Ella

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—Necesito que viajen— dijo JinWoo— Chaeyoung tienes la nacionalidad australiana así que para ti no será problema entrar a Sidney de inmediato.

Las últimas semanas habían pasado muy rápido: mi relación con Roseanne estaba en el mejor momento, el inicio, donde todo parece ser perfecto.

Habíamos decidido salir y estar juntas, de manera exclusiva, pero sin poner títulos todavía. Yo me moría de ganas de gritarle al mundo que éramos novias, pero ella insistía en que no era necesario decirle a todos si nosotras ya sabíamos lo que éramos.

Además las cosas en su familia se estaban volviendo complicadas.

Minho se había recuperado y había vuelto al ruedo, aunque se lo veía más delgado y a veces adolorido. Jennie se preocupaba mucho por él y se mantenía alejada de Jiyong, a quien, en verdad, veíamos cada vez menos por la casa.

Jisoo seguía igual, aunque mantenía mucha distancia conmigo desde que percibió (o Roseanne le había contado) que estábamos saliendo.

Mi trabajo en la cafetería seguía igual de simple y aburrido. Nayeon siempre quería sacarme información sobre por qué ahora me venía a buscar un chófer o de dónde sacaba dinero para comprar tal o cual cosa, pero yo no podía decir nada. En realidad, en el ambiente, no puedes decir nada aunque todo el mundo lo sepa. Jamás dirás “este rolex me lo dieron como pago por un trabajo”, aunque se caiga de maduro. O “ví cómo mi novia le volaba la cabeza a un tipo que intentó estafarnos”, no, no puedo decir eso.

Aunque sucedía.

Roseanne no se encargaba de esos asuntos, pero hubo una vez que no hubo alternativa.

—Es increíble lo mal que te hago

—¿Por qué dices eso? Tu eres lo más hermoso que tengo

—Lisa, estás enamorada de una asesina, y ya no te provoca nada ver cómo mi hermana tortura gente.

En realidad, eso es cierto. Estoy muy deshumanizada. Ahora llamo “trabajo" a todo lo que antes me provocaba náuseas y llanto. En realidad, es cierto Roseanne, tú me has hecho mucho mal.

—En serio iremos a Sidney...— pregunté tratando de cambiar de tema— Jamás creí que nuestro primer viaje juntas sería a tu país natal…

—Es un viaje de negocios, Lisa, no nuestra luna de miel.

—¿Qué clase de negocios crees que tendremos que hacer? ¿Algo más que hablar con esa mujer?

—No lo creo, pero sí hay algo más que a mí me gustaría hacer— dijo y puse mi mano sobre la de ella—No, no es algo romántico, es algo que necesito que sepas y veas.

Ese día Bobby nos había dejado en el aeropuerto y ya, desde el viaje, la notaba muy distante. Pensativa y seria, así se encontraba mi novia con quien iba a irme de viaje a Australia.

En el avión no me habló más hasta que llegamos.

—Tenemos órdenes de ir directo al hotel y luego ir a encontrarnos con Yubin.

—¿La de la JYP?

—Sí, pero ahora está en Australia, la familia JYP se ha ido expandiendo… y muchos de mi familia no pueden salir del país.

—Además sos la que se encarga de los contactos…

Roseanne me miró, inmóvil, y bajamos del taxi en nuestro hotel. Por supuesto, era de lujo. Estaba viviendo una vida que no me correspondía, aunque de vez en cuando debía acordarme de que todo podía terminar ese mismo día.

Llegamos a nuestra habitación y Roseanne llamó a su casa. Me pareció un gesto tierno, aunque rápidamente entendí que era para asegurarse de los pasos a seguir.

—Tenemos que ir ahora— dijo mientras se armaba— ¿Qué? Espero no tener que usarla.

Nos vino a buscar un chófer que no dijo palabra y emprendimos camino.

—Antes— habló Roseanne por lo bajo— quiero que vayamos a un lugar.

Mi cuerpo se tensó del miedo. A veces me sucedía, no podía olvidar mágicamente que mi novia era una asesina, una mafiosa. Aunque la amara, siempre estaba la posibilidad de que todo sea una farsa y en realidad me mate para no tener que emplearme nunca más. Este era uno de mis secretos más profundos, no quería desconfiar de ella…

—Vamos a donde siempre, Julio.

El chófer asintió y se metió a una autopista. Estuvimos en viaje lo que pareció una eternidad, pero no había sido tanto. El silencio hace todo más pesado.

Frenamos en lo que parecía un hospital psiquiátrico.

—En media hora— dijo Roseanne y bajamos.

—¿Q-q…?

—¿Recuerdas que sufro de ansiedad social?— preguntó sin mirarme pero tomándome la mano.

—S-sí

—La razón, ella está aquí— contestó mientras señalaba el cartel que rezaba “Hospital Psiquiátrico”

Take Me   //   CHAELISA ;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora