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La lluvia caía impidiéndole ver por dónde iba, cayó de bruces al lodo y maldijo por lo bajo. Se puso de pie con la poca fuerza que tenía, aunque ¿por qué estaba luchando? Moriría. Ella, una inmortal que ha pasado por mucho, sabía que era cuestión de tiempo para ver a la Parca.

Culpó a su ingenuidad, pero culpar algo o alguien no la salvaría o mataría al culpable. Si fuera así, su hermano estaría muerto y ella sin ningún dolor. ¿A dónde iría? No conocía de lugares en la tierra y no podía llegar a casa estando tan débil. Cayó de nuevo y esta vez no pudo levantarse más. Ni siquiera tenía fuerzas para voltearse... Moriré ahogada antes de morir desangrada.

De todas las veces que pensó como moriría -Sí. Un inmortal también piensa en ello-, jamás consideró que fuera de esta manera. Al menos nadie sabía que la que fue tan grande, dejaría de existir tan miserablemente. De pronto, escuchó que alguien la llamaba con preocupación y volteaba su cuerpo, acunándolo con fuerza. Skye conocía esa voz y fue como un consuelo que hizo de su muerte próxima una menos miserable.

-Skye, no te atrevas a morir -Demandó el vampiro-. ¿Me oyes? -Ella no tenía fuerza para nada, así que se dejó llevar.


¿Qué hacía él allí? De todas las criaturas que podían aparecer, Skye no lo quería cerca en este momento. La vida no te da lo que quieres. Su cuerpo se sentía frío y estaba muy lejos de ser algo causado por la lluvia.

-Skye -La voz preocupada de Ravi la trajo levemente a la conciencia-. Ya estamos llegando -Llegando a dónde, quiso preguntar. No hay forma de salvarla. No importa cuanto él hiciera, ella iba a morir. Solo podía salvarla una cosa... y si lo hacía, estaba segura de que el vampiro la odiaría si lo supiera.


¿Eso que importa? Si era cualquier otra persona Skye no lo hubiese dudado, pero le tenía respeto al vampiro. Además, quien le enseñó como estar en el mundo humano y todo lo que conllevaba fue él. ¿Cómo podía hacerlo? Skye no podía pagarle de esa manera. A la lejanía escuchó unos pasos, y estaba segura de que él también, pues maldijo por lo bajo. Él la depositó en el suelo, y puso algo pesado encima. Skye supuso que era el largo abrigo que Ravi llevaba en algunas ocasiones.

-No vayas a ningún lado sin mí -Dijo él tratando de hacer una broma, Skye quiso sonreír, pero la inconsciencia la estaba seduciendo cada vez más. Escuchó los pasos de él al alejarse, con el leve zumbido de las armas al sacarse de sus fundas y un click, antes de desmayarse-. Maldita sea, Skye -Escuchó y se agarró al sonido de esa voz para salir mantenerse consciente-. Eso es, ya estamos a salvo -Dijo Ravi. ¿A salvo dónde? Ellos no estaban a salvo en ningún lugar. No con ella en ese estado. Aunque, ¿por qué no estaba muerta ya? Joder, ¿a la Parca se le perdió el camino?


Los mataré a todos... Skye recordó esa amenaza alta y clara. ¿Por qué su hermano haría tal cosa? ¿Qué estaba mal con él? Ella debía detenerlo, aunque fuera lo último que hiciera. Eso le dio la voluntad. Lo siento, Ravi. Lo siento. Entonces, ella hizo lo que no debió hacer y fue tanto el impacto, que dejó al vampiro al borde de la muerte, cuando ella estaba completamente recuperada. Skye abrió su muñeca y le dio de beber. Cuando las primeras gotas de sangre llenaron la garganta del vampiro, él atacó la mano de ella, clavando los dientes allí y bebiendo sin parar...

Skye abrió los ojos azorada y pasó la mano por su frente perlada de sudor. Se había quedado dormida de nuevo. Ella odiaba hacerlo, pues recuerdos como este siempre la atormentaban. Ponerse en movimiento siempre le sacaba el mal sabor de la boca, así que se vistió de manera sencilla antes de salir. Ella debía buscar pistas y resolver todo su problema de una vez y por todas. Solo que no era tan sencillo. Debí haber muerto aquel día. Quizá para este momento todo se hubiese resuelto.

Los Reyes de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora