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El muchacho que había confundido como empleado y dos extraños más se sumaron ah golpear a la máquina de refrescos.
Yo por mi parte me quite de eso, y un estrés mínimo se hizo presente, solo quería bañarme y dormir.

Caminando por las calles, maleta a mano y ropa limpia dentro de ella, empecé ah pensar en unas personas que hace tiempo no veía, que hace tiempo no conversaba con ellas.
Mis amigos de la preparatoria no sabían mucho sobre mi vida en la casa con mi padre, y me regañe varias veces por no hablar con ellos, sabia que me iban ah apoyar mas sin embargo me quise hacerme la fuerte, y creer que podría manejarlo sola.

En ocaciones él ser humano es tan egoísta consigo mismo que a pesar de que sabe que esta mal y jodido,no pide ayuda por que cree que él afecto o él apoyo que le darán sera por lastima o por que él lo pide.
Hay veces en las que tu mismo te autodestruyes, y te vas alejando y rodeando de nubes oscuras y un cielo que no tiene un azul claro si no un gris áspero.
Tengo que ayudarme yo misma, no puedo estar triste toda mi vida, tengo que aprender ah confiar en alguien, empezar por lo básico; entablar una conversación.
Llegue ah las regaderas con cierto anhelo, él imaginarme sin ojeras y sin tristeza me hizo sonreír poco, tenia que conseguirlo.
Me adentre en él lugar y fui directo hacia la recepción, cuando llegue no había nadie así que espere unos minutos para ver si la empleada aparecía.
Mientras esperaba me senté en las bancas que había, en él pasillo no había mucha gente ya que era algo tarde para bañarse, pero realmente quería agua sobre mi cuerpo.
Empecé a ver los detalles del la recepción y cabe mencionar que era la primera vez que tenia él tiempo de verla detalladamente, tenía mosaicos de color coral, y pequeñas lámparas incrustadas en la parades, había cuadros de flores como de gardenias, alcatraces, y rosas rojas, en él techo había una gran lampara colgante tenía piedras de crystal sostenidas por un hilo casi transparente.

—Terminaste de elogiar a la hermosa lámpara—Había escuchado voces feneminas, pero ninguna tan cálida como la que mis oídos acaban de oír, tanto así que me hizo cerrar los ojos por breves segundo y querer sonreir.
Me voltee para ver a la dueña de dicha voz, y si era de esperarse, la joven era hermosa.
Tenia un oscuro cabello ondulado, piel morena, alta y con aposentos, tenia unos cachetes redondos y apretables, tenía unos lindos ojos cafés oscuros que le hacían ver demasiado bien.
Pensé en sonreír, pero no tenia ni idea de como hacerlo. Así que solo me limite a una mueca y asentimiento de cabeza.
Ella sonrió y me dejo ver una sonrisa que todo odontólogo premiaría, camino cerca de la barra donde estaba él computador de Marnie, que por cierto no tenia idea de donde estaría, tal vez ella es la que me atenderá ah hora..

—Deceas bañarte?—.Habló la morena escribiendo algo.
— Si, tengo un casillero personal, y quería la llave para sacar unas cuantas cosas—.Hable acercándome ah la barra, y se mucho mejor de cerca.
—Esta bien, que numero es?—.Preguntó quitanto su mirada del computador y al fin mirándome, me quede idiotizada viéndola, tenía unos labios carnosos, no se le veía mucho color por su piel morena, pero aún así se le venia tan deseables.
—No tengo idea, Marnie siempre me las da así, sin numero—.No quite la mirada de sus labios, se hizo un silencio así que mejor la mire.
—Sera difícil, pero a ver dime cual es tu nombre?—.Fruncio levemente él ceño y eso la hizo ver tan linda.
—Jane—Contesté.
Ladeó la cabeza un poco desconcertada, no contesto y solo escribió algo en él computador, después de unos minutos habló.
—Bingo—.Con cierto entusiasmo se paro del asiento y se dirigió hacia las llaves que están colgadas en la pared de atrás.
—Son éstas—.Estiró la mano y me dejo ver las llaves, las tomé.
—Gracias—.Asentí.
—De nada, puedes pagar cuando termines de bañarte o ahora, no hay problema—.Sonrió, definitivamente me vendría ah bañar todas las noches.
—Pagare cuando termine, nos vemos en un rato—.Le guiñe él ojo y sin esperar una respuesta de su parte me voltee así las duchas.
Oí una pequeña carcajada de su parte.

Después de 30 minutos ya estaba lista, con ropa limpia puesta, dientes impecables y oliendo a jabón, cerré mi casillero, la maleta y empecé ah caminar hacia la recepción tenía que ver ah esa hermosa morena.
Mientras me acercaba ella estaba comiendo shusi, y leyendo.

—Termine—.Ella se sobre salto un poco al escuchar mis voz y me miro con cierto enojo y sorpresa.
—Lo siento—.Le di una sonrisa falsamente verdadera y saque él dinero que tenia que pagar y puse las llaves sobre la barra.
Se levanto del asiento y tomo las llaves y él dinero pero no dijo nada.
Quería preguntarle si se había enojado pero no, mi orgullo siempre es mas grande y no me despedí, tenia que caminar un gran tramo y ya no iba ah perder tiempo, cuando estaba llegando a la entrada y casi jalando las puertas ella habló.

—Ariana—.Gritó un poco.
Me voltee y frunci mi ceño.
—Me llamo Ariana—.Me dio una mueca de labios.

Sonrei leve, aun no sabia como sonreír tenía que practicar.
—Fue un gusto—.Me limete ah decir, no espere respuesta y salí del lugar, agradecí que él viento no era fuerte y podría ir ah casa sin la chaqueta.

Su nombre era bonito y no muy común, apuesto que nada de ella es común.

~Amnesia~.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora