"Un Amor Inigualable" (Jack Frost y Tú) [[#Wattys2020]]

~ Capítulo I : "Aun normal." ~

De nuevo, volvía a salir el sol tras las nubes un tanto gruesas y oscuras que significaban el comienzo del invierno en uno de los tantos días de tu ordinaria y normal vida. E igual, harías lo que siempre hacías; levantarte tarde, llegar a la escuela tarde, estar con tus amigas, salir de la escuela, volver a casa.. Era una vida ordinaria, común y corriente como la de todos los demás. Y bueno, por una parte no te molestaba del todo, ya que no eras de salir mucho, aunque por otro lado no veías nada de malo en tener alguna que otra pequeña aventura. ¿O si? Pero pese a que aun eras una niña de 15 años tus padres no te dejaban tener ese tipo de aventuras.. a menos que ellos estuvieran involucrados en ellas.
Ellos y tu hermana mayor por supuesto.

—¡_____! Ya baja, ¡Se te hará tarde para ir a la escuela! —te grito tu madre desde las escaleras ya que faltaban 10 minutos para la hora de entrada de tu escuela y aun no ibas ni rumbo a esta misma.

—¡Ya voy mamá! —le gritaste a modo de respuesta para que te escuchara, mientras terminabas de subirle el cierre a tus botas para la nieve y después tomabas tu mochila de tu cama ya arreglada para después salir de tu cuarto al pasillo.

—Jajaja ¿Otra vez se te hizo tarde verdad? —escuchaste esa voz detrás de ti que venia saliendo del baño y cerraba la puerta del mismo.

Tu ni siquiera te diste la vuelta para saber quien era la persona que desde que tenias memoria siempre te criticaba y juzgaba. Así que seguiste rápidamente tu camino a las escaleras y solo dijiste molesta:

—¡Azh no empieces, déjame en paz Amalia!

Amalia era tu hermana. 10 años mayor a ti. Las personas siempre le decían que físicamente tu te parecías mucho a ella, y si, puede que tuvieran razón, pero en lo que se refería a personalidad, tu eras todo lo contrario a ella. En verdad. Eras algo así como; si ella era negro, tu eras blanco. Y por eso siempre te criticaba y juzgaba todo lo que hacías; las decisiones que tomabas, tus ideas, tus sueños, tus amigas.. solo faltaba que también juzgara tu vida. Aunque, eso ya lo hacia también.. pero según ella, lo hacia por tu bien y porque sabia mas que tu sobre el mundo y la vida.

—¡Ya estoy aquí mamá! —le anunciaste a tu madre mientras bajabas rápidamente los últimos escalones e ibas hacia la puerta principal y te ponías tu chamarra para el frío que era lo que te faltaba, pues la estación de invierno como te habías dado cuenta comenzaba ya.

—¿No quieres desayunar aunque sea algo antes de irte? —te pregunto tu madre mientras iba hacia donde estabas.

—No, lo siento.. —le dijiste mientras abrías la puerta y luego te acercabas a ella, le dabas un rápido beso en la mejilla como despedida y rápidamente salias de la casa a la calle—. ¡Se me hace tarde! —le gritaste mientras corrías un poco hacia el portón de la casa intentando no resbalarte por el agua de la lluvia anterior que se había congelado.

—Esta bien, ten cuidado porfavor. ¡Y no corras en el hielo! —te grito y despidió tu madre mientras te seguía con la mirada.

—¡Si mamá, lo tendré, saluda a papá de mi parte! —le gritaste de nuevo pidiéndole eso, pues tu padre ya se había ido a trabajar, mientras la despedías con un gesto de la mano y después comenzabas a trotar en dirección a un lugar antes de la escuela. 

* * *

Después de correr como tres calles lejos de tu casa llegaste a una casa que se parecía igual a la tuya. Solo que un poco mas grande y sin portón. Llegaste jadeando y suspirando honda y pesadamente. Por suerte que una señora estaba en el jardín de la casa y no hubo necesidad de que tocaras la puerta como tantas veces anteriores.

