XXVII

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Las clases comenzaron, Samuel, Guillermo y Harry les tocaba en la misma clase, laboratorio.
Ellos tres compartieron mesa y obviamente con otras personas... El profesor de laboratorio estaba dictando, Harry no paraba de mirar a su mejor amigo y el pelinegro, pero miraba más al pelinegro; lo miraba con una cara de odio y envidia, el chico se levanto y camino fuera del salón para ir al "baño" llamando la atención al castaño pero decidió ignorarlo.

Ya fuera, el chico camino a la salida, no podía, no podía mirar a su castaño con otro chico. Hasta que...

— ¡Hey chaval! — Harry giro a ver a un tipo alto y macizo, Harry suspiro, ya sabía lo que venía, una golpiza de nuevo ingreso. Se quedó quito y cerró los ojos para no mirar el golpe. — ¿Tú eres Harry Hamilton? — Harry abrió los ojos y vio que tenía al chico frente a si.

— Si... — Dijo confundido.

— Lo siento, no pude evitar ver tu disgusto al tener tan cerca aquellos tórtolos... Aunque... ¿Por qué? Si no los conoces.

— Más bien, tú no me conoces, yo conozco a Samuel, es mi mejor amigo...

— ¿Y quieres algo con el? Porque se nota a kilómetros.

Harry suspiro — Si... me gusta mi mejor amigo. — Y agacho la vista.

— Pues... ¿No te gustaría ser su novio?— Dijo el hombre, con lo cual empezó a reír Harry

— Que pregunta tan estupida, ¡claro que si! — El macizo decidió ignorar las primeras palabras.

— Pues bien... tú quieres a Samuel y yo quiero a Guillermo. — Dio un aplauso — Hagamos equipo y... destruyamos su linda y cursi relación.

— ¿Cómo?

— Yo me haré cargo... solo... ayúdame a separarlos. — Harry lo miro con la ceja levantada, estaba pensando que hacer.

— Está bien, aceptó. — Le dio la mano.

— Perfecto. — Aceptó su mano.

— ¿Cómo dices que te llamas?

— Max Adler... pero dime Max.

— Un gustó socio...

— Igual...

Ambos caminaron hacia el salón.

— ¿Y qué tienes planeado?

— Bueno... los celos es lo peor de una relación, es su enemigo, y nosotros... haremos que su enemigo los "celos" ataquen... Haré una fiesta esta noche, invítalos. — Max le guiñó el ojo y entro al salón, Harry con una pequeña risa, entro detrás de él y ambos se dirigieron a su lugar.

— Hey... — Le hablo el castaño. — ¿Estás bien? — Analizó a su amigo. — ¿No te hizo algo?

— ¿De qué hablas Samuel?

— ¿No te hizo nada el idiota de Max?

— ¡Oh! No... para nada. ¿Por qué?

— Por... por nada, sólo... si te hace algo... avísame.

— Claro bebé. — Harry le guiñó el ojo, haciendo reír a Samuel y haciendo cerrar con fuerza las manos de Guillermo; Samuel se percató de eso y lo abrazo.

— ¡Eres tan adorable! — Guillermo se calmo y abrazo a su novio, para después sentir un beso en su mejilla.

— Joven Díaz, Joven Luque, si no les interesa la clase... a mí no me interesara llevarlos con el Director.

Ambos chicos se separaron y miraron sus cuaderno, el profeso giro y entro a una habitación donde se encontraba las herramientas del laboratorio; nadie le tomo importancia y comenzaron a platicar.

— Hey Sam... — Hablo su amigo.

— ¿Si?

— Está escuela me está pareciendo aburrida.

— Ni que lo digas... — Samuel tomo la mano de Guillermo; Harry curveo sus labios disgustado y hablo.

— Preferiría estar ahora mismo en las clases de la señora Madison que estar en esta clase. — Y ambos comenzaron a reír.

— ¿Quién es la señora Madison? — Preguntó el de ojos rasgados.

— ¡Oh! — Samuel miro a los ojos a Guillermo un momento, para después mirar los de Harry. — La señora Madison es una vieja profesora de mi antigua escuela, aquella mujer aparentaba tener unos ochenta años, y siempre hablaba de su vida cuando era joven, no hacíamos nada más que escucharla, y nos dejaba ensayos sobre nuestro día o nuestro fin de semana...  pero apenas las leía y se dormía. — Samuel comenzó a reír junto con Harry — Es simpática la mujer, hay que decirlo.

— Oh...

— ¡Samuel! ¿Sabes quien lo corrieron de la escuela finalmente?

— ¿Al señor Baena?

— ¡SI!

— ¡¿Enserio?! ¿Desde cuándo?

— Desde que te fuiste, ese profesor casi mataba a un compañero, ah... ¡Anthony Criss!

— ¿Cómo?

— Bueno... — Interrumpió el pelinegro soltando la mano de Samuel. — Iré con Alex un rato, ¿si?

— ¡Oh! Si, si... Me lo saludas.

— Claro. — Y salió un poco desanimado.

— Perdón... — Dijo Harry al ver a Guillermo marcharse.

— ¿Perdón? ¿Por qué? — lo miró confundido.

— Creo que incomode a tu novio.

— ¿Guille? ¡No! Tranquilo, estará bien... mejor sígueme contando sobre el señor Baena.

— Okay... — Harry sonreía mientras miraba a Samuel, pero a la vez, veía a Max que se miraban maliciosamente.






















Max en la foto, (y si... los que vieron Glee se llama Max en la vida real, yo no sabía so... ¿coincidencia? No lo creo...)

















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