Inmediatamente se puso a la defensiva, creyendo que era algún tipo de asaltante, o quizás alguien que se quisiera sobrepasar con ella, pero su fuerza era disminuida por el alcohol, así que terminó tambaleándose y rindiendo en contra de su atacante.
-Shh.- Susurró aquella persona para tranquilizar a Lauren, cosa que no funcionó, pues los latidos de su corazón se intensificaron al escuchar aquella delicada voz, de lo que dedujo, era una chica.- Lauren...- Dijo depositando una suave caricia en su mejilla.
-Tu...- Respondió la periodista arrastrando las palabras.
-Cállate.- Dijo la chica en un español ligeramente torpe.- Creo... creo que te amo, Lauren.
Lauren puedo ver vagamente el rostro de ésa chica, era joven..., no muy alta, piel morena seguramente, pero no pudo identificar el color de éstos, tampoco de su cabello, llevaba una gabardina obscura, bastante cubierta, pero, aquello dejó de importar.
La chica tomó su mentón con sutileza, y entre una cálida sonrisa familiar, la besó.
Sí, ahí, en aquel callejón obscuro. Sintió sus suaves y carnosos labios con sabor a café, mientras su paparazzi probó el alcohol directamente de la boca de la periodista.
Lauren colocó sus manos en la cintura de la chica y prolongó más el momento al mismo tiempo que sentía que un leve color se apoderaba de sus mejillas, sin saber si era por la borrachera o por el calor que le trasmitía si paparazzi. Cerró los ojos, dejándose llevar por el placer que le provocaba el lento movimiento de los labios de la chica.
Cada vez que se besaban, se sus pieles se tocaban era una nueva sensación, ¿Mágica?, por así decirse.
Jamás se había sentido tan... amada, y es que éso era lo que le transmitía, se sentía especial, querida... cosa que no sintió con sus anteriores novios.Pero, como si el mundo estuviera en contra de ambas, el momento se rompió cuando un montón de gente correteaba por las calles, se podían escuchar los flashes de las cámaras por todos lados.
-Mierda.- Murmuró la joven mordiéndose los labios, miró a la periodista y le obsequió una cálida sonrisa. Depositó un último beso tímido en su mejilla.
Luego de aquello... desapareció corriendo por aquel callejón.
Lauren sólo se quedó ahí, con aquella mágica sensación, ése latido rápido en el pecho acompañado de un fuerte y caluroso dolor.
Comenzó a caminar hacía su departamento, aún sin fuerzas, entre la multitud de lo que parecían ser periodistas.
Irritada y cansada llegó hasta la esquina de su edificio, cuando de pronto a el dar la vuelta, se chocó con alguien.
-Lo siento, lo siento, no te v... Lauren...
-Tu...- La miró, y aún con la vista borrosa, pudo reconocerla, y observó detenidamente su vestimenta. Una gabardina de piel color marrón.- ¿Qué haces... Aquí?.- Preguntó mirándola a los ojos.
-¿Estás ebria?.- Le preguntó.
-No es tu asunto.- Dijo tomándola de el brazo.- ¿Qué estás haciendo aquí?
-Yo...
-¡Ahí está!, ¡Es ella!.- Gritó un hombre joven desde el otro lado de la calle.
-Maldición.- Dijo en un tono casi inaudible, pero Lauren si lo había escuchado, era perfectamente español.- Debo irme...
-Ven conmigo.- La arrastró con ella hasta adentro de el edificio.
-Lauren, suéltame, ¡Me lastimas!.- Se quejó.
-Aún no me has dicho que haces aquí.- Soltó cerca de su cara, a una distancia peligrosa en la cual pudo aspirar el aroma a vodka.
-No es tu asunto.- Respondió de la misma manera que la periodista hizo hace unos instantes.- Tengo que irme.- Dijo firme.
-Te espera una multitud de periodistas afuera...- Le recordó.
-¡Joder!.- Expresó con frustración.
-Hay una puerta en la parte de atrás, si quieres puedo abrirla para que salgas...
-¿Lo harías?
-Si me dices que haces por aquí a éstas horas, tal vez lo haga.- Dijo con firmeza.
-Vine a ver a alguien, pero como te dije, no creo que te importe...- Respondió un poco más calmada.
Lauren la miró por unos segundos para después caminar hasta la puerta y abrirla, asomó la cabeza y efectivamente, no había nadie cerca. Le hizo una seña con la cabeza para que pudiera salir.
-Gracias.- Dijo una vez que había llegado a la puerta para luego irse.
-¡Espera!.- La llamó Lauren atrayéndola por la cintura, pero en ése momento, de la gabardina cayó una cámara fotográfica, lo que dejó estática a la periodista, mientras, la chica aprovechó el momento para levantar la cámara y salir corriendo.
Cuando Lauren pudo finalmente reaccionar, quiso salir corriendo detrás de ella.
La divisó corriendo, corrió para alcanzarla, pero era tarde, la perdió entre la gente que caminaba.
Se paró en seco y pensó por un momento, hasta que decidió volver a su edificio.
Era casi la una de la mañana cuando por fin, subió hasta su penthouse, y luego de darse una dicha, estaba recostada en su cama, pensando en todo lo que había pasado hace unos minutos.
Todo fue tan rápido y tan confuso, que no le dió tiempo de reaccionar.
Sin duda, había sido un día lleno de emociones... y sobre todo, la habían mantenido bastante ocupada.Seguir a la cantante, ir de fiesta, el beso de su paparazzi, y luego el encuentro que tuvo con ella... que aún la tenía bastante confundida.
Su vestimenta, el nerviosismo, los periodistas, la cámara fotográfica. Nada parecía tener sentido, hasta que luego de un tiempo, ya procesada la información, por fin le había caído la cuenta de lo que pasó.
Ella, ella era su paparazzi.
No podía ser otra persona, todo estaba bien relacionado, no había duda, no podía haberla.
Estaba segura, pero la pregunta era, ahora que sabía la identidad de su acosadora... ¿Cómo se sentía?, ¿Cuál era su posición luego de besarla y verla?
No sabía si se sentía bien o no, lo único que sí sabía, era que al día siguiente la buscaría, y le pediría explicaciones, porque las necesitaba, necesitaba saber si todo lo que decían esas cartas era real, si sus palabras eran reales, si todos aquellos sentimientos que expresaba con tanta fluidez y facilidad, como si fuera un segundo idioma, eran reales.