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Sabía tres cosas ahora que estaba más o menos consciente. La primera, estar encerrado no dolía. La segunda, ya estaba en un lugar seguro. La tercera, él iba a matar a sus hermanos si no abrían la puerta de la celda. Le tomó tiempo entender que ellos eran quienes eran y que su creador los había raptado a Hyuk y a él. O sea, ¡los raptaron! Como niños pequeños ilusos. Hay que admitir que él a veces se comportaba como niño, pero esto era demasiado.

Ken se tiró en la cama, dentro del calabozo, pensando en cuanto tiempo estará lucido esta vez. Esperaba que fuera más tiempo que antes, pues no quería sufrir otro ataque de N en su vida. Una vez, por siempre suficiente. Aunque debía admitir que fue la única forma de detenerlo. Cuando tuvo puesto el collar que les diseño la bruja, dolió como un hijo de puta. Luego de la paliza, ellos estuvieron encerrados aquí. ¿Cuántos días llevaban? Él perdió la cuenta.

Al comienzo, Huyk y él estaban en un estado disociativo que tomaba más parte de su memoria y aunque ese ya no era el caso, todavía existían esos momentos. Ésa era la razón por la cual Ken y Hyuk aún estaban encerrados. ¡Y él iba a morirse de aburrimiento allí! Obviamente él podía hablar con su hermano que estaba al lado de su celda, pero el muy gilipollas no hablaba lo suficiente para salvarle su poca salud mental. En estos momentos él prefería el estado disociativo, pues así no tenía tiempo de pensar en lo aburrido que estaba.

Escuchó a sus hermanos llegar uno por uno y estaban hablando de su creador. Hombre, él estaba loco por salir de ahí y darle de hostias al imbécil. Pero él primero debía encargarse de su propio problema. Unas veces eran más fáciles que otras, pues era claro poder distinguir que era cierto y que no. Mas otras veces, le llevaba el diablo... y volver a la realidad no sólo le tomaba horas, sino que lo drenaba, dejándolo enfermo. La reserva de sangre ha aumentado gracias a ellos y no era algo que los otros les alegraba.

-Juro que quemaré la casa si no me sacan de aquí -Hyuk rio al otro lado de la celda.

-Primero te comes tú mismo.

-¿Ya estás aquí?

-A duras penas -Ninguno sabía en que momento las crisis le atacarían. Hyuk acababa de pasar un episodio y no se escuchaba para nada bien. Los efectos secundarios de los episodios eran una jodida mierda-. Estoy harto de esto -Entonces, eran dos en ese bote.

-Extraño los viejos tiempo -Dijo Ken con nostalgia.


Y Hyuk sabía a qué se refería. Hubo en un momento en que ellos eran completamente ajenos a que existía algo más a parte de humanos en la faz de la tierra. Él no pensaba en eso con frecuencia, pues ser inmortal tenía sus ventajas, pero a veces, él creía que todos ellos de alguna forma, lamentaban haber perdido su humanidad. Ellos fueron amigos de toda la vida, hasta que les tocó el palillo más corto. La transformación no sólo les quitó la humanidad dejándolos con una sed de sangre incontrolable, sino que les quitó el mundo que conocían.

Ellos fueron modificados como la mejor arma de su creador y estuvieron de su lado, hasta que las cosas comenzaron a cambiar y su creador se volvió más psicópata. Sus hermanos y él pasaron un infierno para salir de sus manos... que él y Ken hayan sido atrapados era algo realmente vergonzoso. Que Ken y él estuvieran peleando con sus hermanos es el doble de ridículo, pero aquí estaban, en un calabozo por querer ir por la garganta de alguno de ellos en algún momento aleatorio. Era un milagro que ellos no estuvieran atados de manos y pies, los dioses saben que Ravi no se cansó de sugerirlo la primera vez.

Sus hermanos se pararon frente a las celdas, viéndose seguramente mejor de lo que debe verse él y Ken en ese momento. Hyuk no sólo se sentía como la mierda, seguramente se veía igual de como se sentía.

-Se ven como la mierda -Dijo Leo confirmando sus sospechas.

-Gracias, he visto mejores días -Replicó Ken con amargura-. Dime que al menos nos dejaran tomar una ducha hoy.

-Creo que casi estás de suerte -Ravi se veía de buen humor.

-¿De qué hablas? -Hyuk odiaba los rodeos y a Ravi, en particular, le encantaban.

-Kaíla nos dio algo que puede funcionar -N buscaba algo en el bolsillo. Recordando como una caja tan grande únicamente contenía sus anillos. La verdad es que las Leorins estaban todas locas y les gustaba joder al mundo en general, sin importar la raza.

-¿La Leorin? -Preguntó Hongbin con sorpresa.

-Parece que estamos volviendo a nuestros días de suerte -N parecía aliviado y eso era algo bueno de ver, teniendo en cuenta que estos días él ha estado en más estrés que todos ellos-. Tomen -Él entregó a cada uno el anillo que usaron como grupo hace tiempo atrás. Este simbolizaba muchas cosas para ellos, y tener un pedazo del pasado, era, en cierta forma, algo alentador. No importa cuando haya cambiado el tiempo, todavía se tenían ellos mismos.

-¿Cómo rayos los encontró? -Leo se veía impresionado. Cuando Hyuk recibió el suyo, aun compartía la impresión de Leo.



-¿Ahora vamos a abrazarnos y a llorar jurando ser amigos por siempre? -Dijo Ravi cuando recibía su anillo.


-¿Crees que esto nos ayude con nuestro estado disociativo? -Preguntó Ken con esperanza, ignorando por completo la puya de su hermano.


-Ésa es la idea -Dijo N casi aliviado-. Vamos a hacer un periodo de prueba por tres días, a ver que tal.

-¿Tres días? -Gimió Ken como si lo estuvieran torturando.

-Pueden ser más -dijo Hyuk-, no te quejes.

-¿Qué era lo que querías decirnos? -Comenzó Hongbin.


Aún en la celda, Ken y Hyuk escuchaban atentamente lo que cada uno de sus hermanos encontró en su tiempo afuera. Ambos se sentían como extraños pues nunca habían estado atrás o ajenos a algún plan... mas esta vez, ellos debían esperar, no sólo por el bien de ellos, sino que también por el de sus hermanos. Mientras ellos escuchaban, también relataban de vez en cuando, cosas que ellos recordaban de cuando estaban en cautiverio. Esto debía servir de algo y en estos momentos, cualquier información era bienvenida. 

Los Reyes de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora