~Amnesia~.

02.

—¿Estara bien?,¿Habra muerto?, ¿Llamamos a emergencia? Hay que tomar su pulso—. Murmullos rodean toda mi sien y logran que mi odio hacia las personas crezca.
Mi problemilla volvio a pasarse de la linea, y hacer que mi delgada pacienza se fuera por el caño.

Mis párpados volvían a su estado, y mis ojos recuperaban su espacio. Cuando pude ver a las personas al rededor de mi, con ojos saltones y miradas de pena y preocupación.
Rodee los ojos ante los seres vivos que están enfrente de mi.
—Podrian darme espacio.— Me reacomode en el asiento de la cafeteria.
Como por arte de magia las personas que estaban alredor de mi, dieron varios pasos atrás, lo cual agradecí internamente me levante y pague lo que yo creía que era.
Salí del lugar sin preguntar nada y sin decir algo, camine por las calles de esta tan enorme ciudad y llegue ah mi casa.

¿Que, casa?, lo que yo tengo derivado por casa no llega a siquiera ser digno de una persona, ni siquiera era mio.
Era una pequeña casa a medio construir, que estaba abandonada en lo mas recóndito de la ciudad, es lo que yo tenía derivado por “hogar”.
Al menos no dormia en la calle, o andaba dianbulando por las calles en la madrugada recojiendo tapas, o usmeando en la basura.
Abrí la puerta, y allí mi poca esperanza de ser alguien en la vida se desmorono, me quite la remera y la deje en una silla vieja que estaba allí.
Mire lo que había, un lavabo, un espejo manchado, un catre y un retrete con algo de limo por los costados.

—Jodida mierda.— susurré al ver mis terribles y penosas condiciones.
Me senté en la silla vieja que había y volví a mirar.
Vagos recuerdos vinieron y mi tan desdichado corazón se estrujó un poco al recordar..

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—Janeee!—.Un grito agudo hizo que mi problemilla y yo despertaramos al inuismo—.Tu y tu sueño niña! siempre es lo mismo, vamos, rápido levantate—.La horrible manera en la que esa impronunciable mujer jalo mi delgado brazo hizo que se hiciera un ematoma.

—Yo no tengo la culpa de que me duerma tod..—.Ni si quiera soy capaz de terminar cuando una palmada en mi boca ya estaba plasmada.

—Quieres callarte, y bajar las escaleras, llegaras tarde al maldito colegio—.Espetó empujandome con fuerza hasta las escaleras.—muevete niña, ¿que esperas?—.Tronó los dedos e hizo que mis ojos se llenaran de lagrimas.

—Ya voy—.Dije con él nudo en mi garganta, acomode mi uniforme para irme, no me despedí y ella no espero que lo hiciera.
Baje las escaleras con extremo cuidado y mi niñera me esperaba con una sonrisa.
—Lista pequeña—.Tomo mi mano y me llevo a la puerta.

—Si.

Mire por la venta del coche en él que iba, la enorme casa en la que vivía, tan grande que desearía no tenerla.

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—Eso decías Jane—.replico volviendo al prensente—.Eso decías—.Repito con cierta autolastima hacia mi misma.