—Buenos días-... Señora Lili-... —decías entre respiraciones que intentabas fueran tranquilas a causa del frío—. ¿Se encuentra Elizabeth? —preguntaste un poco cansada.

Elizabeth era una de tus 3 mejores amigas, aparte de Lidia y Vanessa. Era un año mayor a ti y la considerabas como una hermana, a comparación de la que en realidad era de tu misma sangre. Era una chica alegre, risueña y divertida, solo que aveces se pasaba de bromista y con sus bromas, y eso era algo que te hacia enojar mucho aveces.

La madre de Elizabeth te miro:

—No, lo siento _____, hace 5 minutos que salio para la escuela... —te respondió un tanto apenada.

Tu suspiraste cansada:

—¿Puede decirme que calle tomo? —le pediste a la mujer amablemente mientras intentabas no perder la paciencia a causa de su hija y tu amiga.

Ella sonrió levemente y llevo su vista a la calle:

—Claro, ¿Vez esa calle de allá? —te la señalo con su mano—. Toma esa y después da vuelta a la izquierda..

—Ok. Muchas gracias señora, espero alcanzarla todavía. —le dijiste, saliendo de su jardín de nuevo rápido y comenzando a trotar evitando no resbalarte y caer.

—Si, de nada. ¡Adiós! —se despidió.

Hiciste lo que la mamá de Elizabeth te había dicho, pero no la encontraste. Buscaste en las calles cercanas y los alrededores pero tampoco encontraste a tu querida amiga. Así que cansada y desesperada cesaste tu búsqueda y fuiste corriendo directamente hacia la escuela.

—¿Pero que te paso? ¿Porque estas toda roja? —te dijo una voz que venia a un lado de ti y se acercaba en cuanto llegaste a las afueras de las puertas de tu escuela—. Y... ¿sudando?

—Lo siento Lidia... —te disculpaste haciendo que tu respiración volviera a ser poco a poco la normal—. Salí de mi casa tarde, después fui a buscar a Elizabeth para irnos juntas, pero no la encontré.

Lidia era otra de sus mejores amigas. Un año menor que tu y la considerabas como tu hermana pequeña. Era una chica alegre, rara, al igual que tu y las otras dos. Le gustaba dibujar y era alguien con quien podías contar y confiar.

—¿Pero que dices? Elizabeth llego aquí hace 10 minutos y ¡tu buscándola! Ay _____ sabes como es ella de.. bromista... —te recordó tu amiga.

La miraste cansada y sin interés:

—Si, pero aveces ¡se pasa! —le respondiste alzando la voz un poco por el enojo.

Ella suspiro:

—Calmate, ¿si? Esperemos a Vanessa y después entremos a la escuela ¿te parece?

—¡Azh! Esta bien.. —respondiste un tanto molesta y no la miraste mientras arreglabas tu mochila sobre tus hombros.

—.. Gracias.. —susurro mirando al cielo suspirando agradecida.

Después de unos 6 minutos masomenos llego tu otra mejor amiga. De la misma edad que tu y a la que considerabas la hermana de en medio al igual que tu. Fue a la primera de las tres que conociste y desde entonces fueron inseparables.

Vanessa se acerco hacia donde tu y Lidia estaban y las saludo.

—¡Hola niñas! —saludo pero luego te miro—. ... ¿Que paso _____ porque estas molesta?

Tu otra amiga Lidia se acerco a Vanessa y le dijo:

—Es que Elizabeth volvió a hacerle la broma... —bajo el volumen de su voz casi en un susurro—.  .. Otra vez...

—¡Ay _____ somos tus amigas, de vez en cuando tienes que dejarnos hacerte una broma! ¿No? —te dijo Vanessa mientras te sonreía un poco apenada.

—Si, no estoy diciendo que no, pero no todos los días. —dijiste un poco mas molesta.

—Vale, ya estuvo ¿no? —dijo Lidia un tanto molesta ahora—. Entremos a la escuela. —y camino hacia la entrada.