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Él apreciaría que N dejara de estar bajando a los dioses del cielo y subiendo del inframundo a los que no debería subir, mayormente porque eso le molestaba sus sensibles oídos pues de verdad estaba maldiciendo a viva voz, y porque no arreglaría nada. Aunque era gracioso como el infierno, Ken no podía reírse... la situación era una estúpidamente precaria. ¿Es que nada iba a terminar en algún futuro cercano? De pronto se sintió miserable. ¿Qué Dios los odiaba lo suficiente como para hacerles la vida imposible? Si él supiera el nombre, de seguro ya le hubiese enviado una tarjeta Hallwark con una disculpa y un ramo de flores.

Las Leorins ya se habían marchado y eso no había hecho a ninguno de ellos felices. No es como si ellas estuvieran soltando toda la información del universo, sino que ellas podían tratar a su hermano en caso de que algo se pusiera peor. Tampoco fue como si sus suplicas les hubiesen servido de algo. Kaíla los miró como si estuviese mirando a un montón de mocosos molestos.

-Yo realmente odio explicarme, pero tras que humanos, son hombres... eso hace su cerebro minúsculo -Kaíla cloqueó su lengua.

-Oye, la igualdad de género -Se quejó Ken haciéndolas reír.

-Lo intento... ustedes sobrepasan los límites -Suspiró la Hábil-. Volveré a repetir esto, porque al parecer no me entendieron la primera vez. Soy vidente y puedo teletranportarme -Lo que quería decir que ella podía venir siempre que la ocasión lo ameritaba-. Si me disculpan, tengo un esposo que esta haciendo un desastre de la casa porque no estoy y Jaoh tiene una cita telefónica.

-¿Tengo una cita telefónica? –Preguntó su hermana con sorpresa-. ¿Mariahya?

-No -Ambas se vieron preocupadas. Jaoh más que Kaíla, por razones obvias-. ¿Recuerdas las ventanas de cristal que rompiste en la tienda del Gnomo?

-Sí -Jaoh entrecerró los ojos, como si estuviera tratando de descifrar los pensamientos de Kaíla.

-Te llamará para pasarte la factura de los daños -Jaoh boqueó.

-¿De qué hablas? ¡Iban a matarlo! Para los efectos, yo lo salvé.

-También destruiste su tienda -Kaíla se encogió de hombros.

-Eso es injusto. Lo juró, lo patearé hasta que quede como pulpa -Y con una Leorin molesta, ellas habían desaparecido al momento siguiente.

No había información de su creador, Ravi no parecía que iba a despertar pronto y justamente cuando vieron que no quedaba suficiente reserva de sangre en la habitación de su hermano, descubrieron que tampoco tenían información de la bruja... sin sumarle que ni Hyuk, ni Ken sabían si iban a tener un ataque en cualquier momento. Tengo ganas de encerrarme en la celda voluntariamente. Había tanto por hacer que nadie sabía por donde comenzar y una crisis haría todo peor.

-Iré a buscar a Skye -Propuso.

-No es seguro -Tajó N, lo que le hizo rodar lo ojos.

-Bueno, si no puedes ver, en estos momentos no estamos en posición de buscar opciones lógicas.

-Leo puede ir a buscar a la bruja.

-Leo tiene otras cosas pendientes -Dijo él y sin otra explicación, salió de la habitación. Esto hizo que N se molestara tanto que sus ojos cambiaron de color a un rojo profundo. El resto supuso que lo único que hizo que Leo estuviera vivo en este instante es que N podía tener un autocontrol de leyendas.

-No es por decir lo obvio, pero si a nosotros nos da una crisis, estar al lado de Ravi no sería ventajoso. Hongbin tiene que irse a buscar aliados. Si tu vas por la bruja, ¿qué vampiro cuerdo quedaría para cuidar al paciente? -N lo miró con indecisión-. Iré con Hyogi, ambos nos podemos pegar hasta la inconsciencia en el caso de que alguno caiga en crisis.

Los Reyes de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora