3-7

11 1 4
                                    

Era un buen día y aunque no quería, se quedó con el palillo más corto. ¿Por qué él tenía que volver a recorrer el perímetro cuando lo había hecho ayer? Eso de jugar piedra, papel y tijera para escoger quien daría la ronda le estaba tocando las pelotas. En serio, ¿cómo era que tenía tan mala racha? No era como si existiera algo que fuera de lugar en medio de la nada precisamente. Todo este evento innecesario se debía a que su creador hizo esto como un tipo de entrenamiento. Lo que quería decir que él creaba a las criaturas con este fin. Eso exigía que Ravi y sus hermanos tomaran turnos para vigilar. ¿Por qué tuvo que tocarme esta hora? Que ellos pudieran soportar el sol sin que eso implique una convulsión instantánea, tampoco quería decir que les era grato.

La tierra a cuidar era una extensa, por lo que era una suerte que el vampiro pudiera moverse de la manera que lo hacía, sino esto fuera una travesía de años. En su expedición ya había matado a una Manticora, un Troll, un Huwawa, un Gul... en fin, esta vez su creador se había puesto creativo y trabajador. Hoy que quería salir temprano, se encuentra con muchas criaturas. Mi salida, hombre... Ravi hizo planes con unas ninfas, y llegaría tarde gracias a estas pendejadas.

-No, no, no -Escuchó seguido de una risita a lo lejos. Ravi sacó el arma de su funda y le quitó el seguro. Normalmente, él no usaría un arma pues, aunque le gustaran, muy pronto aprendió que en este mundo no servían de mucho. A parte de dejar un dolor de hostias, las balas normales no causaban mayor daño. Es por eso que Hongbin diseño unas balas que son una belleza. Las balas estaban impregnadas de veneno, aun no mataban, pero hacían a la criatura una vulnerable. Lo cual era eficiente cuando no tenías ganas de jugar, como en estos momentos-. ¡Eso es hacer trampa! -Se quejó una voz femenina. El vampiro se acercó silenciosamente a esa dirección, hasta ver a una mujer de cabello blanco jugando con unas mariposas del tamaño de la mano del vampiro. Impresionado, Ravi se detuvo escuchando la voz cantarina quejarse nuevamente. ¿Qué hacía una mujer allí? Eso era totalmente nuevo e inesperado.

Ella se veía demasiado confiada e inocente, y eso era algo nuevo para él. Nadie podía verse de esa manera, no en este mundo... al menos que acabaras de nacer o ser creado, y ni siquiera podía dar fe de ello. Debatiendo sus propios pensamientos, cambió un pie de posición, haciendo que unas ramas crujieran bajo sus botas. Maldijo por lo bajo. El ruido llamó la atención de la mujer, quien miró a su dirección y volvió a mirar a las mariposas para descubrir que se habían ido.

-Es tu culpa... -Gimió ella, pisando el piso con fuerza repetidamente con una mueca de descontento forrando sus labios-. ¿Por qué sigues haciendo eso, vampiro? -Los ojos más azules que Ravi había visto jamás lo miraron sin ningún miedo, aun cuando él la apuntaba con un arma.

-¿Sigo haciendo qué...? -Preguntó él con incredulidad, olvidando que tenía un objetivo.

-Espantando a mis mariposas... haces mucho ruido. De tus hermanos, tú eres ruidoso como una gallina de guinea -Ravi se sintió ofendido. De tantas cosas con las que podía compararlo, ¿una gallina de guinea? Wah, su enojo estaba haciéndose palpable, llevándolo lejos del problema inicial. Respiró, tratando de ser lógico y concentrarse en lo que importaba. Que ella supiera de sus hermanos quería decir que ella llevaba por los alrededores el tiempo suficiente. ¿Cómo ellos no se dieron cuenta nunca?

-¿Quién eres? No, olvídalo. ¿Qué haces aquí? -Ella lo miró con desconfianza por un momento.

-Me he escapado -Dijo como si no le quedara más remedio que decirle la verdad.

-¿Escapado? -Inquirió el vampiro en busca de respuestas. En eso su móvil sonó, haciendo que ella a se sobresaltara-. Oh, ¿Qué quieres, Ken? -La mujer se puso de pie de un salto y sus pies descalzos recorrieron el suelo, hasta acercarse a Ravi sin ningún aviso. Entonces, comenzó a rodearlo, mirando el móvil con curiosidad, como si no hubiese visto alguno-. Se me presentó algo, los alcanzo luego -Ravi colgó la llamada y puso el móvil en su bolsillo. Ella dio un paso atrás, haciendo que su larga melena se moviera al compás. La mujer no se veía con miedo, pero se movía con sumo cuidado, como si esperara que algo apareciera de repente.

Los Reyes de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora