Nieve

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Kelvin
  Él día amaneció cubierto por un manto blanco y frío miré por la ventana. Había nevado a mitad de Noviembre, no era tiempo de que nevara pero las cosas son raras aveces. Kyle y yo llevamos 9 meses juntos perfecto no a sido pero, siempre buscamos resolverlo y enmendar lo que hicimos mal.

Llegué a la casa de mis padre para almorzar con ellos, era una sensación rara ya que cuando mis padres se enteraron no hubo mayor reacción a " Oh, yo lo sabía" mi padre era de esos padres que te apoyan en todo, mi madre por él contrario analizaba todo y si algo no me convenía me lo decía sin ningún tapujo.

Al llegar " Irene" salió a mi encuentro tumbandome sobre él pasto y lamiendo mi cara, no podía negar que la amaba ya estaba "viejita" pero todavía tenia fuerza suficiente para tumbarme.

Bienvenido a casa Kelvin, dijo mi madre desde la puerta con una enorme sonrisa me acerqué a ella y le abracé con todas mis fuerzas y tras ella estaba mi padre que al igual que ella me abrazó, con la excepción que él casi me deja sin aire.

La tarde transcurrió tranquila mis padres y yo hablamos de muchas cosas. Al llegar la noche regresé al departamento que compartía con Kyle pero antes de entrar observé a mi chico en él jardín jugando con la nieve junto a "bronco" un gran pastor alemán que tenía. Me acerqué silenciosamente hasta estar justo tras él le llame en un susurro al oido; él se volteó rápidamente mirándome con esos ojos violetas tan perfectos y enigmáticos.

Kyle
  La blanca nieve se extendía a lo largo de todo él lugar, me traía recuerdos de mi niñez, así que al llegar a casa " bronco" y yo salimos a jugar con la nieve. Intenté hacer un muñeco de nieve pero cada vez que logaraba  formarlo "bronco" lo destrozaba con sus enormes patas. Mientras estaba distraído Kelvin me habló por detrás y mi cuerpo reaccionó solo le miré con una sonrisa pícara y le tumbé en la nieve jugando con él. Jugamos hasta que nuestras narices no pudieron soportarlo  entramos  a casa directo al baño, nos duchamos juntos y luego nos acostamos en la cama mientras estábamos acurrucados, Kelvin comenzó un juego de besos por todo mi cuerpo y yo le seguí su juego. Él juego se tornó cada vez más erótico y las caricias más subidas de tono hasta sucumbir por completo al placer las pocas prendas que nos cubrían desaparecieron y nuestros cuerpos se encontraron en un rico y agradable vaivén de placer . Amo tanto a Kelvin que duele, jamás imaginé amar a alguien de esta manera le pertenezco y él a mí.

La habitación en penumbras la nieve cayendo y nuestros cuerpos al compás la más hermosa sensación de todas.

Amor es amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora