Capítulo XXII

2.8K 273 42
                                    

— ¿Qué?—Preguntó atónita, Hayes se levantó con los codos e intentó decir algo pero no pudo hacerlo—¿Qué?

—Eso ya lo dijiste.

—Si, eso lo sé. Lo que no sé es cómo rayos puedo gustarte.

—No lo sé.

—Pensé que éramos amigos.

—Y lo somos pero a veces eso realmente no importa. A veces simplemente esa es la mejor opción.

—¿Cuál según tú?

—Enamorarte de la extraña chica que se inmiscuye en tú vida, y que sin intentarlo, se convierte en la mejor amiga que puedas tener.

—Hayes yo... yo no...—Kaithe jamás se había quedado sin palabras cómo en ese momento. Nunca. Y tener a Hayes delante de ella evitaba que su mente ingeniosa produciera eso precisamente, ingenio.

—Kaithe, no me golpees.

— ¿Porqué?

—Por esto.

Se terminó de sentar, la tomó suavemente por las mejillas y la beso. Hasta ese momento jamás había pensado que tanto lo deseaba. Pero ahora que lo estaba haciendo, no podía descartar el enorme placer que sentía por ese gesto tan simple y al mismo tiempo tan carnal.

Hayes intentó apartarse pero no pudo, Hayes simplemente aplicó más presión para evitar que ella se apartará. Cuando Kaithe dejó de resistirse todo se volvió más intenso. En una de esas inexplicables pausas para respirar, Hayes no pudo evitar sonreír.

—Hayes...

—No, no—Juntaron sus frentes y cerraron sus ojos—No digas nada Kaithe, en serio no digas nada. No lo Arruines, en el fondo tu también has querido que esto pasará desde hace tiempo. Sólo deja que el momento pase, por favor. Me gusta cuando hablas pero cariño justo ahora necesito que cierres la boca y te hagas a la idea de que esto esta pasando y es genial.

Ella sonrió, y cuándo su respiración volvió a ser la misma, fue Keithe quien beso a Hayes, aferrándose con fuerza a su camisa. No sabia que estaba haciendo, ella no podía hacerlo y aun así allí estaba besando a Hayes Grier. Estaba loca, casi demente.

El chico le gustaba y no podía evitarlo, era estúpido luchar contra ella. Sin embargo, Hayes y ella eran prácticamente un imposible. A Nash le daría un infarto si se estafaba de lo que estaba pasando, sin mencionar que Kaithe estaba atada a su pasado, a sus propios secretos y Hayes no era algo que ella quisiera arrastrar a su caos. Ya tenía suficiente con todo lo que había pasado antes de llegar al pueblo, y sus pobres padres teniendo que soportar su mal comportamiento. En definitiva Kaithe no era lo que Hayes necesitaba.

—¿Hayes?

—¿Sí?—Susurro sobre sus labios

—No dejes de besarme.

—No lo haré—Dijo riendo.

—Es en serio, no dejes de hacerlo. Si lo haces recuperaré la cordura y no sera bueno.

—Me gustas estés loca o no. Y aun así, seguiré besándote solo porque me gusta hacerlo.

Please, Hayes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora