suficiente para saber que ella sabía que había ocurrido, pero que no quería soltar la sopa. Eso lo ponía más ansioso por saber de qué iba todo.

-Estaba muerto, Skye. Estoy seguro de eso –Ella rio. ¿Qué le iba a decir? ¿Qué él no podía morir a menos que ella lo haga o que deje de alimentarse de su sangre? No, gracias. Era una conversación que no quería tener en estos momentos pero que sabía que tendría en algún futuro. Solo quería aplazarla por tanto tiempo que le fuera posible... Aun no tengo todas las piezas de este rompecabezas.

-¿Y? Eres inmortal. Creo que sabes lo que significa -Los inmortales pueden morir y revivir si la muerte no incluye sacar la cabeza del cuerpo.

-Cierto, pero para mí el rubí es el sinónimo de no tener la cabeza pegada al cuerpo -Skye soltó un suspiro.

-¿Por qué es tan importante saber como estás vivo? Lo que importa es que lo estás.

-Odio cuando te vas por la tangente. ¡No soy tu enemigo, Skye! ¿Hasta cuando me estarás guardando secretos?

-Deja de estar metiéndote en mis asuntos, Ravi. Puedo valerme sola.


Sin decir media palabra él se puso de pie y salió de la taberna, evidentemente enojado. Skye suspiró mientras miraba a Azure cruzada de brazos, viéndose igual de contenta que el vampiro.

-Ahora no, Azure. No estoy de humor.

-Nunca lo estás -Le reprochó ella. Skye inhaló pesadamente. Nada ha sido fácil, y ella no dejaba de pensar que debió dejar que todo siguiera su curso... aunque eso implicara la muerte suya y la del vampiro.

Los Reyes de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora