LVII

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La colocan cundo diga "Una canción"


Un fuerte frío despertó al castaño, algo lo estaba molestando, buscó con la vista ente cerrada y encontró la puerta trasera abierta, y recordó que ayer dejó calentando el pan, pero no recuerda abrir la puerta.
Se sienta mejor en el sofá y cargo a Guimuel, al momento en que se iba  a levantar, encontró a su esposo sobre la alfombra, hecho bolita.

El castaño se sorprendió y bajo a Guimuel para que se fuera con el pelinegro e intentara despertarlo.

El mayor se quitó la bata y con mucho cuidado fue a cerrar la puerta, se acuclilló ante su pareja para moverlo y decirle que ambos se fueran a la cama.
Este despertó y se quejó, se sentó y ambos miraron como Guimuel estiraba sus gordas patitas... se levantaron y subieron a su habitación.
Se empezaron a vestir y el mayor entro al baño a hacer sus necesidades. El pelinegro se acosto nuevamente sobre la cama, envuelto por cobertores y el sueño comenzó a surgir.

" Estábamos allí... en nuestro restaurante favotrito de Londres, cenabamos bajo aquella luna llena y el viento frío, durante estos cinco años había podido finalmente acostumbrarme al frío de londres... junto con su neblina y sus días nublados.
Samuel me contaba todo el día sobre su trabajo, mi novio era médico y yo un simple Youtuber que hace vlogs y videojugos... (hay días en los que me deprimo por eso). Estaba tan metido en mis pensamientos que no me di cuenta de que Samuel me había tomado mi mano mientras acariciaba mi dorso, lo miré y aparentemente me había hecho una pregunta... sin ninguna respuesta, volvió a preguntar:

¿Te encuentras bien cariño?

Si... es sólo que estoy cansado por editar los videos de hoy.

Cariño... no me mientas, te conozco a la perfección. Y me dedico esa sonrisa y esa mirada de cachorro, odiaba que hiciera eso, me hacia inmune. Suspiré y solte su mano para desviar mi mirada hacia las vistas de la ciudad.

Me siento mal al saber que tu tienes una carrera y yo no... Samuel se sorprendió, o al menos eso creo... ya que escuche como se recargaba en la silla.

- Chiqui, no te sientas así... tú eres muy feliz haciendo tu trabajo, además de que ganas gente que te quiere y te aprecia... que aprecia tu trabajo tanto como yo lo hago... No te sientas mal por eso, sientete orgulloso de que puedes hacerlas feliz y hacerlas reír...

Pero yo no salvo vidas como tú...

¿Y quién dice que no?

Hubo un largo silencio, aún así me hace sentir mal... giré a ver a Samuel pero ví que se levanto y se marcho... observe que se acercó a un mesero y señalo nuestra mesa y termino por irse. (¿Qué mierda está haciendo?) Una canción comenzó a sonar... Y sonreí, sabía que algo sorprendente se aproximaba... Con Samuel nunca acaba de sorprenderme.
Una mesera se aproximo a mi y me entrego una nota, ella misma me sonrio y me guiño el ojo para después marcharse. Leí la nota y decía.

Levántate y mira tu lado izquierdo.

- S.D.L

Hice caso y miré como los mesero se alineaban, formando un medio circulo. Y se quitaban sus chalecos, en sus camisas traían impresas unas letras, que cuando las leías decia:

¿Q U I E R E S C A S A R T E C O N M I G O?

Me tape la boca y mis ojos se cristalizaron... Samuel salio de no sé dónde y se acerco a mí... sonriendo, se arrodillo y me miró diciendo.

¿Qué dices chiqui?

Yo me quede estetico, Samuel sacó una pequña cajita... Como la que me había regalado hace cinco años, ( pero esa vez era una pulsera. )
Ya abierta la pequeña cajita se encontraba un anillo de plata, solte un jadeo y asentí muchas veces.

Samuel feliz, se levantó y me abrazo mientras lloraba y la gente aplaudía, nos separamos y mi castaño me colocó el anillo."

Un fuerte ruido los despertó.
Era la alarma... Guilermo tiró la alarma y volvió a cerrar sus ojos...

Hasta que recordó:

— ¡HOY ES EL DÍA!
































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