Capítulo XII

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Kaithe estaba intentando con todas sus fuerzas cubirse las ojeras. Y era cómo una misión fallida. Se veía cómo un zombi.

— ¡Kaithe! ¿Cariño, estás aquí?

Hayes levantó la cabeza de entre las sábanas y sé quedo congelado. Kaithe le hizo una seña exagerada.

—Si mamá. Estoy aquí.

—¿A dónde fuiste anoche?

—A casa de Trace. Volví tarde.

—Que no sé repita. Tus primos están abajo. Baja ahora.

—Si ya voy.—le lanzó la camisa a Hayes—Está enojada.

—No parece.

—Ese tonito dulce no es normal.

—De acuerdo. ¿Cómo salgo de aquí?

—Quedate aquí. Tengo que despedir a mis primos. Vuelvo en seguida.

Kaithe saco la cabeza por la puerta solo en caso de que pasará alguien por allí.

—Kaithe—Se volvió—Gracias. Por todo.

— ¿Que tanto te costo decir esas magicas palabras?

—Lo suficiente.

—Bien. Te diria que no tienes porque agradecer pero ambos sabemos que sí. Y está demás decir que me debes un par de zapatos.

—Si, no compraré zapatos.

Rodó los ojos y se marchó. Grayson estaba en la puerta con los brazos cruzados, la pequeña sonrisa de Kaithe se esfumó por completo.

— ¿Porqué tú y Ethan aparecen siempre de la nada?

— ¿Y quién es él?

— ¿Quién?

—Ya sabes, alto, cabello oscuro, llegó contigo a las cuatro de la mañana, sin camisa debo decir.

—No es nadie. Sólo un chico que necesitaba un favor.

Bajaron las escaleras peleándose entre sí. Grayson quería contarle  a Ethan sobre lo que había visto horas antes, y Kaithe no estaba dispuesta a que eso sucediera.

—¡Todos a comer! Kaithe ve por el jugo.

—¿Ahora soy tu esclava madre?

—Si. Hasta que te vayas. Ve por el jugo.

El padre de Kaithe y los gemelos estaban hablando de cosas que sin duda, no le interesaba. Y su madre la estaba viendo con curiosidad.

—Mamá deja de verme así.

—¿Dónde estabas?

—¿Porqué haces tanto drama? Nunca te interesa lo que hago.

—Kaithe. No me meto en tu vida, pero eso no significa que no me interese—Ahora todos estaban en silencio—Me llama mucho la atención que me mientas.

—¡No te miento!

—¡Kaithe!—Antes de que pudiera decir algo en forma de protesta, pero se volteo para golpear a Grayson cuando la pateo por debajo de la mesa

—¿Qué te pasa?

—Tranquilizate—Desvió los ojos hacía la ventana.—Grayson no dejaba de desviar la mirada hacía la ventana, Kaithe estaba a punto de preguntarle si estaba teniendo un ataque de epilepsia cuando se fijo en lo que pasaba.

—Ah—Gritó, su mamá comenzó a regañarla, y ella no escuchaba nada, estaba demasiada concentrada mirando los pies de Hayes que estaban sobresaliendo por la ventana.

—¡Anoche vino Trace con un chico a buscarte! Obviamente es mentira... ¿Dónde rayos estabas, niña?

—Mamá, yo... salí. Si. No es un secreto. Sólo estaba por ahí.

— ¿Por ahí en dónde? Esto no es California Kaithe, donde todo esta abierto las 24horas.

—No es para tanto—Hayes terminó cayendo, el padre de Kaithe levantó la cabeza en busca del ruido pero Ethan, que se había dado cuenta de lo que ocurría afuera, lo distrajo haciéndole preguntas. —Oye, es tarde. Tengo que irme.

—Si, y nosotros tenemos que irnos. Nuestro vuelo saldrá pronto.

—Sep, ya es tarde—Grayson arrojó lo último que quedaba de su desayuno—Adios tía, que bueno verlos a todos.

— ¿Kaithe, nos acercas tenemos que tomar un taxi rápido?

— ¿Por qué no te lleva papá?

—Porqué quiero que tú lo hagas.

Se subieron al auto los tres y condujeron entre gritos hasta que a un par de cuadras encontraron a Hayes. El pobre se asustó al ver a esos tres chicos gritándole cómo locos.

—¿¡Porqué rayos saltaste por la ventana!?—Gritó histerica Kaithe—¡Mi madre casi te descubre!

—Tenía que salir.

— ¿Porqué?

—Amigo, saltar de un primer piso no es la solución.

— ¿Y tú quien eres?

—Ethan.

—Kaithe, necesito que me lleves.

— ¿A dónde? Y al menos podrías pedirlo más amable.

—Tengo que ir al hospital. Necesito que me lleves. Es urgente, sabes que no te lo pediría a menos que no tuviese otra opción.

Kaithe vio en los ojos de su amigo una gran preocupación. Alto. ¿Amigo? Si, definitivamente Hayes ahora podía ser algo como un amigo y de verdad necesitaba ayuda.

—Sube.

*

—Necesito información sobre un paciente.

— ¿Nombre?

—Nash Grier.

—¿Parentesco?

—Es mi hermano mayor.

—Habitación 04. Piso 2. Solo una persona por habitación, y estrictamente familiar—La secretaria miró por encima de su hombro a Kaithe.

—Si, de acuerdo. ¿Al menos podemos subir juntos?

—De acuerdo.

Subieron al ascensor en silencio. Apenas las puertas se abrieron y Hayes vio a Gilinsky enfrente de una habitación. Corrió hasta su amigo con Kaithe siguiéndole de cerca. Hayes comenzaba a alterarse, Kaithe le pedía que bajará la voz e incluso presionaba fuerte su mano tratando de calmarlo.

—¿G? ¿Dónde está? ¿Que pasó?

Jack en silencio bajo la cabeza mirando a sus pies. Hayes tragó en seco y se acercó a la puerta número cuatro con las manos temblando. Kaithe se fue detrás de él en caso de que colapsara nuevamente y se pusiera a gritar.

Había dos camas en esa habitación. En la cama de la derecha estaba Jack Jonhson, conectado a un respirador. Y junto a él, Nash con la cabeza vendada y el respirador saliendo de su boca.

El mundo de Hayes estaba cayendo en pedazos. Era cómo volver un año atrás. Solo uno. Sentía su alma caer y hacerse pedazos. Todo era igual al año pasado: El mismo pasillo blanco. La misma habitación. La misma cama ocupada por uno de sus hermanos. La diferencia de que, al momento de llegar Hayes al hospital, su hermano mayor ya estaba muerto. Y Nash se aferraba a la vida con todo lo que podía.

Estaba solo. El hermano en quien se apoyó en el pasado ahora estaba debatiéndose entre la vida y la muerte. Su madre, su pobre madre quedaría devastada una vez más al ver esta escena. Y él no tendría el valor de verla. Todo era su culpa, todo era su culpa una vez más.

Please, Hayes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora