Los Reyes de la Noche

Parte 4-1

¡Estoy ciega! No, no, no... Aquí es cuando todos sus miedos se empezaban a hacer realidad. Skye trató de mantener la calma, si Ravi entraba por esa puerta y la veía en este estado, iba a sacar inmediatamente que algo pasaba. Entonces, en vez de concentrarse en la inminente guerra, Ravi iría a buscar una cura que no existe. Una parte de Skye sabía que su vida iba a terminar de esta forma. ¿Una relación? Cualquiera que sea no era bienvenida. Incluso la única amistad real que tenía era Kiki, y la nymphai ya sabía que algo raro pasaría. Basta de cháchara sentimental, Azure. Tienes una batalla que ganar.

Chasqueó sus dedos materializando ropa en su cuerpo, justamente antes de que la puerta se abriera. La bruja se giró hacia el sonido, el olor de Ravi llegó a continuación. Skye ahogó un sollozo detrás de una sonrisa. Ella adoraba estar viva y sus sentidos eran las cosas más preciadas. Tan importantes que si no fuera por lo que se avecinaba, ella misma se hubiese matado pues prefería eso que la muerte dolorosa que le aguardaba.

-¿Ya se acabó la fiesta? -Preguntó Ravi riendo por lo bajo.

-Tenemos cosas que hacer -Skye escuchó al vampiro moverse por la habitación.

-Tienes que comer primero.

-No comer no me matará, vampiro.

-Lo sé, pero no quiero estar a tu alrededor mientras estés hambrienta -Skye trató de ver a través de los ojos del vampiro, pero estaba tan alterada que le fue imposible. Para no verse desorientada, se sentó en la cama mirando en dirección a donde podía sentir a Ravi.

-No quiero escuchar eso viniendo de ti -Le reprendió. Ravi soltó una carcajada, y la bruja escuchó el tintineo de la bandeja siendo puesta sobre la mesita al lado de la cama. Ella puso en práctica todo lo que aprendió con el tiempo. Esos entrenamientos con sus sentidos apagados la han preparado para esto, aunque no ha hecho el golpe menos fuerte... Ahora entiendo porque mi padre se empeñó en que recibiera este entrenamiento. Era escalofriante como todos ellos sabían el destino de Skye y trabajaron sin siquiera decirle. ¿Estaba sorprendida? Obviamente... pero desde siempre sospechó que algo andaba mal. Esta es la respuesta. Según lo aprendido por las historias que le contaban, la bruja primero perdería la vista, luego el gusto, próximo la audición y por último el tacto. Skye había aprendido muy bien a manejarse sin la vista, y con el gusto, para los efectos, podía vivir sin saborear su comida favorita... Sin la audición era bastante difícil, y muy pronto entendió que cuando su tacto faltara, ella iba a morir. Si no era por su destino, Skye acabaría muerta en manos de sus enemigos por no poder defenderse de ellos.

-Soy un tierno oso de peluche -Se defendió el vampiro, y su voz se quebró en algún momento antes de terminar esa oración.

-¿Todo bien? -Preguntó Skye con nerviosismo. Si él se dio cuenta de lo que pasaba estaba jodida.

-Sí, ¿por qué? ¿Algo debería ir mal? -Skye rio, tratando de ocultar su nerviosismo.

-¡Claro que no!

-Justo lo que pensaba. Si existiera algo mal ya me lo hubieses dicho, ¿cierto? -Eso le hizo un nudo en el estómago, mientras sonreía abiertamente.

-Por su puesto -Él no tenía que saber la mentira que colgaba de esa frase.

-Ahhh -Dijo de momento, y Skye deseaba saber qué rayos estaba pasando-, por ahí va el avión.

-¿De qué hablas? No soy ninguna pequeña.

-Voy a alimentarte aunque tenga que amarrarte las manos, Bruja.

-¡No te lo has ganado! -Dijo Skye, recordandose por vez quinienta que debía parpadear. Además, debía resistirse. Si ella actuaba toda obediente, era una bandera segura para decirle que algo ocurría.