—Hablaremos de los acontecimientos recientes— siguió el padre de Roseanne— Aunque su madre no esté presente, llevaré esta reunión con Seung-hyun.
—¿De quién es el cuerpo que me mandaron a cortar?— dijo una voz que parecía entrar al lugar
—Soohyun— habló Bobby— ese desgraciado era uno de los encargados de la farmacia de la SM, fuimos a cobrarle y...
—Fuimos a cobrarle— interrumpió Minho— como hacemos todos los meses, pero este se puso nervioso y no quería cooperar. Entonces como el buen negociador que es Bobby, lo asustó y el cobarde salió hasta aquí, insistía en hablar contigo, Jiyong.
—Tuve que romperle algunos huesos, me estaba poniendo nervioso.— agregó Bobby
—Ya no puede hablar conmigo— dijo Jiyong en un tono casi molesto— ya que Jennie Kim lo mandó a dormir con los peces, en el hall de nuestro hogar, sin ninguna orden.
—Jiyong...—dijo Jennie como si estuviera por echarse a llorar. Su voz estaba temblorosa, nunca la había escuchado antes como una persona débil.
—Ya hablaremos de eso— le contestó— ahora quiero que me confirmen si su distribuidora estaba a cargo de Lee Soo Man, tendré que comunicarme con él. Las familias no pueden estar enfrentadas, cada vez quedamos menos veteranos y ustedes, novatos, no aguantarían una guerra. Seung-hyun, ChaeRin incluso tu, Hae-Sol, hemos pasado por muchas cosas. No se puede poner en peligro todo lo que hemos conseguido. Y un conflicto tan absurdo como un gusano que no quiere pagar su protección podría desencadenar algo que nos termine destruyendo.
—Era su zona— dijo el de gafas— Lo sentimos hermano, espero que no pase a mayores...
—Ahhh— suspiró el socio de Jiyong— nos tendremos que encargar de esto. Tendremos que mandar a algunos de ustedes a terminar lo que empezaron.
—Había un empleado, si terminamos con él no hay necesidad de hablar nada. Digo, podemos cubrirlo.— propuso Bobby un poco animado.
—¿Ustedes creen que nadie sospecharía de nosotros?— dijo Jisoo— Son unos idiotas, nada de esto tendría que estar sucediendo.
—Jisoo, por favor— habló Jiyong— esto es lo que haremos: primero, SooHyun se encargará del cuerpo, y luego irán con Bobby a encargarse del otro cuerpo. Bobby, no dudo de tus habilidades, pero necesitamos alguien que haga un trabajo prolijo; segundo, quiero que Roseanne vaya a hablar con TaeYeon, ella es una de las herederas de la familia SM, y tiene mucho poder, tú tienes una buena relación y le ofrecerás nuestros servicios para su droguería, le dirás que hasta podemos poner empleados, y que la distribución de drogas seguirá siendo suya, ve con Seungri.
¿Seungri? ¿Otra vez con él?
—Además, hija— siguió— ¿Tú no habías traído alguien a la casa?
Glup
—Eh, ¿Yo? ¡Ay lo había olvidado! Mi... Mi amiga... Ella está en mi habitación, tranquilos, no saldrá de allí, se lo pedí por favor.— contestó Roseanne y mi estómago comenzó a doler más y más.
—No pueden dejarla ir, parecería extraño— agregó su padre— pero necesito que tú vayas a hacer lo que te dije, que ella se quede esperando y se vaya no hay problema, pero no podemos despacharla ahora con todo el lío del cuerpo. Jisoo, quiero que te encargues de ella, agotala hasta que limpien todo y se vaya.
—La dejaré tan cansada que ni podrá caminar — respondió Jisoo de una manera extraña — iré a buscarla a tu habitación y le diré que tuviste que irte.
Escuché que Jisoo se levantó y me puse más nerviosa que antes, ¿Cómo demonios iba a llegar antes que ella? No escuché a la puerta abrirse así que fue cuestión de suerte salir corriendo sin cruzarme ni a Jisoo ni a Sandara. Subí las escaleras y entré a la habitación de Roseanne otra vez. Fui hacia su baño y me encerré mientras temblaba de una manera sobrehumana. Miré al espejo y me encontré con el rostro del miedo. Había estado llorando y mi máscara de pestañas ya no estaba donde la había puesto antes, mis labios no tenían color y supuse que me había bajado la presión. Había sido todo tan rápido que no podía procesar lo que había escuchado, y no podía creer que nadie me haya visto subir. ¿Tendría que haber huido? No, no pueden saber que conozco toda la verdad, tengo que aparentar que soy una ingenua, que no veo nada. Por mi cabeza se repitieron todas las escenas como en una película y finalmente mi estómago no me dió más tregua: vomité todo el terror en el inodoro de Roseanne. Sentía que ya no tenía nada más por vomitar, ni agua ni jugos gástricos. Las lágrimas volvían a brotar de mis ojos y me tiré hacia un costado a seguir llorando. El frío de los azulejos de las paredes me perforaban la piel y chocaban con mi cuerpo en cada espasmo. Puse mis rodillas junto a mi pecho y hundí mi rostro en ellas. Ya no estaba confundida ni enojada, ni siquiera me importaba lo que hiciese esta familia, si Roseanne estaba involucrada o no, ya nada de eso tenía sentido ni importancia. Temía por mi vida, temía porque ahora era cómplice de todo esto, no quería que me arrastrara a mi muerte.